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lunes, 10 de junio de 2019

De nuevo sobre la Renta Básica de Ciudadanía

Gracias a Antonia Díaz Rodríguez, llego a este artículo de Daron Acemoglu sobre la Renta Básica de Ciudadanía (RBC). Quienes sigan este blog quizás sepan que defiendo la RBC, habiendo llegado a ella a partir de la preocupación por el deterioro de las condiciones laborales (salarios y derechos de los trabajadores, aquí están las entradas que he dedicado a esas cuestiones). Y es por eso que leo con interés lo que puedo (aunque no sea sistemático) sobre la propuesta, sus pros y sus contras.
Este artículo es de los que consideran que la RBC es una mala propuesta (de hecho ese es el título del artículo: "Por qué la renta universal básica es una mala idea". Aclaro que a los efectos que a mí interesan no hay diferencia entre la RBC y la renta universal básica. Con los dos nombres se trata de ofrecer un ingreso mínimo a todas las personas absolutamente incondicionado. A continuación examinará los problema que el autor ve en relación a esa propuesta, advirtiendo que está escrito desde la perspectiva de Estados Unidos, lo que hace que las cosas se planteen de una manera algo diferente a como se ven desde España.



Lo primero que deja caer el autor es que la RBC sería prohibitivamente cara. Dice que en Estados Unidos una renta mínima de 1000 dólares por mes para todos los ciudadanos (327 millones de personas) sería prácticamente equivalente al presupuesto federal de Estados Unidos.


Bueno, todo es cómo se presenten las cosas. No me meteré excesivamente en la perspectiva de Estados Unidos, pero incluso desde ésta si en vez de hablar de una RBC de 1000 dolores al mes lo hacemos de una de 600 dolores al mes, resultará que la cantidad final resultante no será de casi 4 billones de dólares, sino de menos de 2,4 billones de dólares; lo que puesto en términos de porcentaje sobre el PIB de Estados Unidos sería menos de un 14% del PIB. Es mucho dinero, por supuesto, pero en porcentaje sobre el PIB es, como vemos, un 14%. El gasto en pensiones en España  en el año 2017 fue de un 10,5% del PIB.
En España una RBC de 350 euros por persona al mes (más de 1000 euros al mes para una familia de 3 personas) supondría un coste de unos 196.000 millones de euros anuales, un 16% del PIB. Evidentemente, la introducción de esta medida supondría la necesidad de cambios y reestructuraciones en los gastos públicos; pero no creo que pueda decirse que es imposible de aplicar.
Evidentemente, la introducción de esta RBC supondría sacrificar otros programas sociales, tal como se señalar en este artículo; pero no creo que eso pueda ser considerado una idea "terrible" como hace el autor. En primer lugar, el fantasma de los "niños hambrientos" que agita no tiene sentido; puesto que las familias dispondrían de ingresos mínimos que evitarían la pobreza infantil que ahora padecemos; y, por supuesto, nadie dice que se tengan que eliminar las instituciones de acogida para los niños que carecen de familia. Es obvio que aún con la RBC deberían mantenerse ciertos programas que cubren lo que la RBC no cubre; pero serían residuales pues el gran programa social sería precisamente la RBC.
Puede hacerse el mismo comentario en relación a la preocupación de Acemoglu sobre la sanidad. La propuesta de RBC ha de ser compatible con el mantenimiento de los servicios públicos en sanidad y educación de los que ahora disponemos.
Nada tengo que decir sobre la objeción que planea el artículo en relación a que debe evitarse hacer transferencias públicas a quienes pagan impuestos. Sí, con la RBC es lo que sucedería; pero tengo la impresión de que no es una situación nueva. Yo pago impuestos y, sin embrago, también recibo transferencias públicas. Quizás sea malo, pero se me escapa por qué y si es negativo por qué se sigue haciendo.
El punto quizás más interesante es el relativo a la interpretación de los cambios producidos en el mercado de trabajo en los últimos lustros. Acemoglu sostiene que no hay evidencias de que el trabajo como lo conocemos vaya a desaparecer, sino que lo que se está produciendo es una reestructuración del mismo.
Bueno, podemos estar de acuerdo. Se está produciendo una reestructuración del mercado laboral que no llevará a la desaparición del trabajo tal como lo conocemos, sino que llevará -ya está llevando- a una devaluación de las condiciones de trabajo. El dato objetivo es que la participación de los salarios en el PIB no deja de disminuir en términos globales y que si nos alejamos de las medias y consideramos los contratos de la mayoría de los trabajadores constataremos que en países como España el salario más frecuente no llega a los 1400 euros mensuales (teniendo en cuenta las pagas extraordinarias, se colocaría en torno los 1200 euros mensuales) y que las condiciones laborales (precariedad) también se han devaluado.
Es precisamente esta "reestructuración" la que me parece problemática y a la que deberíamos hacer frente, puesto que más allá de la justicia social, la devaluación de los salarios contrae la economía (véase el caso de Grecia o las continuas recomendaciones de la UE a España en el sentido de que los salarios deberían aumentar) y provoca inestabilidad social. El auge de los populismos y nacionalismos en Europa no es seguramente ajeno a estas "reestructuraciones" del mercado de trabajo.
Frente a esto las propuestas del artículo son la adopción de medidas para crear puestos de trabajo de "clase media". Estas medidas no están excesivamente detalladas, aunque en otro artículo el mismo autor explica que es necesario que las instituciones públicas han de potenciar la investigación y mejorar la formación de los trabajadores.
Me encanta el optimismo; pero la realidad es dura. Ciertamente siempre existen algunos trabajos con alta demanda y en los que se obtienen buenos salarios; pero eso tiene poco que ver con la formación. En España, por ejemplo, hace 15 años los encofrados cobraban lo que querían y trabajaban cuando les daba la gana. Era el boom de la construcción. Hoy en día los ingenieros más jóvenes están cobrando menos que los oficiales más veteranos que todavía conservan salarios que proceden de las época de bonanza. A cada nueva reestructuración laboral esos salarios "antiguos" desaparecen y son sustituidos por otros bastante inferiores. Se ha visto en la banca, en la industria, en los servicios...
Sí, no será inmediato, pero los signos son claros y quizás fuera conveniente abordarlos. La RBC puede ser una solución y no acabo de ver cuáles son sus problemas en tanto en cuanto no se revierta la situación mediante esas medidas tendentes a mejorar la investigación (en España, donde las condiciones de trabajo de los investigadores son las que son, esas propuestas suenan a chiste) y conseguir que mediante la formación se consiga, por ejemplo, elevar el salario y mejorar las condiciones laborales de médicos, ingenieros, biólogos, abogados... y demás profesionales cualificados.
Finalmente, la crítica a la medida es de una superficialidad que asusta, puesto que la vincula con el conocido "pan y circo" de los imperios romano y bizantino.


