Para los que sean muy jóvenes (tentado estaba de escribir "demasiado jóvenes"; pero no se puede ser "demasiado" joven) aclararé que el título hace referencia a una frase que se hizo popular en la primera mitad de los 90, durante la campaña electoral en la que Clinton (Bill) derrotó a Bush (padre) en su lucha por la presidencia de los Estados Unidos. Durante aquella campaña, frente a los éxitos en política exterior de Bush, el equipo de Clinton lanzó el slogan "it's the economy, stupid!" para indicar cuáles eran los problemas que realmente preocupaban a los norteamericanos. Desde entonces se usa para indicar lo importante que resulta identificar el punto neurálgico de cualquier problema.
Hoy me he acordado de ella al leer la noticia de que el nuevo responsable de Infraestructuras del Gobierno de Cataluña revisará el proyecto de línea 9 del metro porque "impide hacer políticas de reequilibrio territorial". Y me he acordado porque desde hace catorce años digo a todo el que me quiere oír que los tres principales problemas de Cataluña son el déficit de infraestructuras de transporte, el déficit de infraestructuras de transporte y el déficit de infraestructuras de transporte. Y lo que más me preocupa es que en la clase política nadie lo dice claramente. Cuando llegué a Cataluña en el año 96 me quedé profundamente sorprendido por lo limitado del transporte público. El área metropolitana de Barcelona necesita mucho más un transporte público de calidad que Madrid, porque en Madrid la concentración de población en el núcleo del área metropolitana es mucho mayor que en Barcelona. En Barcelona tan sólo millón y medio de personas viven en la ciudad de Barcelona. En torno a ella se acumula otro millón y medio o dos millones que permanentemente han de moverse por toda el área metropolitana, tanto desde la periferia al centro como entre distintos puntos de la periferia. El área metropolitana es una sola ciudad desde el punto de vista sociológico y económico que, sin embargo, desde el punto de vista de los transportes sigue tratado como un conjunto de pequeñas poblaciones, como si la vida de la gente de Sabadell tuviera que desarrollarse fundamentalmente en Sabadell, la de la gente de Granollers en Granollers y así sucesivamente.
Este planteamiento causa problemas a los ciudadanos, ya que los desplazamientos son largos y llenos de transbordos, incluso sin contar con huelgas averías y otros problemas; pero es que, además, esta limitación en el transporte condiciona el desarrollo económico de toda el área metropolitana. Si los transportes fueran mejores la integración económica y sociológica dentro del área metropolitana sería mucho mayor y eso redundaría en un mayor desarrollo, una mayor actividad económica. Es decir, no se trata tan sólo de hacer que la vida de los ciudadanos de a pie sea mejor (lo que, a lo mejor no preocupa excesivamente a los partidos de derechas, más interesados en los que van en coche o en tractor que de aquéllos que tienen que utilizar (o prefieren utilizar) el transporte público); sino de que la economía mejore. Si queremos estallar como país (en el buen sentido de "estallar") es prioritario mimar el mayor activo de Cataluña: su área metropolitana. Como decía en el título ¡son los transportes, estúpido! porque, al final "¡es la economía (estúpido)!"
Hoy me he acordado de ella al leer la noticia de que el nuevo responsable de Infraestructuras del Gobierno de Cataluña revisará el proyecto de línea 9 del metro porque "impide hacer políticas de reequilibrio territorial". Y me he acordado porque desde hace catorce años digo a todo el que me quiere oír que los tres principales problemas de Cataluña son el déficit de infraestructuras de transporte, el déficit de infraestructuras de transporte y el déficit de infraestructuras de transporte. Y lo que más me preocupa es que en la clase política nadie lo dice claramente. Cuando llegué a Cataluña en el año 96 me quedé profundamente sorprendido por lo limitado del transporte público. El área metropolitana de Barcelona necesita mucho más un transporte público de calidad que Madrid, porque en Madrid la concentración de población en el núcleo del área metropolitana es mucho mayor que en Barcelona. En Barcelona tan sólo millón y medio de personas viven en la ciudad de Barcelona. En torno a ella se acumula otro millón y medio o dos millones que permanentemente han de moverse por toda el área metropolitana, tanto desde la periferia al centro como entre distintos puntos de la periferia. El área metropolitana es una sola ciudad desde el punto de vista sociológico y económico que, sin embargo, desde el punto de vista de los transportes sigue tratado como un conjunto de pequeñas poblaciones, como si la vida de la gente de Sabadell tuviera que desarrollarse fundamentalmente en Sabadell, la de la gente de Granollers en Granollers y así sucesivamente.
Este planteamiento causa problemas a los ciudadanos, ya que los desplazamientos son largos y llenos de transbordos, incluso sin contar con huelgas averías y otros problemas; pero es que, además, esta limitación en el transporte condiciona el desarrollo económico de toda el área metropolitana. Si los transportes fueran mejores la integración económica y sociológica dentro del área metropolitana sería mucho mayor y eso redundaría en un mayor desarrollo, una mayor actividad económica. Es decir, no se trata tan sólo de hacer que la vida de los ciudadanos de a pie sea mejor (lo que, a lo mejor no preocupa excesivamente a los partidos de derechas, más interesados en los que van en coche o en tractor que de aquéllos que tienen que utilizar (o prefieren utilizar) el transporte público); sino de que la economía mejore. Si queremos estallar como país (en el buen sentido de "estallar") es prioritario mimar el mayor activo de Cataluña: su área metropolitana. Como decía en el título ¡son los transportes, estúpido! porque, al final "¡es la economía (estúpido)!"
