Ay, ay, ay... que me parece que me he equivocado. Apostaba por Massa frente a Hamilton en anteriores comentarios. Pensaba que el brasileño ya había agotado la mala suerte esta temporada; pero me equivocaba. En Singapur ha vuelto el cenizo a restregar su mano por la chepa de Felipinho y le ha dejado una cara de "no me puedo creer lo que está pasando" que es un poema.
Y es que sin la manguera dichosa otra historia se estaría contando. Hasta ese momento Massa había dominado a Hamilton. Puede que fuera más corto de gasolina que el inglés; pero ahí el safety car jugaba en su favor. Todos tenían que entrar juntos a repostar y, por tanto, la ventaja que pudiera tener Hamilton no serviría de nada. Quizás no hubiera ganado la carrera; pero en cualquier caso Hamilton se hubiera quedado detrás.
Pero todo se torció. La manguera se enganchó y Massa salió a la calle del pit lane con ella adherida a su vehículo. ¡Qué imagen! ¡Qué desesperación! Hasta ahí tuvo mala suerte Massa. No se podía querar parado allí bloqueando la calle de boxes. Tenía que seguir hasta encontrar dónde aparcar; y para su desgracia Ferrari es el campeón del año pasado, y eso implica que su box es el primero de todos. Si su box fuera el último podría parar inmediatamente y arreglar el entuerto. Como era el primero, tuvo que hacer un desfile de la vergüenza ante los ojos incrédulos de toda la familia de la F1. La carrera de los mecánicos de Ferrari tras el coche de Massa fue el complemento perfecto para una actuación ridícula de la escudería italiana. La imagen de Kimi estrellándose contra el muro en las últimas vueltas de la carrera sirvió de colofón a una noche negra para los de rojo. Sin excesivo esfuerzo, Hamilton obtuvo el premio de seis puntos más de ventaja sobre Massa.
Y ganó Alonso. En otro comentario apuntaba que cualquier safety podría tener como consecuencia de que un piloto del fondo de la parrilla con una estrategia arriesgada se viera favorecido. Como hay muchos pilotos que no tienen nada que perder es fácil que cualquier alteración del ritmo normal suponga que gane quien ha acertado con la estrategia adecuada para las especiales circunstancias del gran premio. En este caso el beneficiado fue Alonso. Si el safety car entra dos vueltas antes o tres después no le hubiera servido de casi nada al asturiano. Al producirse el accidente de Piquet justo tras el repostaje de Alonso, éste se encontró con la primera posición virtual, que se convirtió en real cuando entraron a repostar quienes iban a una sóla parada y se cumplieron las sanciones impuestas a quienes repostaron con el pit lane cerrado.
Lo anterior no quiere decir que Alonso no tenga mérito. Lo tiene, y mucho, porque en las primeras vueltas adelantó hasta cuatro puestos en un circuito en el que resulta muy difícil sobrepasar al coche que tienes delante y, una vez que se vio en las primeras posiciones, rodó con un ritmo constante y muy alto. Es claro que si no hubiera tenido el problema en la calificación y la carrera se hubiera desarrollado normalmente hubiera estado peleando por la victoria. Tras la calificación y en una carrera normal lo más probable es que hubiera acabado por detrás de la décima posición. El coche de seguridad permitió que alcanzara la primera victoria tras la del Gran Premio de Italia en 2007.
En fin, una noche blanca de luz en la primera carrera de Fórmula 1 nocturna, que fue luminosa para Renault y Alonso, y negra para Massa y Ferrari.
Lo de la noche blanca y negra fue tema de un comentario que hice en el blog de Lucía Angélica Folino hace unas semanas y aprovecho la coyuntura para colocar aquí aquel comentario con una mínima alteración, no sin recomendar antes una visita a dicho blog.
Rojo, verde, azul;
colores primarios
relucen bajo un cielo estrellado
en la noche blanca y negra
que iluminan tus muslos
acerados.
Descansa la luna en ellos
y el reflejo tornasolado
de sus rayos
hace estallar campo y flores
¿Quien pudiera contar
lo que fue aquella noche,
clara como el día,
en que tus caderas fueron almohada
y compañía?
No recuerdo olores
no recuerdo sabores,
tan solo recuerdo colores
en la noche blanca y negra.
Ha sido muy bueno volver a ver a Alonso en lo más alto del podio, y lo cierto es que el Gran Premio de Singapur contradice a aquellos que ven a la Fórmula 1 como un jueguecito donde siempre ganan los mismos. Yo al menos los pase bien, y con el último s.car casi me da algo.
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