Respuestas necesarias (11 de julio de 2015)

“Sabemos que la historia del Estado español tiene una merecida fama en todo el mundo proveniente de su intolerancia hacia todo aquello que no sean sus propias raíces culturales y nacionales, en definitiva, hacia todo aquello que no es castellano”. “Es por todos conocidos que este mismo espíritu agresivo, excluyente e inquisitorial apartó a España de las corrientes científicas, políticas y humanísticas que se desarrollaban en Europa y América”. “Sabemos que en Cataluña el trabajo, la ciencia, las artes, el pensamiento siempre han estado en la vanguardia de la realidad y el sentimiento del pueblo, en contraposición a la dedicación de las élites españolas de habla castellana”.
El entrecomillado está extraído de los estatutos de la AMI (Associació de Municipis per la Independència), una asociación que reúne a ayuntamientos y otras entidades locales catalanas, y cuyo objetivo es la independencia de Cataluña. Como vemos por sus estatutos, se fundamenta en el nacionalismo supremacista (lo catalán es bueno y lo español nefando), el enfrentamiento (España es nuestro enemigo) y la mentira (se plantea que la relación de España y Cataluña es la de metrópoli respecto a un pueblo oprimido).
No estamos frente a una legítima opción independentista, sino ante una asociación que rompe la neutralidad de las administraciones, las pone al servicio de opciones partidistas y fomenta el enfrentamiento entre ciudadanos a partir de la agitación de pretendidos agravios.
Me preocupa que los independentistas hayan creado una asociación que rompe reglas básicas del Estado de Derecho. Se ha de poder ser independentista y demócrata, no debería haber contradicción en ello, aunque la existencia de una asociación como la AMI parece desmentirlo; pero ¿puede un partido aspirar al gobierno de España y contar entre sus aliados con quienes apoyan o consienten la participación en esta asociación?

Pedro Sánchez debería responder a esto.

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