Bueno, tengo poco conocimiento de lo que suponían en los imperios romano y bizantino las políticas de distribución de alimentos entre la población; pero detecto en la crítica esa clásica preocupación por la promoción del trabajo y la necesidad de que todos realicen actividades productivas, desincentivando la ociosidad.
Esta es una crítica habitual a la RBC. La oigo con frecuencia cuando lo propongo ¿quién trabajará? La respuesta es que dado que la RBC es completamente compatible con el trabajo nada impedirá que quien desee trabajar lo haga; y mi predicción es que la mayoría de la población querrá trabajar, tanto para realizarse como para tener ingresos por encima de esos poco más de mil euros que una familia  de tres miembros recibiría cada mes.
¿Y si tenemos menos trabajadores que los necesarios para sostener la economía? Bueno, ahora en España trabajan una de cada dos personas en edad de hacerlo. La RBC ¿llevará a que más de la mitad de las personas opten por no trabajar? Lo dudo.
Si vamos a reflexionar de forma libre sobre la RBC no me quedaría en el romano "pan y circo" sino en la constatación de que una gran parte de los logros de nuestra civilización han sido fruto de personas que no tenían la necesidad de trabajar. Ese 1% de propietarios que en la historia han sido en buena medida responsables de la ciencia, el arte, la cultura, la filosofía... ¿cuántos Aristóteles, Montaigne o Voltaire hemos perdido porque estaban en el 99% que tenía que arar la tierra, servir o cuidar caballos?
La RBC ofrecería a todos la oportunidad de desarrollarse con una mayor libertad que aquella de la que ahora gozamos. Supondría un cambio radical en nuestra sociedad. No es un apaño, sino una transformación radical.
Creo que, al menos, deberíamos debatirlo.

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