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miércoles, 27 de diciembre de 2017

La ley electoral y Cataluña

Una de mis obsesiones es la regulación electoral. En este mismo blog escribí varias veces sobre lo relativamente poco representativo que llega a ser el Congreso como consecuencia de optar por la provincia como circunscripción electoral (aquíaquí, por ejemplo, tras las elecciones de marzo de 2008; y aquí tras las elecciones generales de 2011). Mi tesis es la de que el sistema electoral ha de intentar ser lo más representativo posible; esto es, que su configuración se ajuste en la mayor medida que podamos alcanzar a la que ha manifestado la sociedad en las elecciones; y que otras consideraciones (facilitar la gobernabilidad o sobrerepresentar a las zonas menos pobladas) en caso de que hayan de ser potenciadas (personalmente no veo por qué han de sobrerepresentarse las zonas menos pobladas, por ejemplo) deberían supeditarse a conseguir una representación adecuada del conjunto de la sociedad. Aquí me ocuparé de este tema en relación a las recientes elecciones autonómicas catalanas.

Cataluña está dividida en cuatro circunscripciones. En total se eligen 135 diputados, correspondiendo 85 a Barcelona, 17 a Gerona, 18 a Tarragona y 17 a Lérida. No discutiré ahora la provincia como circunscripción electoral (aunque defiendo que la circunscripción electoral se corresponda con el ámbito de la elección, por lo que la circunscripción ideal -para mí- en unas elecciones catalanas sería el conjunto de Cataluña); sino sobre la distribución de escaños en cada provincia. Y para eso vamos a utilizar un sencillo gráfico:


Este gráfico representa los votos que, idealmente, son necesarios en cada provincia para elegir un diputado. Es el resultado de dividir el número de electores de cada provincia por los escaños que esta provincia tiene asignados. El resultado es el siguiente:

- Barcelona: 3.975.943 electores y 85 escaños. 46.775 electores por escaño.
- Gerona: 429.740 electores y 17 escaños. 29.396 electores por escaño.
- Tarragona: 548.710 electores y 18 escaños. 30.483 electores por escaño.
- Lleida: 297.876 electores y 15 escaños. 19.854 electores  por escaño.

Como puede observarse, el voto de un barcelonés vale bastante menos que el de cualquier otro ciudadano de Cataluña. Así, por ejemplo, un solo ciudadano de Lérida tiene más del doble de "capacidad electoral" que uno de Barcelona (exactamente, un 235% más). ¿Alguna justificación para esta desproporción?

En el gráfico hay una línea horizontal un poco por debajo de la línea de los 40.000 electores. Representa la media de electores necesarios para obtener un diputado en el conjunto de Cataluña. Si dividimos los 5.322.269 electores que hay en Cataluña entre los 135 diputados que se eligen en el Parlamento regional resulta que el resultado es 39.424 electores. Como puede apreciarse para que los ciudadanos de Tarragona, Lérida y Gerona dispongan de una "capacidad electoral" superior a la media de Cataluña, los de Barcelona debemos tener una capacidad electoral inferior a esa media. Si la "capacidad electoral" media es de 100 (la que se correspondería a un sistema en el que se precisarían 39.424 votos para elegir un diputado si la participación es del 100%) esta "capacidad electoral" en la actualidad de los ciudadanos catalanes quedaría así:

- Ciudadanos de Barcelona: 84%
- Ciudadanos de Gerona: 134%
- Ciudadanos de Tarragona: 129%
- Ciudadanos de Lérida: 198%

La pregunta es ¿por qué no se cambia esta situación para hacerla un poco más... ¿nos atrevemos a utilizar la palabra?... un poco más justa? No parece muy complicado. Aquí va una propuesta.
Tal como hemos visto, si dividimos los 5.329.269 electores por 135 escaños en el parlamento regional el resultado es 39.424.
Ahora dividamos en cada provincia el número de electores por 39.424 a ver que sale. El resultado es el siguiente:

Barcelona: 100,85
Gerona: 12,67
Tarragona: 13,91
Lérida: 7,55

Si tomamos la parte entera de la división los diputados por Barcelona serían 100; los de Gerona, 12; los de Tarragona, 13 y los de Lérida, 7. En total 132. Nos faltan tres para llegar a los 135, que se lograría añadiendo un diputado en aquellas provincias cuya parte decimal sea más alta. De acuerdo con esto el resultado final sería:

- Barcelona: 101 diputados.
- Gerona: 13 diputados.
- Tarragona: 14 diputados.
- Lérida: 7 diputados.

De esta forma el voto de cada catalán valdría casi lo mismo. Las diferencias entre dividir el número de electores en cada provincia por el número de diputados que se eligen sería mucho menor que la actual:

- Barcelona: 39.365
- Gerona: 33.056
- Tarragona: 39. 193
- Lérida: 42.553

En un gráfico quedaría así:


Creo que no hay color entre el gráfico anterior y éste. De acuerdo con esta propuesta la igualdad del voto de todos los ciudadanos -que me imagino que es un valor a cuidar- se respeta mucho más que en el sistema actualmente vigente.

¿Afectaría este cambio a los resultados de las elecciones del día 21? Pues sí, también. En estas elecciones, como es sabido, el resultado fue el siguiente:

Cs: 36 escaños.
JXCat: 34 escaños.
ERC: 32 escaños.
PSC: 17 escaños.
CatComú-Podem: 8 escaños.
CUP: 4 escaños.
PP: 4 escaños.

Con la distribución de escaños por provincias que aquí se propone el resultado hubiera sido el siguiente:

Cs: 37 escaños (gana 1).
JXCat: 32 escaños (pierde 2).
ERC: 31 escaños (pierde 1).
PSC: 19 escaños (gana 2).
CatComú-Podem: 8 escaños (queda igual).
CUP: 4 escaños (queda igual).
PP: 4 escaños (queda igual).

Es decir, los partidos independentistas perderían 3 escaños que ganarían los partidos constitucionalistas. Los independentistas se quedarían por debajo de la mayoría absoluta al tener tan solo 67 escaños (la mayoría absoluta está en 68) y los constitucionalistas llegarían a los 60 escaños.
No cabe duda de que en las circunstancias actuales, el hecho de que no todos los votos valgan igual condiciona de manera determinante la configuración del Parlamento. Quizás no sea extraño que quienes se saben infrarrepresentados manifiesten de formas diversas su indignación.
Creo que tenemos una asignatura pendiente con este tema tan delicado, la normativa electoral, y no podemos seguir mirando para otro lado.
¿Nos ponemos a ello?

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