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lunes, 12 de agosto de 2024

Tiene razón Vito Corleone en lo de Puigdemont

Hay un momento en "El Padrino" en el que se reúnen los jefes mafiosos para poner fin a la guerra que mantienen desde hace un tiempo. En el encuentro, Vito Corleone dice que quiere la paz, que ya ha perdido un hijo en esa guerra y no quiere perder más. Todos están de acuerdo en poner fin a los ataques; pero Corleone añade que la condición para mantener esa paz es que nada le pase a Michael, su hijo. Dice algo así como que es una persona supersticiosa, y que si Michael tiene un accidente o hasta le parte un rayo, culpará a los que están allí reunidos y su venganza será terrible.
Todos asienten.

(Puede verse aquí a partir de 04:53)

Puede parecer absurdo que alguien asuma que es responsable de la muerte de una persona porque le caiga un rayo encima; pero este tipo de responsabilidades objetivas favorecen que se extremen las precauciones. 

Si alguien se coloca en una posición que haga levantar sospechas sobre su conducta, pudiera ser que respondiera de lo que sucede, tenga o no tenga la culpa. Es lo que vemos en la escena de "El Padrino" que acabo de compartir.

Un paso por debajo de la responsabilidad objetiva, está la inversión de la carga de la prueba. No es que se responda de una manera objetiva; pero sí que se obliga a una persona a demostrar que no es culpable o, al menos, que ha actuado con toda la diligencia que debía. En "El Padrino" -se trata de la mafia al fin y al cabo- no se da esta oportunidad. Si algo pasa y tú eras el responsable, eres culpable. Punto final, zapatos de cemento y al río.

A la llegada y fuga en Barcelona de Puigdemont se le podría aplicar lo anterior.


Primero los hechos:

- Puigdemont informa de que va a venir a Barcelona.
- Se pide un permiso al ayuntamiento de Barcelona para montar un escenario en el Arco del Triunfo que, todos asumían, sería para algún tipo de acto vinculado con la llegada de Puigdemont a Barcelona.
- Puigdemont aparece en el escenario preparado.
- Acompañan a Puigdemont políticos conocidos, entre ellos, la segunda autoridad de Cataluña, el presidente del Parlamento autonómico.
- Se le permite dar su discurso.
- Tras el discurso, pese a que en el lugar había bastante policía, Puigdemont escapa (y Puigdemont no es Jason Bourne; es una persona normal que no parece tener especiales capacidades atléticas o propias de un agente secreto).
- La operación montada para detenerlo posteriormente causa bastantes molestias a muchos ciudadanos, pero no evita la huída de Puigdemont, que regresa a Bélgica.

Estos hechos, por sí solos ya obligarían a dar explicaciones, muchas explicaciones; pero es que, además, se dan en un contexto muy significativo

- Puigdemont es aliado del presidente del Gobierno español. Sin los votos del grupo de Puigdemont, Pedro Sánchez no estaría en La Moncloa.
- Los contactos entre Puigdemont y el entorno de Puigdemont son frecuentes y reconocidos por todos.
- Se ha publicado, incluso, representantes de Pedro Sánchez habrían desaconsejado que Puigdemont viajar a España porque, según le transmitieron, ellos (el Gobierno) no controlan el Tribunal Supremo (me imagino que a diferencia de otros Tribunales, que sí controlan).


- Illa acaba de ser investido presidente de la Generalitat con los votos de ERC; partido cuyas discrepancias con Junts son notorias; pero que mantiene que las órdenes judiciales contra los implicados en los hechos de 2017 (el intento de derogación de la Constitución en Cataluña para conseguir la secesión del territorio) carecen de fundamento y son una mera persecución judicial. De hecho, Illa, en su discurso de investidura defendió que "nadie debe ser detenido".


Ante todo lo anterior, no hace falta de que existan indicios de culpabilidad para que tanto el PSC como el Gobierno de Cataluña (todavía en manos de ERC el pasado jueves) como el Gobierno de España den explicaciones. Esto, sin embargo, no ha sucedido. Han colocado bajo los focos a unos Mossos d'Esquadra para que nos hablan de "fases semafóricas" y podamos constatar así lo ridículo de su actuación; los que tenían que hablar, los que tenían que explicarse, los que tenían que asumir su responsabilidad, no lo han hecho.

Y no lo han hecho porque la opinión pública tampoco se lo exige. Les basta mantener ese 30% de incondicionales que les votarán hagan lo que hagan para seguir aferrándose al poder; mientras la mitad de la población se siente engañada e indignada.

Porque la convivencia exige que se den ciertas garantías. Si pensamos -y razones hay para pensarlo- que la policía decide arbitrariamente a quién deja de detener, lo que seguirá, como apuntaba agudamente Pastrana en X el otro día, es que decida arbitrariamente a quién detiene (ya ha pasado, precisamente con los Mossos de protagonistas, cuando hostigaron a los grupos que retiraban lazos amarillos del espacio público).



