Páginas

Artículos en "The New York Times"

Artículos en "El País"

Artículos en ABC

Artículos en "El Periódico"

Artículos en "El Mundo"

Artículos en "El Español"

Artículos en "Crónica Global"

Artículos en "Te interesa"

Artículos en "El Universal"

Artículos en "La Razón"

Páginas

martes, 13 de octubre de 2020

Ada Colau y el discurso del odio

Este tweet de Ada Colau da que pensar.


Lo primero en lo que hay que reparar es en que es el tweet de la alcaldesa de Barcelona, de una autoridad pública. Lo que dicen y hacen las autoridades públicas tiene un valor diferente a lo que dicen y hacen los ciudadanos particulares, pues comprometen las instituciones que dirigen. Pretender una quirúrgica separación entre la Ada Colau alcaldesa y la Ada Colau particular es imposible, entre otras cosas porque la difusión y alcance de lo que hace la Ada Colau particular es mucho mayor por la proyección que tiene como alcaldesa de Barcelona.
Entiéndase que lo anterior no es todavía una consideración jurídica en el sentido de que los cargos públicos no puedan utilizar sus cuentas particulares en redes sociales para expresar opiniones personales con total libertad (aunque dudas hay. La jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo obliga, por ejemplo, a que las autoridades públicas, respeten en sus declaraciones la presunción de inocencia, por ejemplo, cosa que no alcanza a los ciudadanos particulares); sino una reflexión sobre la responsabilidad que todos, pero especialmente los cargos públicos, deben ejercer en la difusión pública de sus opiniones.
Y una mínima responsabilidad hubiera aconsejado pensar dos veces antes de publicar este tweet.
El tweet se refiere a un vídeo en apoyo a la figura del rey en el que participan algunos políticos, pero también periodistas, intelectuales, profesores y ciudadanos diversos, muchos de ellos activistas en defensa de los valores democráticos y los principios constitucionales.



Es inequívoco que la alcaldesa de Barcelona se refiere a estos ciudadanos como "monstruos".
No es una crítica a las ideas, no es una discrepancia, no es una descalificación. Es un insulto.
La alcaldesa de Barcelona insulta a ciudadanos que participan en un vídeo en apoyo a la figura del jefe del Estado.
La defensa de unos determinados planteamientos políticos; en este caso, la Constitución de 1978 (pues no es otro el sentido del vídeo) acarrea que una autoridad pública menosprecie e insulte a los ciudadanos que públicamente muestran su adscripción a esos valores.
Tremendo.
Recomendaría a Ada Colau que se leyera la página 9 del reciente informe de la Comisión de Venecia sobre la responsabilidad criminal por llamadas pacíficas a cambios constitucionales radicales, donde se trata del discurso del odio y se rechazan los ataques a grupos o colectivos basados en el insulto, la ridiculización o la calumnia (acompaño imagen de esa página del informe).



¿No es un insulto o ridiculización llamar monstruos a quienes defienden los valores constitucionales?
Así no se construye convivencia, no se sientan las bases para el diálogo, no se avanza hacia una sociedad mejor.
Así se produce división, se crea fractura social, se genera enfrentamiento, se alimenta el odio y se sientan las bases para la confrontación.
¡Qué tremenda irresponsabilidad la de Ada Colau y la de quienes como ella no hacen más que agitar esta confrontación dentro de la sociedad!
¡Qué barbaridad que las autoridades, en vez de soportar las críticas de los ciudadanos, insulten a estos cuando defienden posiciones políticas que les desagradan!

1 comentario: