sábado, 29 de septiembre de 2018

La Guerra de Sucesión según la editorial Vicens Vives

Hace cuatro años escribía sobre la forma en que se explicaba a mi hija, entonces en quinto de primaria, la historia de Cataluña, desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Han pasado los años y ahora Cecilia está en 4º de ESO. El otro día me preguntaba por algo que no entendía acerca de la Guerra de Sucesión y le pedí que me enseñara su libro de texto. Se trata de M. García Sebastián y C. Gatell Arimont, "GiH Geografia i Història 4", Barcelona, Vicens Vives, 2016, ISBN: 978-84-682-3601-8.


De nuevo me encontré con una presentación que incluye tergiversaciones, oculta datos que podrían ser relevantes e, incluso, incurre en falsedades. Son solamente dos páginas, pero dos páginas que dan bastante de sí.


Dice el libro (traduzco del catalán) que "La entronización de los Borbones en España significó la introducción del modelo absolutista francés, muy uniformista y centralizador, que no fue bien recibido en la Corona de Aragón por el temor de que no se respetasen sus instituciones. En ese conflicto Castilla se mostró fiel a Felipe V, mientras que la Corona de Aragón optó por el candidato austriaco".
Esta no es una descripción ajustada de lo sucedido. Cuando Felipe V (IV en Aragón) llegó a España juró las leyes de los distintos reinos (en las primeras líneas de la página se dice que "se hizo reconocer en la Corona de Aragón", como si hubiera tenido que vencer algún tipo de resistencia en Aragón que, a mi conocimiento, en ningún momento se manifestó). Este acatamiento a las leyes de los distintos reinos españoles no figura por ningún sitio en el texto. Al revés, se dice que Felipe introdujo una política centralizadora y que como consecuencia de esta política se produjo el rechazo al mismo en la corona de Aragón, lo que es falso. Durante los primeros años de su reinado no hubo ninguna resistencia a Felipe de Borbón en la Corona de Aragón en general ni en Cataluña en particular. Fue en 1705 cuando se inició una revuelta austracista en el interior de Cataluña que acabó llegando a Barcelona. Barcelona fue sitiada por los rebeldes y allí, con la ayuda de una flota inglesa y holandesa junto con tropas austriacas, los rebeldes sometieron a las instituciones catalanas, que permanecían fieles a Felipe V. De hecho, el Presidente de la Generalitat en aquel momento, Francesc de Valls i Freixe, murió durante el sitio de Barcelona como consecuencia de los bombardeos que sufrió la ciudad por la flota que la sitiaba y desde el castillo de Montjuïc, que había sido tomado por los rebeldes partidarios del candidato austriaco; esto es, murió como leal súbdito de Felipe V y oponiéndose al candidato austriaco.
¿Cómo es posible en estas circunstancias decir que "la Corona de Aragón optó por el candidato austriaco" cuando el Presidente de la Generalitat militaba en el bando borbónico?
Se transforma, por tanto, en el libro, el carácter de la guerra civil que fue la Guerra de Sucesión convirtiéndola en una guerra contra Cataluña. En Cataluña hubo personas, pueblos y territorios que se adscribieron al bando borbónico y personas, territorios y ciudades que se apuntaron al bando austriaco, igual que sucedió en Castilla. En Cataluña hubo borbónicos y en Castilla hubo austracistas. Es más, tal como se acaba de indicar, habiéndose iniciado la guerra en 1701 no fue hasta 1705 que el bando austracista inició en Cataluña la revuelta que acabó con la toma de Barcelona por los partidarios del archiduque Carlos de Austria.
Es más, la supresión de las instituciones catalanas fue una consecuencia de la revuelta y no el origen de la misma. Como ya se ha dicho, el rey Felipe había jurado las leyes catalanas al llegar al trono; lo que no impidió que durante la guerra se produjeran conflictos entre el Rey y algunas instituciones catalanas ante la sospecha de que éstas habían apoyado posiciones austracistas; pero no cabe pensar de que de haberse mantenido las instituciones leales a Felipe V no hubieran sido conservadas, tal como pasó con las Cortes de Navarra, que no fueron suprimidas tras la Guerra de Sucesión.
Este dato es obviado por el libro, que indica literalmente que "Las Cortes de los diferentes reinos fueron anuladas, excepto las castellanas". No es cierto, las Cortes de Navarra no fueron anuladas, precisamente porque en ningún momento la institución se alió con el candidato austriaco. Como digo, es muy diferente explicar que las instituciones catalanas fueron tomadas por los partidarios del candidato austriaco y disueltas cuando éste fue vencido que pretender que habían sido eliminadas como consecuencia del centralismo borbónico al que se opusieron sin éxito las instituciones de la Corona de Aragón.
Lo cierto, como intento explicar, es que la Guerra de Sucesión fue una guerra civil en Cataluña, no una guerra contra Cataluña, y que la disolución de sus instituciones fue una consecuencia de la revuelta iniciada y no la causa de la misma. Esta perspectiva no es tenida en cuenta en el libro que afirma, cuando habla ya de las consecuencias de la guerra. En concreto dice lo siguiente:

"La ocupación del territorio catalán tuvo consecuencias inmediatas. Como castigo por haberse rebelado Cataluña fue ocupada militarmente, diversas fortalezas fueron derruidas y muchos austracistas tuvieron que exiliarse.
La derrota también comportó el cierre de las universidades catalanas, en especial la de Barcelona, que fue sustituida por la Universidad de Cervera, ciudad que había apoyado a Felipe V".

