De siempre he sentido curiosidad por el origen y sentido de los tabúes. Quizás por ello sorprendo a veces a mis amigos preguntándoles si saben la razón de la prohibición del canibalismo. Me suelen mirar como si fuera un salvaje, como si la simple duda sobre un punto semejante me convirtiera en potencial caníbal, o como si fuera indecoroso buscar razones para algo tan "evidente". Es claro que esto no satisface mi curiosidad; pero el otro día se me ocurrió una posible explicación que, supongo, es por casi todos sabida o, de lo contrario, habrá sido ya refutada en mil ocasiones. En cualquier caso, como para estas cosas cree este blog paso a detallar mi hipótesis.
Creo que la explicación de la prohibición del canibalismo se relaciona con el paso de la economía paleolítica a la neolítica. De hecho, existen testimonios de que en el Paleolítico se practicaba el canibalismo y, sin embargo, en las culturas históricas esta práctica está, como todos sabemos, generalmente prohibida y, además, proscrita por las costumbres sociales, la ética y la religión. Quizás este cambio esté vinculado al hecho de que en la economía paleolítica los excedentes que generaba el trabajo de cada concreto individuo eran reducidos. Esto es, cada persona dedicaba la mayor parte del tiempo a buscarse su propio sustento (mediante la recolección y la caza) y los escasos excedentes que podía generar eran difícilmente almacenables y, por tanto, aprovechables para otros. En el Neolítico, en cambio, al desarrollarse la agricultura y la ganadería resultaba que cada individuo podía generar excedentes que podían ser aprovechados por otros, lo que permitió la estratificación de la sociedad, creándose una casta superior que vivía de los excedentes que generaban los campesinos.
¿Qué tiene que ver lo anterior con el canibalismo? Pues que en una cultura paleolítica resulta que lo más eficiente que puede hacerse con un enemigo vencido es comérselo, pues no es rentable mantenerlo como esclavo. En el Neolítico, en cambio, el canibalismo es un desperdicio inasumible, porque es mucho más el alimento que puede generar un enemigo vencido convertido en esclavo que el que resulta de comerse su carne. En este contexto, aquellas sociedades que hubiesen generado la prohibición del canibalismo serían más eficientes que aquellas otras que mantuviesen la costumbre de comerse a los enemigos derrotados. Cuanto más intensa fuera el tabú contra el canibalismo más eficiente sería la sociedad. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que las víctimas más apetecibles como alimento (los más jóvenes) serían, al mismo tiempo, aquellos cuyo rendimiento como mano de obra resultaba menos evidente, por tener que mantenerlos durante unos años hasta que pudieran ser realmente útiles. En estas circunstancias un tabú muy intenso favorecería que no se desperdiciaran esos recursos futuros por una satisfacción presente.
En fin, que a mi me gusta esta hipótesis; pero ¿será cierta?
Si en este campo se puede hablar de hipótesis, puede resultar interesante explorarla. Lo que ocurre es que en esta hipótesis se están dando por supuesta la organización social. Y toda organización social, en tanto que tal, genera sus propias instituciones, ceremonias y reglas de convivencia. Y es aquí donde se encuentran demasiados aspectos implicados como para prescindir de las normas éticas (quizá derivadas de otros factores, económicos, religiosos, etc) que toda sociedad genera. De ser esto último cierto, por qué no darle una oportunidad a un concepto ético por excelencia como es el reconocimiento del otro como miembro de la misma especie.
ResponderEliminarHola blade runner, gracias por pasarte y comentar. Claro, lo que planteo es que esas normas éticas prosperan cuando ofrecen una ventaja a la sociedad y, en este caso, la prohibición del canibalismo no era especialmente útil en el paleolítico mientras que si lo era en el neolítico. Probablemente siempre ha habido grupos que lo han proscrito y otros que lo han aceptado, lo que sucede es que en determinadas circunstancias una regla moral concreta no es relevante para el éxito de la sociedad y en otras sí. Cuando esto último sucede la regla se extiende y afirma.
ResponderEliminarUn placer verte por aquí. Saludos.
Tú sabes, Rafa, que los historiadores tenemos muchas preguntas y pocas respuestas. Por ejemplo, sobre las pirámides de Egipto.
ResponderEliminarEl tema del canibalismo podría se una de ellas. Tal vez los antropólogos tengan respuesta a tu pregunta. Yo no, pero veo muy plausible tu razonamiento.
Un abrazo: emilio
Hola Emilio, sobre las pirámides tengo un post anterior. Es un tema que me fascina. Sí, quizás los antropólogos sepan la respuesta a estas cosas, quizás para ellos sea un tema trivial. Ojalá alguno se pase por aquí y lo comente.
ResponderEliminarGracias por pasarte y comentar. Nos vemos. Un abrazo.