miércoles, 22 de febrero de 2023

UAB, 21 de febrero de 2023

El 21 de febrero de 2023 hubo nueva carpa de S'ha Acabat! en la UAB; pero esta vez fue, en parte, diferente a otras ocasiones.


Los jóvenes de S'ha Acabat! estaban acompañados por algunos compañeros de la asociación "Libertad sin Ira", un movimiento universitario de la Comunidad de Madrid que defiende la libertad de expresión dentro de las universidades y que tiene su particular frente abierto en el campus de Somosaguas de la Complutense, donde los movimientos denominados (o autodenominados; a estas alturas ya el matiz me importa poco) "de izquierdas", intentan excluir a quienes no comparten sus planteamientos, como hemos tenido ocasión de comprobar en algunos escraches, como los vividos por Rosa Díez o, más recientemente, por Isabel Díaz Ayuso. Esta es la foto de familia del grupo.
La actividad de la carpa comenzó a las 15:30 y hasta las 16:30 se desarrolló sin incidentes. Más o menos a esa hora, sin embargo, un grupo de encapuchados bajó corriendo desde el bosquecillo que se ve detrás de la carpa y lanzó huevos rellenos de pintura contra la carpa. Parecía el comienzo de un acoso como los que habíamos visto en ocasiones anteriores; pero esta vez junto con el personal de seguridad de la UAB, intervinieron Mossos d'Esquadra que persiguieron a los encapuchados y lograron atrapar a uno, al que vimos que llevaban sujeto entre dos policías tras haberle quitado la capucha.
En otras ocasiones me quejé de la inacción de la policía, o de una actuación que impedía de hecho que se pudiera realizar el acto que había sido convocado. Ayer, sin embargo, a mi juicio la actuación fue la que tenía que ser: la policía no estaba pegada la carpa, lo que hubiera sido un obstáculo para la labor de difusión de la información y contacto con estudiantes que se pretendía; pero cuando fue necesario actuó con rapidez y, a diferencia de lo que había pasado en otras ocasiones, sí que se practicaron detenciones, tal y como reconoce la asociación que parece asumir la responsabilidad del ataque.


Esta era una vieja reclamación. La policía no ha de limitarse a interponerse entre agresores y agredidos, sino que ha de perseguir a los agresores y garantizar que todos puedan expresarse con libertad. Los Mossos d'Esquadra en demasiadas ocasiones o bien habían estado ausentes o bien se habían limitado a evitar daños físicos sin hacer aquello que es constitucionalmente obligado: garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales. Ayer, en cambio, actuaron como ha de hacerlo la policía en un país democrático.
Un pequeño signo de esperanza. El objetivo no es que colocar una carpa con la bandera de España en la UAB sea un acto heroico, sino que se viva con normalidad, y para ello es fundamental el papel de la policía transmitiendo a quienes quieren impedirlo que no es legítimo en democracia utilizar la fuerza para impedir que otro se exprese.

viernes, 10 de febrero de 2023

El índice de democracia de "The Economist". Edición de 2022

Como siempre, el índice de democracia de "The Economist" aporta datos interesantes. Como todos los índices, por supuesto, ha de mirarse con cierto escepticismo; porque medir la calidad democrática de un país implicará siempre cierto grado de subjetividad y la posibilidad de discutir los criterios que se utilizan y cómo se ponderan. En cualquier caso, esta es información que se puede encontrar en este enlace de wikipedia.
El resultado del informe correspondiente al año 2022 es que 24 países entran en la categoría de "democracias plenas"; esto es, aquellos que, en la puntuación del estudio obtienen 8 puntos o más (el máximo es 10). Por debajo de estas democracias plenas nos encontramos con 48 países que son democracias defectuosas. Tras estos están los países que no pueden ser considerados democráticos, y que se dividen en dos subgrupos: regímenes híbridos (36 países) y regímenes autoritarios (59 países).



Por continentes, Europa es el que más países aporta a las democracias plenas (14), mientras que Asia cuenta con 3 (Taiwan, Japón y Corea del Sur); Oceanía con 2 (Australia y Nueva Zelanda); Sudamérica dos también (Uruguay y Chile), y uno cada uno América del Norte (Canadá), América Central (Costa Rica) y África (Mauricio).


