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sábado, 1 de enero de 2022

Si todo pasara en un año... o en una vida

Último día del año... cuando era niño esperaba al 31 de diciembre para rememorar toda la historia de la Tierra. En algún momento había leído uno de esos artículos en los que explicaba que si el Sistema Solar hubiera nacido el 1 de enero y toda su vida se concentrara en un solo año, los seres humanos apareceríamos el 31 de diciembre ya por la tarde, que nuestra especie no surgiría hasta que faltara media hora para acabar el año y que acontecimientos como en nacimiento de Jesucristo o el descubrimiento de América no se producirían más que unos pocos segundos antes las campanadas (hay que pensar que a esta escala cada segundo es más de un siglo).


El paso del tiempo es otro misterio, y las diferentes magnitudes en que se desenvuelve provocan vértigo. Hace poco le daba vueltas a la cantidad mínima de tiempo, el intervalo de Planck, que es el tiempo en el que un fotón, viajando a la velocidad de la luz, atraviesa una distancia igual a la longitud de Planck (la longitud de Planck es del orden de 10 elevado a -35 metros). Ese tiempo es del orden de 10 elevado a -44 segundos. Es decir, si ese tiempo de Planck fuera una décima de segundo (quizás el intervalo más corto que podemos aún apreciar en nuestra experiencia), un segundo serían... 10 elevado a 43 segundos. Para hacerse una idea, centenares de billones de billones de veces la edad de nuestro Universo. Completamente inimaginable; tan solo podemos intuir que en el Universo ocurren fenómenos que no podemos siquiera concebir a escalas que son completamente diferentes de las que manejamos nosotros.


El tiempo de Planck y lo que implica está creo que definitivamente fuera de las posibilidades que nos ofrece cualquier escala; pero en lo que se refiere a la vida de nuestro Sistema Solar quizás sí es posible intentar hacerse una idea mediante una escala; pero para eso no me quedaré con la que reduce la historia hasta el presente de nuestra estrella a un solo año. Prefiero otra en la que la vida de nuestro sol ocupa 80 años, más o menos como la vida media de una persona.
Esos 80 años han de representas 12.000 millones de años, que es, más o menos, la vida que se supone que tendrá nuestra estrella. En esta escala, por tanto, cada año son 150 millones de años. Cada día, por tanto, unos 400.000 años; cada hora, unos 17.000 años; cada segundo, casi 5 años.


En esa escala el Sol tendría ahora unos 30 años, podemos imaginarnos que mañana, 1 de enero de 2022, cumpliría 31 (nacido el 1 de enero de 1991, por tanto), y aún le quedarían casi otros 50 de vida.
Ahora bien, no en todos ellos la Tierra sería habitable. Lo veremos enseguida; pero antes veamos a esa escala algunos acontecimientos de nuestro pasado.
La vida en la Tierra habría aparecido pronto, hace aproximadamente 4000 millones de años, cuando el Sistema Solar tenía tan solo 3 años, hacia 1994. Sería, sin embargo, una vida sencilla hasta hace relativamente poco. Solamente hace unos 1000 millones de años; o sea, en nuestra escala hace tan solo 7 años, en 2014 aparecerían los primeros organismos pluricelulares. La explosión cámbrica no se daría hasta hace 500 millones de años; esto es, en el años 2017. Los dinosaurios aparecieron hace unos 250 millones de años (en abril de 2020) y se extinguieron (excepto las aves) hace 65 millones de años; es decir, a mediados de julio de 2021.
Los primeros seres humanos (Lucy y los australopitecos) son de hace unos 4 millones de años; o sea, ya de diciembre, y nuestra propia especie, el homo sapiens, habría surgido en África hace 200.000 años; esto es, el 31 de diciembre al mediodía. Tan solo hace 40.000 años (hacia las nueve de la noche), habríamos emigrado fuera de África, las pinturas de Altamira habrían sido realizadas un poco después de las 11 de la noche del 31 de diciembre, el nacimiento de Cristo se habría producido a las 23.53, la llegada de Colón a América después de las 23.58 y la Revolución Francesa ya en el último minuto del año. La Constitución de 1978 habría sido promulgada 8 segundos antes de acabara el año. Y si no nos detenemos aquí, cuando nos levantemos el 1 de enero ya estaremos más de 100.000 años en el futuro. Los madrugadores que se despierten, incluso el primer día del año, a las siete de la mañana estarán en el año 119.000. Quienes esperen hasta las diez ya saldrán de la cama en el 170.000. Para Reyes habrán pasado dos millones de años  y en junio estaremos 65 millones de años en el futuro; el mismo tiempo que ha transcurrido desde la extinción de los dinosaurios. ¿Existirá nuestra especie entonces? ¿Quién lo puede saber?; si así fuera estaríamos viviendo ahora un momento realmente excepcional, pues nos encontraríamos en los primeros 200.000 años de una historia que se extendería por millones más. Esto es, ahora sería el primer 0,4% de la historia de nuestra especie; el equivalente a los dinosaurios que vivieron hace 250 millones de años y que no sospechaban que a su especie aún le quedaban otros 190 millones de años de vida.