No os quejeis! Si vierais los transportes públicos de la ciudad de Colonia en Alemania!
ResponderEliminarLa verdad es que los de Colonia no los conozco; sí los de Berlín, y me parece que están mucho mejor que los de Barcelona, y más cerca están los de Madrid, que también están mucho mejor. Pero el tema no es comparar, la cuestión es que estoy convencido de que si se mejorara sensiblemente la red de transporte público en el área metropolitana la economía lo notaría, creceríamos más y, a la larga, la inversión merecería la pena; y eso es independiente de que otros, por desgracia, tengan peores transporte públicos.
ResponderEliminarRafa: Entiendo y comparto el déficit de infraestructuras de Cataluña. Yo no he vivido en Colonia ni en Roterdam y no sé si sus problemas serán peores.
ResponderEliminarPero puedo hablar de Granada: No es que no llegue el AVE. Es peor:Te puedes creer que su ferrocarril está todavía sin electrificar?
Hace unos días fui a una agencia de viajes (?) y pregunté qué combinación había para llegar a San Sebastián (en tren). Todavía estoy esperando la respuesta. Al final, tuve que ir en avión, mucho más caro y contaminante. Por no hablar de las 2 horas para embarcar, de los "transbordos" y de las 2 horas de retraso en Madrid, etc. Un abrazo: emilio
Hola Emilio, sí que me constan los problemas de comunicación que hay con Granada. Recuerdo hace años un viaje desde Asturias que fue toda una odisea, y en una ocasión sufrí lo del cierre del aeropuerto. El avión que tenía que llevarme a Barcelona llegó con retraso, así que no podía ya despegar (eran casi las doce de la noche). Nos metieron en un autobús y nos llevaron a un hotel cerca de Málaga, donde dormimos un par de horas antes de coger otra vez el autobús hasta el aeropuerto de Málaga donde nos metieron en un vuelo a eso de las ocho de la mañana. En fin, que acabé destrozado.
ResponderEliminarLo que sucede es que estos problemas son de una naturaleza distinta. Una cosa es la comunicación a media y larga distancia y otra el transporte del día a día. Para el individuo y para la economía es más importante éste último que el otro. Cuando vivía en Asturias mi casa estaba a cuarenta kilómetros de mi trabajo. Había una autopista razonable y pasaba de mi casa al despacho en media hora. En el área metropolitana de Barcelona media hora es lo que se tarda en recorrer cuatro o cinco kilómetros, con suerte, diez. Si alguien vive a cuarenta kilómetros de Barcelona probablemente tardará más de una hora en llegar a su trabajo y al mínimo problema esta hora se convertirá fácilmente en dos o tres. Si multiplicas todas esas horas perdidas durante un año por un millón (que, probablemente, es la magnitud de las personas que se mueven diariamente por el área metropolitana) te saldría una cantidad en euros que, probablemente, serviría para electrificar todos los trenes de España.
Con esto quiero decir que lo que es prioritario es mejorar la movilidad diaria en las grandes conurbaciones urbanas, no para facilitar la vida a la gente (que también) sino porque esta mejora en los transportes se traduce casi inmediatamente en un crecimiento económico que permitiría mejorar también la situación en otros lugares.
Un abrazo
Pero sí se contruyen aeropuertos...
ResponderEliminarNo me hableis de transportes, soy de Lugo.
Bueno, hasta cierto punto creo que podría justificarse que Barcelona tuviera un aeropuerto. Cuestión distinta es el aeropuerto de Gerona y, sobre todo, el de Lérida, que, parece ser, es un despilfarro injustificado; pero que haya un aeropuerto en Lérida, a un habitante de Barcelona le importa lo mismo que si lo hay en Lugo, no le beneficia en absoluto ni afecta a los problemas de comunicaciones que comento. Es como si te lamentaras de los problemas de transporte de Lugo y yo replicara que no hay motivo para quejarse, que la autopista de Coruña a Santiago está muy bien (y es cierto que está muy bien).
ResponderEliminarAbrazos
Del transporte del día a día también podría contar cosas muy sabrosas de Granada (por hablar de la ciudad en la que actualmente resido), pero también de otras ciudades andaluzas en las que he vivido antes: de Málaga capital te podría escribir un libro más largo que elquijote. Un abrazo: emilio
ResponderEliminarHola Emilio, pues sí, es precisamente en ese transporte diario en el que yo entiendo que hay que centrarse; y es una apuesta que, me parece, casi nadie (en Madrid, sí) asume con el entusiasmo necesario; se ve como una cuestión de política social y, en realidad, es de política económica.
ResponderEliminarUn abrazo.