domingo, 5 de mayo de 2019

Tere








Tere hacia 1948 con dos de sus sobrinos. Sí, esa niña seria que está de pie delante del coche a sus tres años ya tiene sobrinos.



















Primera Comunión. 1952.



En el Instituto, hacia 1958.















Al finalizar el Instituto, hacia 1960.
En la foto de abajo trabajando en ENSIDESA, hacia 1964.











Viaje de novios. En Madrid, septiembre de 1966


















En la playa, en el verano de 1968. El niño pequeño soy yo. Quien está con mi madre y conmigo es Ernesto, un amigo de la familia.













En la boda de mi tío Kicho. 1971.
























Con mi abuela Carmen en Covadonga. Año 1978.











En el día de mi boda, 24 de junio de 2002.











Con Cecilia, 27 de diciembre de 2003.















En agosto de 2008.












En junio de 2009, con Cecilia y Héctor.















En agosto de 2014. Seis de los que se ven en la foto descienden del abuelo de mi madre: dos nietas, un bisnieto y tres tataranietos.







En noviembre de 2018


Hoy es un día en el que muchos niños han entregado a sus madres murales, dibujos o escritos. También en mi casa. No es solo cosa de niños. También los mayores hacemos nuestros murales en homenaje a nuestras madres. Este es el mío, entregado en la distancia y a través de las redes sociales.
El sentimiento es el mismo que el de los niños. Intentar expresar lo inexpresable, esa relación que te une con quien te lo dio todo, te cuidó y mimó, alimentó y vistió, se preocupó y guió. Sentirse amado sin condiciones ni contraprestaciones.
Es cierto que, tal como me habían dicho, hasta que no eres padre no acabas de entender lo que tus padres sentían por ti. Hace años que lo vislumbré y sigo pensando que en esa relación que pasa de padres a hijos, de una generación a otra, está la clave de casi todo.
De casi todo

1 comentario:

Unknown dijo...

Me prestó ver las fotos... eres igual que tu padre,y tu hija mayor igual que tú....😄.El comentario del sentimiento de padre , acertadísimo.