Como venimos diciendo el castigo no fue a Cataluña, sino a los partidarios del candidato austriaco. Si muchos austracistas tuvieron que exiliarse tras el triunfo de Felipe V, lo mismo había pasado con anterioridad con los catalanes borbónicos, que tuvieron que escapar de las zonas controladas por los austracistas. La identificación entre "catalanes" y "austracistas" como si los partidarios de Felipe V no fueran también catalanes es una tergiversación de la historia que ha de ser denunciada. Esta tergiversación se traslada también a la exposición de las consecuencias de la guerra para las Universidades. En el texto, además, se dice que se cerraron "las universidades catalanas". Vamos a ver ¿es que la de Cervera no es una universidad catalana? Como venimos repitiendo, tras la guerra el rey premió a las ciudades catalanas que le habían apoyado y en este caso a Cervera. Era el siglo XVIII y así se hacían las cosas. Bueno, y en el siglo XXI, ¿o repasamos las políticas públicas de la Generalitat en favor de aquellos lugares en que el partido gobernante cosecha más votos?
Pero no nos distraigamos. Como decía, esta perspectiva de guerra civil es ocultada y se pretende que las consecuencias de la guerra eran un castigo "a Cataluña" y no a quienes habían apoyado al candidato derrotado en la guerra, lo que lleva a una presentación tergiversada de la historia que parece hacer pasar por "no catalanes" a quienes habían apoyada al rey Borbón; desconociendo, además, que inicialmente todas las instituciones catalanas le juraron fidelidad cuando el Rey acató las leyes de Cataluña.
Finalmente, llegamos al tema del decreto de Nueva Planta y a la fijación del castellano como idioma oficial. Reproduzco el fragmento del libro:

"Además, en el año 1716 se publicó el Decreto de Nueva Planta que suprimía las constituciones de Cataluña, imponía las leyes y el sistema administrativo de Castilla y fijaba el castellano como idioma oficial. Las Cortes, la Generalidad, el Consejo de Ciento y todas las instituciones municipales fueron abolidas mientras se imponía en Cataluña una nueva estructura de gobierno (...)".

Se podría matizar que en realidad el Decreto de Nueva Planta no suprime las instituciones catalanas. La historia es un poco más compleja: cuando las instituciones catalanas juran fidelidad al candidato austriaco (lo que, recordemos, no pasa hasta que los rebeldes austracistas consiguen conquistar Barcelona, que seguía fiel al candidato borbónico) rompen su vínculo con Felipe V. Estamos ante instituciones medievales, no ante órganos democráticos y, por tanto, basadas en la fidelidad y vínculos personales. Igual que el Rey había en su momento acatado las leyes catalanas, las instituciones habían jurado fidelidad al Rey. Cuando las instituciones rompen ese juramente dejan de estar vinculadas al Rey el Rey a ellas. La conquista del territorio catalán se hace por parte de Felipe V sin que ya se encuentre limitado por leyes o constituciones porque los vínculos que le unían a ellas se habían roto al producirse la rebelión. Es por eso que de iure, desde la perspectiva del Rey, las instituciones habían desaparecido en el mismo momento en que se rebelaron y de facto una vez que habían perdido el control del territorio al haberse producido la derrota militar. En 1716 lo que se hace es organizar la administración del territorio catalán una vez alcanzada la paz y, entre otras cosas, se devuelve aplicación al Derecho civil catalán -lo que no se menciona en el libro- que siguió aplicándose desde entonces hasta la actualidad.
Y en lo que se refiere a la imposición del castellano como idioma "oficial" (en realidad no se trataba de crear un idioma oficial, concepto extraño a los comienzos del siglo XVIII sino de establecer cuál sería la lengua que se utilizaría ante los tribunales) quizás pudiera haberse apuntado que con esta "imposición" lo que se hace es desplazar al latín, que era la lengua que se utilizaba en los tribunales catalanes antes de los Decretos de Nueva Planta. Una lengua que ya no era entendida más que por las personas con estudios eclesiásticos o universitarios, a diferencia del castellano que ya entonces era conocido por una parte de la población. Sin duda un matiz que los autores del libro debieron entender como irrelevante.

