Y esta misma semana leía que se ha publicado un informe donde se ponen en relación ambas conceptos, especificando la relación entre SMI y salario medio en cada Comunidad Autónoma.
Como puede apreciarse, en alguna Comunidad Autónoma (Extremadura) el SMI es ya más del 75% del salario medio; lo que -por lo que comentaba en la entrada- no me parecen buenas noticias. Desde mi perspectiva, lo que hay que conseguir es que aumente el salario medio, y si éste no sube o, incluso baja (como, en términos de poder adquisitivo, pasa en España), la subida del SMI puede acabar llevando a algunos problemas estructurales; pues será difícil convencer a nadie para que se forme si, al final, el salario que va a obtener será el mismo que pueda conseguir sin esa formación (diría que está empezando a pasar). Eso ya sin hablar de la expulsión del mercado laboral de todos aquellos puestos de trabajo que no sean capaces de generar un beneficio que compense la satisfacción del SMI.
De esta forma, la pregunta en la que deberíamos centrarnos es en la razón de que el salario medio en España no aumente. Y para ver qué quiere decir esto lo que he hecho es comparar la relación que hay en varios países entre salario medio y renta per cápita.
¿Para qué?
Bueno, en algunos comentarios al post anterior sobre el SMI se mencionaba que en España el trabajo tenía menos valor añadido que en otros países. Esto es, el trabajo era de peor calidad que el que encontramos en países como Estados Unidos, el Reino Unido o Alemania.
Seguramente es cierto; y esto nos lo dará la diferencia en la renta per cápita de estos países. Así, por ejemplo, la renta per cápita española es tan solo un 43% de la renta per cápita de Estados Unidos; un 65% de la renta per cápita del Reino Unido y un 59% de la renta per cápita de Alemania. De aquí puede derivarse que lo que produce cada trabajador en España tiene menos valor que lo que producen los trabajadores de Alemania, Estados Unidos o del Reino Unido.
Ahora bien, aún hay más; porque siendo lo anterior cierto, también lo es que en Alemania, Bélgica o, incluso, el Reino Unido, la relación entre salario medio y renta per cápita es más alta que en España. Esto es, no solamente es que cada trabajador produzca más, sino que en su salario es una parte mayor de lo producido que la que encontramos en España.
Puede apreciarse en el siguiente gráfico, en el que hay una línea para la renta per cápita, otra para el salario medio y otra para el SMI.
Vemos que la renta per cápita de España respecto a los países seleccionados (sin seguir ningún criterio especial, tan solo para considerar tanto países con un nivel de riqueza mayor que el de España y otros con un nivel inferior), España tiene una renta per cápita que se sitúa bastante por debajo de países como Estados Unidos, Alemania o los Países Bajos; pero también se observa que la relación entre salario medio y renta per cápita en España también es menor que en estos países. Es decir, los comparativamente bajos salarios en España no son consecuencia únicamente de la baja productividad, sino también de un menor traslado de la riqueza a los salarios en España en relación a otros países.
Pongamos un ejemplo concreto: con la renta per cápita que tiene España, si la relación entre salario medio y renta per cápita en España fuera la que hay en Alemania, el salario medio en España no sería de 27570 euros anuales, sino de 31110 euros. Por contra, si Alemania, con la renta per cápita que tiene, gozara de una relación entre salario medio y renta per cápita como la española, resultaría que el salario medio en Alemania no sería de 52800 euros anuales, sino de 46753 euros anuales.
Es decir, no solamente importa la productividad, sino también qué parte de la riqueza va a salarios.
Aparte de lo anterior, el SMI también juega un papel, como hemos visto. Así, en España, pese a que el salario medio es comparativamente bajo, el SMI es comparativamente alto, como puede comprobarse en el "pico" en la línea gris que se aprecia en el punto en el que representa a España. Quizás se aprecia mejor en el gráfico inferior, en que, en tres columnas para cada país, se refleja la relación entre salario medio y renta per cápita, entre SMI y renta per cápita y entre SMI y salario medio.
Probablemente, sin embargo, la imagen no está completa si no consideramos también el gasto en pensiones, tal y como apuntaba en la entrada anterior.
Llegados a este punto, quizás sea bueno considerar la parte del PIB que se dedica a salarios y la que se dedica a pensiones. Estrictamente no podrían sumarse las dos, puesto que hay una parte de los salarios (brutos) que contribuye al gasto en pensiones; pero, haciendo esta salvedad, no creo que esto cambie el planteamiento general, que lo que pretende es identificar qué parte de la riqueza nacional va salarios, qué parte a pensiones y la relación entre unas y otras.