El mundo anglófono es el más representado. Teniendo en cuenta idiomas que hable más del 50% de la población del país, nos encontramos con que entre las 24 democracias plenas hay 5 países en los que la lengua principal es el inglés (Nueva Zelanda, Irlanda, Canadá, Australia y Reino Unido), mientras que en Mauricio, este papel de lengua principal se lo reparten el inglés y el francés. Los países hispanos también están bien representados, con cuatro (Uruguay, Costa Rica, Chile y España) y también los de habla alemana (Alemania, Austria, Suiza y Luxemburgo). Luxemburgo también ha de ser incluido en el grupo francófono (en el país se hablan ambas lenguas, francés y alemán, además de luxemburgués); en el que también se encuentran Francia y la ya mencionada isla Mauricio.


En los 24 países que son democracias plenas vive tan solo un 8% de la población mundial (635 millones de personas). Los países que son democracias defectuosas añaden casi 2900 millones de personas, pero aún así, más de la mitad de la población mundial vive en países que o son regímenes híbridos o directamente autoritarios


Finalmente, en lo que se refiere a la consideración global de los datos; es también interesante ver la forma de gobierno de los países en función de su calidad democrática. De los 24 países que son democracias plenas, 10 son monarquías y 14 repúblicas.


En los regímenes autoritarios no se aprecia esta significativa presencia de las monarquías. De los 59 países que son considerados regímenes autoritarios, 49 son repúblicas


Es un dato que muestra la falacia de vincular la república con una mayor democracia. No hay nada que impida que las monarquías pueden ser más democráticas que las repúblicas. Los datos parecen corroborarlo y, además, hay razones que lo explican.



Volviendo al índice. Este año, España recupera la posición de democracia plena que tan solo había perdido en el año 2021.


Conviene destacar, sin embargo, que España no ha estado nunca en la posición de aquellos países que llegan al "sobresaliente" en democracia; esto es, los que alcanzan una puntuación de 9 sobre 10. En el año 2022 lo consiguen nueve países: Noruega, Nueva Zelanda, Islandia, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Suiza, Irlanda y los Países Bajos. Creo que deberíamos marcarnos como objetivo mejorar la calidad de nuestra democracia con el fin de superar el nivel actual. El diagnóstico de las cosas que han de cambiarse es relativamente sencillo de hacer: respeto escrupuloso a la ley por parte de los poderes públicos, independencia de los tribunales respecto al poder ejecutivo y al legislativo, respeto máximo a la libertad de prensa, de expresión y de opinión y al resto de derechos fundamentales. Hay cosas que podemos hacer en cada uno de estos ámbitos, así como en otro muy relevante: la independencia de los medios de comunicación. Creo que debería ser objetivo que se marcaran los partidos políticos de cara a las próximas elecciones y sería deseable que los ciudadanos nos lo tomáramos en serio y fuera un elemento relevante a la hora de decidir el voto.

Lo anterior no quita para que no nos congratulemos de la posición que ocupa España en el ranking. En el mundo hay muchos países, y estar entre las democracias plenas es algo reservado -como veíamos antes- a menos del 8% de la población mundial.
Incluso dentro de la UE la posición de España es buena; y eso que la UE en su conjunto tiene un alto nivel en el índice democrático, situándose la media de puntuación de los 27 países en un 7,89; muy cerca del nivel de la democracia plena. En el grupo, España ocupa la posición 10 de 27; por delante de países como Bélgica, Italia o los países bálticos.


No puede dejar de señalarse, sin embargo, que en la UE hay cuatro países que ni siquiera alcanzan una puntuación de 7 sobre 10 (Hungría, Bulgaria, Croacia y Rumanía). Como digo, el índice ha de mirarse con un cierto escepticismo; pero no debería dejar de preocuparnos que en un bloque que explícitamente se fundamenta en el respeto a los principios democráticos y a los derechos humanos, haya varios países que están más cerca de caer al grupo de los regímenes híbridos que de alcanzar el nivel de democracia plena.