De acuerdo con lo que se acaba de explicar, quizás fueran necesarias algunas correcciones en el libro. No se trata de reescribir toda la lección, pero el párrafo tercero de la misma podría sustituirse por uno del siguiente tenor (más o menos):

"Felipe V juró las leyes de los distintos reinos y las instituciones de estos le mostraron acatamiento. En 1705, sin embargo, una revuelta austracista en el interior de Cataluña consiguió acabar tomando Barcelona tras un sitio en el que los rebeldes contaron con la ayuda de una flota inglesa y holandesa que contaba con tropas austriacas. Como consecuencia del sitio falleció el Presidente de la Generalitat, leal a Felipe V, y las instituciones pasaron a estar controladas por los partidarios del candidato austriaco."

También matizaría el séptimo párrafo ("Les Corts dels diferente regnes..."), cambiando su comienzo por esto que sigue a continuación:

"Tras la Guerra, las instituciones que habían roto sus vínculos con Felipe V fueron disueltas, lo que implicó que tan solo las Cortes castellanas y navarras fueron mantenidas..."

Los párrafos ocho y nueve deberían ser sustituidos por estos otros:

"Tras la guerra algunos de los partidarios del candidato austriaco se exiliaron; otros, en cambio, permanecieron en Cataluña; así, por ejemplo, Rafael de Casanova, que volvió al ejercicio de la abogacía tras haber sido conseller en cap de Barcelona durante el sitio de 1714.
La Universidad de Barcelona fue cerrada y se creó una nueva Universidad en Cervera, una de las localidades catalanas que había apoyado al candidato borbónico.
El sitio de Barcelona de 1714 había mostrado la debilidad de las defensas de la ciudad. Con el fin de reforzarlas y teniendo en cuenta tanto la posibilidad de ataques por mar (como los sufridos durante la Guerra de Sucesión en 1704 y 1705 por parte de los Aliados y en 1714 por las tropas borbónicas) o tierra desde Francia, se construyó la fortaleza de la Ciudadela, que obligó a derribar una parte del barrio de la Ribera".

Finalmente, en el párrafo diez también introduciría una matización. Quedaría así:

"Tras el fin de la Guerra se reorganizó la administración en Cataluña. Las instituciones que habían roto los vínculos con Felipe V no fueron restauradas, sino que se introdujo una nueva administración fuertemente dependiente del Rey y más centralizada. Además, se estableció que en los juicios que se desarrollaran ya no podría usarse el latín, sino que tendría que utilizarse el castellano. Fue devuelta la vigencia al Derecho civil catalán, que continuó aplicándose desde entonces hasta la actualidad.
Tras la Guerra de Sucesión el período de paz que la sucedió y la integración de Cataluña con los mercados del resto de España condujo a un desarrollo económico sin precedentes, de tal manera que a finales de siglo Cataluña ya era la región más dinámica de España".

Dicho todo lo anterior con plena disposición a matizar o corregir a partir de las indicaciones de quienes de esto saben más que yo; pero también con la clara voluntad de denunciar todo intento de manipular, tergiversar o falsear la historia que se explica a nuestros hijos.
Acabo con una anécdota que quizás otros han vivido y que podría ser significativa.
Cuando leí el tema estuve en condiciones de responder las dudas de mi hija. Le pregunté si quería que se lo explicara a partir de lo que decía el libro o de una forma más ajustada a la realidad. Me dijo que esta semana tal como estaba en el libro y que no la liara con otras perspectivas porque se podría confundir de cara al examen, que es la semana que viene. Me dijo que después del examen podría explicarle las cosas tal como son.
Qué triste ¿no?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de "flota austriaca" queda muy peculiar.
Debió ser muy temible

Francisco Domingues dijo...

muy triste que España como nación permita que esto pase en sus comunidades autonomas.
Su permisividad es su ruina.

Anónimo dijo...

Se refería a flota Austriacosta , a buen entendedor ...

Anónimo dijo...

En lugar de "Con el fin de reforzarlas y teniendo en cuenta tanto la posibilidad de ataques por mar (como los sufridos durante la Guerra de Sucesión en 1704 y 1705 por parte de los Aliados y en 1714 por las tropas borbónicas) o tierra desde Francia, se construyó la fortaleza de la Ciudadela, que obligó a derribar una parte del barrio de la Ribera" sería más exacto decir "Con el fin de reforzarlas y teniendo en cuenta tanto la posibilidad de ataques por mar (como los sufridos durante la Guerra de Sucesión en 1704 y 1705 por parte de los Aliados y en 1714 por las tropas borbónicas) o tierra desde Francia, se reforzó el Castillo de Montjuïc. Para «dominar al pueblo de Barcelona» se construyó la fortaleza de la Ciudadela, que obligó a derribar una parte del barrio de la Ribera. La Ciudadela siempre fue un símbolo detestado por la población de Barcelona, de modo que el Ayuntamiento solicitó formalmente al rey su demolición en 1794, 1840, 1845 y 1862, siendo todas ellas denegadas. Finalmente en 1869, al pasar los terrenos a la ciudad, se aprueba su demolición"