Tomando los países que hemos considerado hasta ahora, tendríamos este gráfico
Este gráfico muestra que la suma de lo que en España se dedica a salarios y a pensiones no está muy alejado de lo que encontramos en otros países. El resultado en España sería un 68% del PIB; por debajo de lo que nos encontramos en Alemania (un 73% del PIB), Francia (74% del PIB) o Bélgica (73% del PIB). Y estamos hablando de proporciones, no estamos considerando valores absolutos; lo que quiere decir que para comparar estos porcentajes el hecho de que el PIB o la renta per cápita en unos y otros sea muy diferente no tiene -en principio- una gran relevancia; porque lo que estamos comentando es qué parte de lo que produce el país va a unas u otros cosas, sin entrar en cuáles son las cantidades en términos absolutos.
¿Dónde está la particularidad de España respecto a otros países (no todos)? En que dentro de esta suma de salarios y pensiones, la proporción de las pensiones es mayor que en otros estados. Si nos fijamos en el gráfico anterior, vemos como en el punto de España hay un "pico" gris, que resulta de añadir a la participación de los salarios en el PIB una muy significativa participación de las pensiones. Se aprecian estos "picos" también en el caso de Bélgica, Francia, Polonia y Portugal. Esto es el resultado de que la proporción entre pensiones y salarios es bastante alta en estos países, tal y como veremos en el siguiente gráfico
Aquí vemos cómo los países en los que las pensiones tienen un peso mayor en relación a los salarios son Francia, Portugal, Polonia y España. En el otro extremo, países como Canadá, Países Bajos, México o Reino Unido muestran un peso menor de las pensiones.
¿Por qué lo anterior es importante? Pues para entender algunas cosas. Por ejemplo, en los Países Bajos, a diferencia de lo que sucede en España, no se espera -por lo general- que la pensión que se obtenga equivalga al salario que se ha venido percibiendo mientras se trabajaba. De esta forma, no es difícil comprender que muestren reticencias hacia España en lo que se refiere al tema de las pensiones en nuestro país, sobre todo si consideramos que España recibe fondos de la Unión Europea que en parte, son resultado de aportaciones que realizan los Países Bajos.
Por supuesto, a esta reticencia puede responderse diciendo que si consideramos salarios y pensiones, la posición de España es similar a la de otros países europeos y, de hecho, prácticamente idéntica a la de los Países Bajos (67% del PIB para salarios y pensiones en los Países Bajos y 68% en España, de acuerdo con los datos que he podido encontrar) y que, por tanto, es una opción legítima optar por salarios más bajos y pensiones más altas; justo la contraria de la que parece existir en los Países Bajos.
Además de lo anterior, nos debería servir para analizar con realismo en qué situación nos encontramos y qué políticas tenemos que abordar en el futuro. Como diríamos llanamente, el dinero no crece en los árboles. Hay el que hay, y si estamos hablando en términos porcentuales, esta cantidad es siempre 100. En la actualidad (bueno, en realidad, hace 2 años, porque los datos de los que se dispone son de 2021), de ese 100, España dedica a salarios y pensiones 68. ¿Puede subirse? Sí, todavía hay margen. Hemos visto que en Francia esa cantidad es 74 y en Alemania, 73. Ahora bien, no puede subir indefinidamente, porque de alguna forma habrá que remunerar al capital, y si aumentan salarios y pensiones, la remuneración del capital disminuye. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el capital puede moverse a donde quiera (y creo que eso explica en parte que los países con menos productividad tengan también una participación menor de los salarios en el PIB: dada la competencia global por la obtención de capitales, no puede reducirse el beneficio que éste obtiene sin arriesgarse a perder inversiones, lo que a medio y largo plazo supone problemas serios); así que los márgenes de los que disponemos son relativamente estrechos.
De lo anterior se deriva que si aumenta el gasto en pensiones, la parte de los salarios en el PIB bajará y el salario medio, en términos reales, también. De hecho, es lo que ha pasado en España en los últimos años: el aumento del gasto en pensiones ha venido acompañado de una disminución del poder adquisitivo del salario medio
La subida del salario medio no maquilla lo anterior. Podremos subir el SMI todo lo que queramos, pero eso no hará que suban el conjunto de los salarios, como hemos visto en el caso de España, y a medio plazo no es imposible que esa subida del SMI suponga una cierta contracción de la economía. Que el SMI iguale el salario medio supondría que estamos ante una economía ya no libre, sino planificada, en la que es una decisión política ya no la que fija el SMI, sino la que fija el salario.
Tenemos que debatir en serio sobre qué modelo de sociedad y de economía queremos, fuera del marco que pretende fijar la demagogia y el NO-DO de un presidente que se toma un café con pensionistas o con jóvenes que cobran el SMI.
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