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jueves, 29 de agosto de 2013

¿Gibraltar como modelo?


Me sorprende un tanto el entusiasmo por Gibraltar que muestran algunos independentistas catalanes. Quizás el gesto más notorio de apoyo a las autoridades de la colonia por parte de integrantes del movimiento secesionista es la carta que el diputado de ERC Alfred Bosch ha dirigido al ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo; pero este apoyo no es un caso aislado. En medios proclives al independentismo se muestra este apoyo y en las redes sociales también es apreciable esta tendencia.



Parece que se plantea una equiparación entre la situación de Cataluña y la de Gibraltar (esto es explícito  en la carta de Alfred Bosch) de tal forma que los argumentos en favor de la no reintegración de Gibraltar a España lo serían también para una hipotética secesión de Cataluña. Me parece que esto no es así y creo que merece ser destacado.
En Cataluña los independentistas basan su demanda de secesión en el hecho de que Catalunya es una nación y que, por tanto, tiene derecho a decidir su futuro con libertad. Es más que dudoso el apoyo que el Derecho internacional vigente tiene ese pretendido derecho a la libre determinación de los pueblos proyectado sobre Catalunya, ya que el entendimiento generalizado es que tal derecho se limita a los casos de pueblos coloniales o sometidos a dominación extranjera (al menos eso es lo que estudié cuando cursé Derecho internacional publico en el tercer curso de Derecho), circunstancias que no son aplicables a Catalunya. Pero con independencia de esto lo que interesa destacar es que el argumento independentista descansa en el carácter nacional de Catalunya, esto es, en su condición de nación.
No es este el caso de Gibraltar, que no creo que sea considerado como nación por nadie. Su estatus es el de un territorio británico de ultramar, no el de nación (no es un equivalente a Inglaterra, Escocia o Gales, o a Francia, Alemania o la misma Catalunya) y, desde luego, las Naciones Unidas no lo consideran como tal, sino como un territorio cuya descolonización debe ser negociada por España y el Reino Unido (véase la Resolución de las Naciones Unidas sobre Gibraltar). De hecho, la situación de Cataluña y de Gibraltar serían, desde la perspectiva independentista catalana, prácticamente antitéticas ya que Gibraltar es un territorio cuyos habitantes actuales desean permanecer bajo la soberanía de un Estado diferente de aquél en el que correspondería estar integrado por razones históricas y geográficas. El argumento independentista catalán no se basa únicamente en la voluntad de las personas, sino en las razones históricas y culturales que configuran a Catalunya como una nación diferenciada (en su planteamiento) de España.
Si olvidamos estas razones históricas y culturales y se apoya como principio absoluto la voluntad manifestada por los habitantes, sin importar el mayor o menor tamaño de la ciudadanía que se pronuncia (la población de Gibraltar es de unos 30.000 habitantes), se estaría amparando que, por ejemplo, en una hipotética Cataluña independiente determinados territorios (¿el área metropolitana de Barcelona?) pudieran seguir formando parte de España si esta es la voluntad de los habitantes de tales territorios; algo que, me parece, no está dispuesto a admitir el independentismo catalán; lo que, dicho sea de paso, es poco coherente con el "radical planteamiento democrático" que, según dicen, inspira el "derecho a decidir" (sobre los problemas gramaticales que plantea este presunto derecho a decidir me remito a la entrada en relación al tema que ha escrito Sonia Sierra).

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