Creo que es importante que los niños tengan la oportunidad de amar la música.
Afortunadamente, hoy existen varias posibilidades para ello. Las escuelas municipales de música son un magnífico escenario para ese contacto con la música.
Hemos querido que nuestros hijos lo aprovechen. No para que se dediquen profesionalmente a la música; aunque es cosa suya hacerlo si tienen el talento y las ganas necesarias para ello; sino para que conozcan la música y los instrumentos; se familiaricen con la interpretación y disfruten de las clases, los ensayos, los compañeros y los conciertos.
Para los padres, además, ese momento de gozo al ver el niño en el concierto, apreciar la seriedad con la que lo afronta, valorar su esfuerzo y comprobar su evolución; son experiencias muy gratificantes.
Con el paso de los años se ve crecer al niño a la vez que se va modificando lo que toca. Aquí guardaré cuatro momentos en la formación musical de Cecilia, desde que tenía 7 años hasta la actualidad (junio de 2019).
El primero es también su primer concierto, de junio de 2011, cuando aún no había cumplido 8 años.
El segundo es del año siguiente, 2012, también de junio
Para el tercero saltamos cuatro años y medio. Nos vamos a diciembre de 2016, cuando Cecilia interpreta con su compañera Lídia el tercer movimiento del concierto para violín número 2 de Seitz
Y el último vídeo es de junio de 2019. Dos años y medio tras el anterior. Cecilia interpreta el primer movimiento del concierto número 5 de Seitz.
En todos los vídeos menos el segundo quien acompaña al piano es Núria Balcells, la profesora de Cecilia desde que comenzó con el violín, salvo un paréntesis en 2012 como consecuencia de una baja.
Una gran profesora que no solo ha sido importante para Cecilia en el plano musical, sino también en el personal.
Música
Esa infantil transcendencia
de los conciertos
en que madres y padres
vuelcan su amor
entre piedras y notas,
lo encierran en grabaciones,
lo vierten en temblores y emoción
ingenua.
Esa infantil perfección
de la música intentada
por quienes ya no son...,
o mejor,
son;
pero aún
nos recuerdan
...
Esa música creada,
inefable, imperfecta.
de los conciertos
en que madres y padres
vuelcan su amor
entre piedras y notas,
lo encierran en grabaciones,
lo vierten en temblores y emoción
ingenua.
Esa infantil perfección
de la música intentada
por quienes ya no son...,
o mejor,
son;
pero aún
nos recuerdan
...
Esa música creada,
inefable, imperfecta.
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