En conclusión, como todos los rankings, hay que mirarlo con distancia, pero siempre preguntándose qué razones explican que no se tenga una posición mejor de la que ahora disfrutamos.


sábado, 4 de febrero de 2023

Salario mínimo y salario medio

En estos días se ha sabido que el gobierno volverá a incrementar el salario mínimo interprofesional (SMI), llegando a los 15.120 euros anuales. Es un incremento significativo, que consolida el incremento del SMI en los últimos años, pasando de los menos de 9.000 euros anuales en el año 2012 a los más de 15.000 de este año.

Grafico 1


Es un incremento que es relevante, incluso si tenemos en cuenta el efecto de la inflación. Así, el gráfico anterior, corregido teniendo en cuenta el poder adquisitivo en el año 2012; esto es, descontando en las subidas del SMI el efecto de la inflación, nos da el siguiente resultado:

Gráfico 2


Ahora bien, el análisis de los salarios debe ir más allá del SMI. Son varios los datos que se pueden considerar, pero me quedaré, de momento, con uno: el salario medio, que resulta de dividir el conjunto de recursos dedicados a salarios entre el número de asalariados. Poner en relación este indicador con el SMI puede resultar interesante, puesto que mientras el primero es fruto de una decisión del gobierno, el primero, el salario medio, nos indica el punto en el que se cruzan la oferta y la demanda de trabajo. Es decir, nos indica cómo se mueve el mercado de trabajo más allá de las regulaciones que pueda establecer el gobierno. Las gráficas correspondientes al salario medio en España entre el 2012 y el 2021 (todavía no he encontrado los datos correspondientes a 2022) serían las siguientes. La primera en valor nominal y la segunda teniendo en cuenta el efecto de la inflación.

Gráfico 3


Gráfico 4


Vemos como hay una diferencia significativa entre la gráfica del SMI y la del salario medio. Mientras que el SMI no ha dejado de incrementarse en los últimos años, el salario medio no ha dejado de bajar, lo que es aún más evidente si se tiene en cuenta el efecto de la inflación. Creo que puede ser interesante ver juntas ambas gráficas. Si le damos al SMI en el año 2012 veremos cómo ha evolucionado el SMI y el salario medio teniendo en cuenta los efectos de la inflación; esto es, cuál ha sido la evolución del poder adquisitivo tanto de quien disfruta del SMI como de quien gana el salario medio en España.

Gráfico 5


Nos encontramos con dos líneas que se van acercando, de forma especialmente pronunciada en los últimos cuatro años; de tal forma que mientras en 2012 el salario medio era más de tres veces el SMI, en el año 2021 era apenas 2 y en este año 2023 quizás nos encontremos con que el salario medio es menos de dos veces el SMI. En el gráfico siguiente veremos cómo ha evolucionado la relación entre SMI y salario medio.

Gráfico 6


La comparación con otros países también puede ser interesante. En el siguiente gráfico se compara SMI y salario medio en distintos lugares. Como se verá, España está entre los países en los que la relación entre SMI y salario medio es más baja.

Gráfico 7


Creo que los datos anteriores deberían ser analizados. Desde hace tiempo muestro mi preocupación por la disminución de los salarios. No solamente en España, sino a nivel mundial. Desde hace tiempo, la parte del PIB que cada país dedica a salarios disminuye. Las rentas del trabajo tienen un peso cada vez menor en el conjunto de la economía. Me he ocupado en otras entradas de esta cuestión que, como vemos, la subida del SMI no hace más que maquillar. Por mucho que el SMI haya subido en los últimos años en nuestro país, el salario medio, teniendo en cuenta el deterioro que provoca la inflación sobre las subidas nominales del salario, ha disminuido significativamente. En concreto, el poder adquisitivo del salario medio en España en 2021 es tan solo un 90% el del salario medio hace diez años (véase un poco más arriba el gráfico 4). Es decir, la capacidad adquisitiva de los trabajadores en España, de media, es inferior a la que tenían hace diez años. Como digo, la subida del SMI no puede convertirse en maquillaje de esta realidad que, a mí al menos, me parece preocupante.