Aparte de lo anterior, lo cierto es que la historia que conocemos, desde el Paleolítico hasta la actualidad ocupa un brevísimo espacio en la vida del Sistema Solar; una hora en 30 años; y dentro de esa hora, la historia documentada ocuparía apenas 15 minutos. Ahora, como veíamos, podemos soñar que estamos viviendo un momento excepcional, el del nacimiento de una era humana que se extenderá por millones de años en el futuro (varios años en nuestra escala); pero démonos cuenta que en la historia de la Tierra nuestra especie apenas ha ocupado una fracción mínima de su tiempo (un 0,1% si contamos todas las especies humanas, un 0,005% si contamos nuestra propia especie; y poco más de un 0,0001% si contamos la historia escrita). No existen indicios que nos lleven a pensar que el conjunto de  nuestra historia como especie alcance una magnitud diferente. Siempre estaríamos hablando de unas pocas horas, días a lo sumo. Ahora bien, también es justo reconocer que lo anterior es una especulación, porque no hay manera de saber cuánto se extenderá en el tiempo la presencia de nuestra especie en la Tierra; aunque con el límite que se deriva de la propia finitud de la Tierra, que dejará de ser habitable, como mucho en mil millones de años.
En nuestra escala 1000 millones de años son 6 años; esto es, cuando el Sol tenga 37 años y aún no haya alcanzado la mitad de su vida la Tierra dejará de ser un planeta habitable. Nuestra huella en la Tierra desaparecerá irremediablemente.


De todas formas, el calentamiento del Sol, que llevará a que la Tierra deje de ser habitable, puede hacer que otros planetas que ahora no lo son cambien radicalmente. Quienes existan entonces, en ese futuro lejano (si, cambiando de imagen, suponemos que un año es un milímetro, las pirámides de Egipto están a cuatro metros tras nosotros, mientras que ese futuro en el que la Tierra dejará de ser habitable por el aumento de la energía que emite el Sol sucederá mil kilómetros por delante de nosotros. En esta escala, una vida humana son menos de diez centímetros) podrían, quizás asentarse en Marte o en alguna de las lunas de Júpiter. A medida que pasen los años y el Sol aumente de tamaño tendrían que ir desplazándose a planetas cada vez más externos al Sistema Solar. Cuando el Sol se convierta en una estrella del tipo gigante roja, con un diámetro que llegará a la órbita actual de la Tierra, tan solo los objetos situados más allá de Neptuno pueden tener posibilidades de albergar vida semejante a la nuestra. Eso sucederá en más de 7000 millones de años; esto es, en nuestra escala, dentro de más de 45 años, hacia el año 2067, cuando ya le quede muy poco tiempo al Sol para vivir, apenas unos pocos años.
Hacia el año 2071 (en nuestra escala) el Sol moriría, convirtiéndose en una enana blanca y haciendo que el Sistema Solar colapse.
El Universo existía antes que el Sol (en nuestra escala el Universo habría nacido en 1930, más de 60 años antes que el Sol) y puede extenderse hacia el futuro sin que sepamos cuál podría ser su límite. En medio de esos años, más de un siglo, nuestra especie habría ocupado tan solo un día, un día entre decenas de miles; y la mayor parte de ese tiempo correspondería a los miles de años que precedieron a la historia escrita. Todo aquello que conocemos a través de crónicas, literatura, mitos o historias quedaría reducido a unos minutos en medio de varios siglos.
El tiempo nos rodea como un desierto rodea a un oasis.


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