Los Mossos, con su prestigio como cuerpo muy tocado desde hace tiempo, han perdido toda credibilidad (toda) después de la huída de Puigdemont y la rueda de prensa de las "fases semafóricas". Mala cosa es que la seguridad dependa de un cuerpo policial al que cabe hacerle tantos reproches.

Pero, lo peor, es que las sospechas de que el gobierno y el partido socialista algo han tenido que ver con lo que ha pasado son letales para la confianza en las instituciones.

¿Cómo podremos reparar todo el mal que se está haciendo?

No será fácil, y mientras el PSOE siga ya no gobernando, sino siendo relevante para la gobernabilidad, imposible.

Sería bueno también que la oposición asumiera la gravedad de lo que está sucediendo y pusiera en marcha iniciativas que fueran más allá de canutazos. La circunstancia requiere el compromiso de toda la sociedad ante la profundísima degradación institucional en la que hemos caído.

viernes, 2 de agosto de 2024

Venezuela

Siempre es complicado juzgar lo que sucede en otros países.
En la última semana, sin embargo, hemos tenido elementos más que sobrados para poder opinar sobre lo que está sucediendo en Venezuela. Y lo que está pasando es indignante.



Como es sabido, había elecciones presidenciales. La lucha no era justa, tal y como constató el centro Carter en su informe sobre las elecciones; donde destaca el desequilibrio en favor del candidato que ya era presidente, Maduro, en detrimento de otros candidatos.

En los días previos a las elecciones vimos, además, cómo se denegaba la entrada de observadores extranjeros invitados por la oposición


Mientras que sí eran admitidos aquellos políticos extranjeros cercanos al régimen de Maduro


Pese a todo lo anterior, las elecciones fueron ganadas por la oposición. Las actas publicadas no dejan lugar a dudas. Pueden consultarse en este enlace: https://resultadosconvzla.com/.


Obvimente, puede pensarse que la información que ofrece la oposición está sesgada; pero en la web pueden consultarse el 81% de las actas electorales. Actas como ésta que comparto aquí. Cualquiera puede entrar y obtener todas las que quiera.







A lo anterior hay que añadir que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), sin publicar actas ni detallar resultados, pocas horas después de cerrarse los colegios, proclamó como vencedor a Maduro, sin atender a las informaciones y datos que indicaban que el resultado era otro.


Hasta hoy, el CNE no ha mostrado las actas de las elecciones. Transcurridos cinco días ya, y habiendo ofrecido la oposición las actas digitalizadas que comentaba antes, la única conclusión posible es que la victoria en las elecciones, pese a las trabas y desventajas que señalaba el centro Carter, ha sido para la oposición y que el CNE ha mentido abiertamente al dar como vencedor a Maduro. Este es un hecho que nadie pueda negar.

La comunidad internacional, sin embargo, se ha mostrado dubitativa ante el proceso. Pese a la evidencia del fraude, varios países aún insisten en pedir al CNE que muestre las actas electorales; cuando es obvio que a estas alturas esa exigencia carece de sentido ante un organismo absolutamente deslegitimado por su fraudulenta proclamación de Maduro el mismo domingo. En ese sentido, es preciso destacar positivamente la declaración de Estados Unidos en el sentido de que considera vencedor de las elecciones a Edmundo González, el candidato de la oposición.


Ante su derrota, el régimen de Maduro ha reaccionado con violencia. Tras la fraudulenta proclamación del CNE, Maduro ha amenazado a la oposición, tal y como puede verse en este vídeo.


Y ya han comenzado las detenciones irregulares de miembros de la oposición.


Y patrullas pro-Maduro han intentado rodear la embajada de Argentina en Venezuela, donde se encuentran miembros de la oposición venezolana


Los objetivos principales de Maduro son Edmundo González, candidato de la oposición y vencedor en las elecciones del pasado domingo


Y María Corina Machado, líder de la oposición; pero a quien no se le permitió inscribirse como candidata presidencia (lo que explica su apoyo a Edmundo González como candidato de la oposición).


Machado participó en las protestas que siguieron a la jornada electoral, reclamando que se respetara la voluntad manifestada en las urnas. Aquí puede vérsela dirigiéndose a los antidisturbios desplazados a una de esas protestas.


Rechazó el asilo que le ofrecía Costa Rica y sigue en Venezuela, aunque ha limitado su exposición pública como consecuencia de las amenazas de Maduro. Aun así, ha convocado movilizaciones para este sábado exigiendo que se respete el resultado de las elecciones.


A estas alturas la situación es clara: no hay dudas de que la oposición ganó las elecciones del pasado domingo; pero el régimen de Maduro ha decidido desatender a dicho resultado y mantenerse en el poder por medio de la violencia y la amenaza. Veremos si en Venezuela son suficientes los que deciden dar el paso de protestar hasta convertir la situación en insostenible para Maduro. Por desgracia, sin embargo, la violencia ya ha comenzado y no sería extraño que aumentara; porque quien pretende usar la fuerza, tan solo por la fuerza podrá ser vencido; esto es, la posición que adopten la policía y el ejército será fundamental en los próximos días.