Pero todavía hay más: como acabamos de ver (gráfica 6) en diez años el salario medio ha pasado de ser 3 veces el SMI a simplemente doblar este último. De seguir esta tendencia, en otros diez años el salario medio y el SMI se igualarán. Si eso sucediera ¿qué pasaría?
Creo que estamos empezando a verlo. Al subir el SMI, los emolumentos que adquieren los trabajadores con menos formación y menores responsabilidades aumentan; ahora bien, esto no implica que lo que cobran aquellos trabajadores mejor formados aumente; puesto que sus salarios no suben por una decisión del gobierno (a salvo de los trabajadores públicos). La disminución del salario medio real en España nos muestra que esa subida del SMI no hace que todo el resto de salarios suban, sino que se limita a incrementar el suelo del mercado laboral. Así, está empezando a pasar que las diferencias entre salarios de trabajadores sin formación ni experiencia y trabajadores con formación y experiencia comienza a aproximarse (lo mostraría, de alguna forma, la gráfica número 5).

¿Qué consecuencias tendrá lo anterior? Una primera es que será difícil convencer a los más jóvenes para que se formen. Si el salario que van a obtener sin formación y el que conseguirán formándose apenas se diferenciarán ¿para qué dedicar esfuerzos a prepararse o qué sentido tiene invertir en unos estudios universitarios que no ofrecerán salarios más altos que los que te garantiza el SMI?
Obviamente lo anterior es muy esquemático; pero lo cierto es que no sería racional desde una perspectiva económica invertir en formarse si luego esa inversión no daría como resultado unos ingresos mayores a los que uno podría conseguir si no se formara.

No descarto, sin embargo, que ese no sea el futuro. Quiero decir, dada la reducción de la demanda de trabajo como consecuencia de la automatización y robotización de muchas tareas, es posible que nos enfrentemos a un mundo en el que, simplemente, no habrá trabajo para todos, de tal forma que el mercado de trabajo acabará llevando a unos salarios de mera subsistencia. En un mundo así, el SMI marcaría ese mínimo que no podría ser rebasado por abajo; pero, a la vez, se convertiría en un máximo; de tal manera que la elección del trabajo se haría por mera vocación: un celador y un cirujano cobrarían lo mismo, el SMI (y ¡ojo! vean lo que cobran los médicos residentes y asómbrense de lo poco que ganan personas de las que depende el éxito de una operación o el tratamiento de una enfermedad grave); por lo que no serían razones económicas las que llevarían a una u otra profesión.
Quizás no fuera un mundo desagradable; pero, en cualquier caso, sería un mundo diferente al que ahora conocemos; pero vayan acostumbrándose a él; y cuando vean que sube el SMI, fíjense, por favor, en si ha subido o no el salario medio; porque las subidas del SMI que no van acompañadas de subidas del salario medio nos acercan a esa distopía en la que todos cobran igual con independencia de su formación o responsabilidades.
¡Ah, y, por cierto! fíjense también en lo que suponen las pensiones. Si el salario medio no sube, el SMI se incrementa y las pensiones también se incrementan al final todo se acabará igualando. Y no digo que este no sea un objetivo deseable; pero seamos conscientes de lo que implica y a dónde nos lleva.

Gráfico 8



Como puede comprobarse, mientras el salario medio ha mantenido un crecimiento muy modesto, por debajo del incremento del PIB, tanto el salario mínimo interprofesional como el gasto en pensiones han subido mucho más que el conjunto de la economía. El crecimiento del gasto en pensiones nos enfrenta a problemas de sostenibilidad; mientras que el incremento del SMI sin que vaya acompañado de un crecimiento del resto de salarios implica que deja de ser racional dedicar tiempo, esfuerzo y dinero a formarse. Si las diferencias entre el salario de quien no tiene cualificación y de alguien cualificado no son relevantes, la recuperación del dinero no ganado en los años de formación llevaría un tiempo excesivamente largo.

Quizás cuando nuestros hijos nos dicen que lo que quieren ser de mayores es influencers están manteniendo algo profundamente racional, al menos desde el punto de vista económico.