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miércoles, 30 de enero de 2019

El taxi como metáfora

Leía ayer un tweet de García Domínguez sobre el conflicto del taxi que me parece muy acertado:


Taxistas y conductores de Uber y Cabify representan el pasado y el futuro, y como apunta Garcia Domínguez, ambos, pasado y futuro, pueden ser cuantificados. El pasado (taxi) puede etiquetarse como 2000 euros al mes y el futuro (el conductor de Cabify o Uber) como la mitad de esa cantidad; y esto resulta significativo, conectándose con una de las preguntas que más me inquietan y que más deberían inquietarnos: en un mercado completamente libre, sin regulación ¿cuál es el precio de una hora de trabajo?
Creo que la cuestión tiene su miga porque mi hipótesis es que como consecuencia fundamentalmente de la globalización estamos avanzando hacia esa liberalización del mercado laboral que nos sitúa a los europeos en un escenario nuevo, desconocido, el que vendrá determinado por la irrupción de las reglas del mercado en el ámbito laboral.
Hasta ahora no creo que esa haya sido la situación. Hace más de un siglo que se estableció el descanso dominical obligatorio, luego se fijaron horas máximas de trabajo semanal, vacaciones también obligatorias, salarios mínimos y, más importante todavía, mecanismos de negociación colectiva que distorsionaban una fijación del precio del trabajo a partir exclusivamente de las reglas del mercado. Esto, es obvio, está cambiando.
Creo que no nos equivocamos si aventuramos que la progresiva limitación tanto de las regulaciones estatales como de la negociación colectiva han conducido a una bajada del precio de la mano de obra, tanto en lo que se refiere al salario como a las condiciones laborales. Me ocupaba de esto hace un tiempo. Creo que la mayoría tenemos la intuición de que comparativamente ahora los salarios ofrecen un poder adquisitivo menor que hace décadas y es objetivo que la proporción de las rentas salariales en el PIB no deja de disminuir, situándose en España ya por debajo del 50% del PIB. Esto es, menos de la mitad de lo que se produce se destina a la remuneración de los trabajadores.
En esta situación creo que no deja de ser interesante determinar cuál sería el precio de la hora de trabajo en un mercado libre. Me adelanto ya a la típica objeción que se hará a esa pregunta: dependerá de la formación (el viejo truco!), ok, tengamos en cuenta las diferentes formaciones posibles; pero no nos dejemos engañar por el mito de que una buena formación garantiza buenos salarios. No perdamos de vista que el médico que le atiende en urgencias, después de 6 años de carrera y de haber superado una prueba tan dura como el MIR puede ser que no cobre más de 1500 euros al mes; y que hay ingeniero que no llegan a los 1000 o pilotos de líneas aéreas que probablemente se quedan por debajo de los 2000 euros al mes. Quizás podamos especular conque la diferencia entre un trabajo altamente cualificado y otro que no lo es en ese hipotético mercado libre será quizás menor de lo que pensamos. Puede ser que duplique, triplique o cuadriplique uno a otro, siendo el más bajo realmente bajo; pero, en cualquier caso, dejemos esta tarea a los economistas.
Mientras nos responden, el conflicto del taxi nos da algunas pistas. No es que Cabify y Uber no estén reguladas, que lo están; pero existe una diferencia grande entre la rigidez del taxi y la de estas plataformas, así que las remuneraciones de taxistas y conductores de estos otros vehículos pueden darnos alguna pista muy aproximada sobre lo que diferencia el mercado de trabajo regulado (ya sé que empleo mercado de trabajo de una manera muy laxa, puesto que los taxistas son en su mayoría autónomos; pero, como he advertido, toda la reflexión es especulativa, hipotética y, forzosamente, trazada con líneas muy gruesas) y el no regulado; y la diferencia, como hemos visto, es del 50%. Tal como adelantaba el tweet de García Domínguez, el paso del taxi a Uber implicará que los salarios se reduzcan a la mitad.
¿Es eso lo que queremos? Y ahora no pregunto tan solo por el tema del taxi y Uber, sino en general, ¿queremos un mundo en el que el trabajo tendrá una remuneración más baja que la que ahora existe, mucho más baja de la que había en Europa hace décadas?
¿Quién podría responder afirmartivamente a la pregunta anterior? Pero si la respuesta es negativa ¿qué puede hacerse para evitarlo? ¿Poner puertas al campo? ¿Incrementar por vía de regulación los salarios y mejorar las condiciones laborales? ¿Poner límites a la globalización? ¿Existen otras alternativas o deberemos resignarnos a una progresiva depauperación de las condiciones laborales, a una sociedad en la que deberán trabajar ambos miembros de la familia para obtener poco más de 1000 euros al mes?
Me gustaría que los partidos políticos opinaran sobre este problema, porque si hay partidos es para que aborden y resuelvan problemas como éste ¿para qué si no?




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