Desde España  no podemos permanecer indiferentes a lo que está sucediendo en Venezuela. Venezuela es un país con vínculos estrechos con España desde siempre, ¿quién no conoce a alguien que tenga algún familiar que hubiera emigrado a Venezuela? Yo mismo los tengo. Además, ahora, y como consecuencia de la diáspora que provocó el chavismo, cientos de miles de venezolanos viven en España.
Aparte de lo anterior, la política de Venezuela y la española están conectadas. Todos recordamos, por ejemplo, el escándalo de un ministro del gobierno de España recibiendo a un alto cargo del gobierno de Maduro que no tenía permitida la entrada en la UE.

José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno de España entre los años 2004 y 2011, antiguo secretario general del PSOE y colaborador de Pedro Sánchez tiene estrechos contactos con Maduro y ha actuado como facilitador suyo en la UE.


Y, como se había indicado un poco más arriba, ha actuado como legitimador de las elecciones del pasado domingo.
Más grave todavía que lo anterior, es la legitimación del fraude electoral por parte de algunas fuerzas políticas españolas. Así, Izquierda Unida, que forma parte de la coalición de gobierno Sumar, pidió que la oposición diera por ganador a Maduro (no empleo el verbo "reconocer" porque solamente se puede reconocer lo que existe y, como hemos visto, no hay tal victoria de Maduro).



Lo mismo ha hecho Bildu, entre otros

Causa una enorme indignación este reconocimiento de lo que es una evidente falsedad, y más cuando ya ha comenzado a intentar imponerse la mentira mediante la violencia y la amenaza, como hemos visto.

Ante esta situación lo que corresponde hacer es reconocer la victoria de Edmundo González y exigir una pacífica transición. Obviamente, un estado extranjero no puede inmiscuirse en los asuntos internos de otro; pero sí cabe denunciar los actos violentos y las amenazas contra la oposición, exigir el respeto de la democracia y estudiar la puesta en marcha de sanciones en caso de que no se permita a la oposición acceder al poder.
Por otra parte, creo que deberían adoptarse medidas respecto a quienes desde España apoyan el abiertamente criminal régimen de Maduro. Que un antiguo presidente del gobierno español haya participado en la farsa que es la proclamación de Maduro como vencedor, pese a las pruebas irrefutables de su derrota no puede sernos ajeno. En Venezuela se amenaza a quienes han ganado las elecciones, hay desaparecidos y ya ha habido muertos entre quienes se manifestaban para exigir el respeto a los resultados electorales. En la medida en la que la jurisdicción española pueda operar, ha de proteger los derechos fundamentales vulnerados e investigar a quienes participan en su vulneración, aunque sea en el extranjero, si se dan las condiciones para ejercer la extraterritorialidad penal.

Cuando se asiste a una injusticia palmaria, a una mentira evidente, a la amenaza y violencia contra quienes han vencido en las elecciones; no queda más que apoyar sin reservas a las víctimas de esa amenaza que, a la vez, son depositarios de las esperanzas de millones de venezolanos, tanto en Venezuela como fuera de ese país. Todo mi apoyo.

Por desgracia, siempre hay motivos para recuperar las palabras con las que concluyo. En este caso, en homenaje a los que defienden la democracia en Venezuela. Que tengan suerte en su propósito y se consiga un país en paz, justicia, libertad y prosperidad.

Libre

Si la muerte llega ahora,
si libre entregas tu sangre y tu luz,
si dejas que la ola el pecho quiebre,
si te abandonas,
si las palmas de las manos ofreces,
si no temes la soga ni el puñal...
nadie por ti vendrá.
Los ojos vivos, la carne que tiembla
mientras aguarda la sombra que llega
y tu rostro comienza ya a tocar.
Ver más allá del final
la brisa entre las hojas,
las conversaciones plácidas,
jóvenes que caminan descuidados,
piel que brilla en el claro atardecer.
Gozar más allá de la oscuridad
sonrisas y amores, suaves caricias
que ya no sentirás.
Si cambias el temor de este instante
por vidas sin violencia ni injusticia
que otros -desconocidos- tendrán;
si hoy la muerte aceptas
sin reproches ni esperanzas, confiando
que algún día la hierba crecerá,
cubrirá las piedras ensangrentadas,
verdearán las rocas arrojadas
y nadie entonces ya recordará
este dolor fatal.
Confiando, sí
que esta noche a punto de llegar
sueño será, oscuro y frío, mortal;
pero sueño al fin, sueño del que alguien,
-otro- despertará.
Confiando, sí
en la mañana en que el niño o la joven,
la mujer o el anciano,
serenos y tranquilos, aburridos quizás,
ignoren que la libertad que tienen,
la seguridad, la prosperidad
aquí fueron ganadas,
la tarde en que supiste
que esa mañana que no verás
más importa que la vida que pierdes,
que el recuerdo y la memoria
que contigo desaparecerán.
Si estas cosas haces,
un beso -el mío- en la frente, al morir,
recibirás.