domingo, 24 de febrero de 2008

Congreso

Recostados en rojos butacones,
arrugadas ya las americanas,
dejamos de oír las palabras vanas,
abandonamos nuestras discusiones.
La tarde muere tras los cortinones,
lejos de los nervios y de las canas
un paso más allá de las ventanas,
frontera de nuestras meditaciones.
Otra vez hemos pensado y luchado
tensos y fieros como los guerreros;
mirada encendida, verbo agotado.
¿Serán estos saberes verdaderos?
Acecha la pregunta a quien, cansado,
encandilan lejanos pebeteros.

La energía nuclear

Acabo de leer la noticia de que Argentina y Brasil construirán conjuntamente un reactor nuclear. Hace unos años Renault, el equipo de Fórmula 1, diseñó un motor “revolucionario” en el que los cilindros estaban colocados en un ángulo muy abierto. Se pretendía bajar el centro de gravedad del coche para mejorar sus prestaciones. Tras varios años Renault abandonó este motor y volvió a la colocación tradicional de los cilindros. Flavio Briatore dijo entonces que si nadie había copiado la idea de Renault es que ésta era mala. Dos años más tarde Fernando Alonso y Renault ganaban el campeonato del Mundo de Formula 1.
La moraleja es que tenemos que fijarnos en lo que hacen los demás. Mi profesor de autoescuela me decía: “si ves que otro coche frena no pienses que se ha equivocado, piensa que debe haber una razón para que frene, aunque tú no la veas en ese momento”. Siempre he tenido muy presente esa enseñanza para todo. Es por eso por lo que me preocupa que ahora que todo el Mundo se está poniendo las pilas con la energía nuclear, nosotros, los españoles, estemos en vías de abandonar las centrales nucleares. Me parece haber leído que el programa del PSOE incluye la propuesta de ir cerrándolas a medida que concluyan su vida.
No soy físico ni ingeniero, ni ecologista ni lo contrario; pero me sorprende que cuando la Comunidad Europea propone estudiar la forma en que la energía nuclear puede ayudar a disminuir la dependencia exterior energética de nuestro continente; cuando rusos y franceses se disputan la construcción de centrales en el norte de África y cuando los países se unen para conseguir esta forma de energía, nosotros estemos abandonando, prácticamente sin debate, la energía nuclear. ¿Estamos haciendo lo correcto?

miércoles, 13 de febrero de 2008

Para lo que sirven los maestros

Acabo de leer la orden que regula los servicios mínimos durante la huelga de maestros prevista en Cataluña para mañana (día 14 de febrero). No sé de qué va la huelga, no sé si está justificada o no; pero la regulación de los servicios mínimos es, desde luego, impagable. Si alguien me preguntara sobre las claves de los problemas en la educación en nuestro país le diría: "Lea, lea usted esta orden de servicios mínimos y verá".
En una entrada anterior (sobre escuelas y ludotecas) planteaba que es preciso diferenciar la función educativa de la escuela y su función "asistencial" o de "guardería". Para muchas familias lo realmente importante es ésta segunda. Si no fuera por la escuela ¿dónde colocamos a los niños para poder ir a trabajar, a comprar, a cuidar a nuestros mayores o, simplemente, a dar un paseo? Se trata de un problema real que hemos de afrontar y, desde luego, no critico esta utilización del sistema educativo; pero tenemos que ser conscientes de que esta función de cuidado de los niños es accesoria a la función educativa. Dado que la educación exige la separación de los padres, los maestros han de cuidar de los niños durante el tiempo en el que los educan, pero de ninguna manera esta función asistencial es la que justifica a la escuela. Lo que justifica a la escuela es la educación y la formación y, por tanto, el sistema educativo debe configurarse en atención a esta función, y no para dar satisfacción a la necesidad de que los padres puedan desembarazarse durante unas horas de sus hijos.
Creo que esta perspectiva no se tiene suficientemente en cuenta, lo que incide en la calidad de la educación. Así, si es por motivos puramente educativos no se justifica la sexta hora de clase que se ha implantado en Cataluña. En Finlandia, que tan bien valorada sale en el Informe Pisa, hay menos horas docentes que aquí. De la mimsa forma, el acento que se pone en la asistencia desdibuja la imagen social de los maestros, incluyendo la percepción que de estos tienen las familias y los propios alumnos.
Pues bien, en este panorama nos encontramos con una regulación de servicios mínimos en la que se establecen estos no en atención a la función educativa de los maestros, sino con el fin de garantizar la seguridad de los niños y el derecho al trabajo de sus padres. De esta forma se establece como servicio mínimo un docente por cada cuatro unidades. Es decir, un maestro por cada 100 niños. Huelga especificar que con 100 niños por maestro la función docente no puede desarrollarse; y, de hecho, el decreto ni siquiera intenta por ahí justificarse; pero es que, incluso, el objetivo de garantizar la seguridad de los niños con un maestro por cada 100 es difícilmente alcanzable. 100 niños en un patio y un maestro para vigilarlos. En fin, sobran las palabras.
Ahora bien, para mí lo más grave es que ahora ya está negro sobre blanco que la función "esencial" de los maestros es garantizar el derecho al trabajo de los padres; y esto dicho, además, por el Departamento de Educación. Si tenía alguna esperanza de que la situación de la enseñanza mejorara en nuestro país, esta orden de servicios mínimos ha puesto fin definitivo a ella. Sigamos avanzando a pasos de gigante hacia la ignorancia, la desidia y el abandono, que allí nos encontraremos con quienes nos han precedido en este camino absurdo.

viernes, 8 de febrero de 2008

Examen

Verde viento bailotea,
juega con los árboles inmóviles.
La tarde inicia su marcha,
lenta y sosegada su andadura;
claridad azul del cielo,
luz dulce y misericorde.
El mundo se detiene un instante,
sonríe y se satisface,
exhala otra vez el aire;
la hoja suspendida gira
y danza, altanera, entre los árboles.

Duda que quema
y te atraviesa,
la verdad apenas entrevista
huye y se esconde.
De pronto, la mente se serena,
se hace consciente la imagen.
La ve con luz clara.
Trazo que vuela,
que cubre la hoja,
da la respuesta que a nadie importa;
sólo a aquél junto a la ventana
que distraido sueña,
pleno de azul,
con una hoja,
con la luz,
con el aire.
Tú.

domingo, 3 de febrero de 2008

Mañana

Todavía el mundo es joven - pensaba.
Los milenios -destellos- se han consumido,
desde aquel soplo de brisa sobre el trigo,
aquella caricia en el rostro y en el alma,
la despedida en aquel partir incierto.
La muerte, entretanto, serena, esperaba,
aguardando el encuentro entre filo y cuello,
dejándose peinar por el suave viento
y gozando de la sombra del ciruelo;
deseando enrojecer el rojo fruto
con sangre, tibia y espesa, de un guerrero;
presta, también, para ceder la guadaña,
que segará la vida de quien escucha,
tranquilo y descuidado, soplar el viento,
suave, sobre el campo de trigo, sereno.