domingo, 17 de noviembre de 2019

Ni la culpa es del sistema elecctoral ni la solución es el límite del 5%

El sistema electoral español es objeto de críticas frecuentes. Aquí me voy a ocupar de dos que están relacionadas: por una parte se afirma que la composición final del Congreso de los Diputados no refleja fielmente los porcentajes de voto emitido; por otra se dice que los partidos nacionalistas están sobrerepresentados y que eso distorsiona nuestro sistema puesto que los intereses generales se ven sometidos a los intereses particulares defendidos por estos partidos, que utilizan su capacidad de condicionar la formación de gobierno para conseguir ventajas para los territorios en que se presentan. Tal como intentaré mostrar ninguna de estas críticas es acertada o, al menos, y pese a contener parte de razón, no se corresponde de manera suficiente con la realidad.
Comenzaré, sin embargo, por reconocer que durante años me quejé (aquí y aquí) de que el Congreso de los diputados no reflejaba fielmente (y casi ni aproximadamente) la voluntad de los electores. La razón para ello era que la circunscripción provincial implicaba que muchos votos "se perdían" y que al final el Congreso no era proporcional a los votos emitidos. Puede comprobarse si comparamos los gráficos de votos y escaños en las elecciones de 2008, por ejemplo.



Como pude comprobarse, los partidos mayoritarios y algunos partidos autonómicos obtienen una "prima" en cuanto a escaños que perjudica a los partidos que se presentan en toda España pero no son de las dos lisgtas más votadas en la mayoría de las circunscripciones. En las elecciones de 2011 se repite la misma situación (en las entradas que se citaban aneriormente se comentaban estas dos elecciones generales).



La culpa de esta falta de correspondencia entre votos y escaños no era debida -como érroneamente suele repetirse- a la Ley D'Hondt, sino que la causa era la circunscripción provincial. Con una circunscripción única, aún aplicando la Ley d'Hondt a dicha circunscripción los resultados de las elecciones serían mucho más ajustados a la proporción de votos obtenida por cada partido. Era por eso que entonces proponía sustituir la circunscripción provincial por una circunscripción única para toda España. Este cambio requeriría -soy consciente- una reforma constitucional.



Como puede apreciarse, con una circunscripción única los resultados, incluso aplicando la Ley d'Hondt, se asemejan bastante a los que resultan de una consideración proporcional de los votos emitidos.

La situación, sin embargo, ha cambiado en los últimos años como consecuencia de la ruptura del bipartidismo. Así, en las últimas elecciones generales del 10 de noviembre la diferencia entre una circunscripción única y las circunscripciones provinciales que tenemos no son tan acusadas como en las convocatorias en que dos partidos sumaban más del 70% de los votos.
En las elecciones de noviembre de 2019 los resultados en cuanto a porcentaje de votos y escaños fueron los siguientes:

PSOE - 28% - 120
PP - 20,82% - 88
VOX - 15,09% - 52
PODEMOS - 12,84% - 35
ERC - 3,61% - 13
Cs - 6,79% - 10
JXCAT - 2,19% - 8
PNV - 1,57% - 7
Bildu - 1,15% - 5
Más País - 2,3% - 3
CUP - 1,01% - 2
CC - 0,51% - 2
NA+ - 0,41% - 2
BNG - 0,5% -1
PRC - 0,28% - 1
¡Teruel existe! - 0,08% - 1



En caso de una circunscripción única los cambios más relevantes son que Cs pasaría de 10 a 24 escaños y que PACMA entraría en el Congreso. Además PODEMOS también incrementaría sus escaños; pero las proporciones de los partidos más grandes no variarían excesivamente ni tampoco los resultados de los partidos de ámbito autonómico. El resultado sería el siguiente:

PSOE: 102 escaños
PP: 76 escaños
VOX: 55 escaños
PODEMOS: 46 escaños
Cs: 24 escaños
ERC: 13 escaños
Más País: 8 escaños
JXCAT: 8 escaños
PNV: 5 escaños
Bildu: 4 escaños
CUP: 3 escaños
PACMA: 3 escaños
CC: 1 escaño
BNG: 1 escaño
PRC: 1 escaño


Es decir, pese a algunas distorsiones, la composición final del Congreso no varía esencialmente entre el sistema vigente, basado en circunscripciones provinciales, y un sistema de circunscripción única. Sigo pensando que el sistema de circunscripción única es más adecuado; pero no puede afirmarse que tras las últimas elecciones la circunscripción provincial haya supuesto una corrección signficativa respecto a lo que resultaría de considerar de manera directa la proporción de votos obtenida por cada partido.
Queda, sin embargo, el otro tema que comentaba al principio: el papel de los partidos que solamente se presentan en algunos territorios. Aquí lo primero que ha de decirse es que en contra de lo que se afirma, la circunscripción única no implicaría la exclusión de estos partidos, ya que sus resultados serían bastante parecidos a los que obtienen con la circunscripción provincial. Comparemos lo que han obtenido esos partidos  en las últimas elecciones y lo que hubieran obtenido de haber existido una única circunscripción para toda España.

Partido                Escaños obtenidos                Escaños con circunscripción única
ERC                              13                                                    13
JXCAT                           8                                                      8
PNV                               7                                                      5
Bildu                              5                                                      4
CUP                               2                                                      3
CC                                 2                                                      1
BNG                              1                                                      1
PRC                               1                                                      1
¡Teruel Existe!              1                                                       0

Es decir, en las últimas elecciones, con circunscripciones provinciales, estos partidos han obtenido 40 escaños y con una circunscripción única hubieran obtenido 36, una diferencia de cuatro escaños que perjudica al PNV y Bildu (que pierden entre los 2 tres escaños), a Coalición Canaria (que pierde un escaño) y a ¡Teruel Existe! que pierde su único escaño. Ahora bien, los escaños de los partidos nacionalistas catalanes aumentan en uno, pues la CUP pasa de 2 a 3 escaños.
Podría pensarse que las cosas cambiarían radicalmente si se aplicara un límite del 5% de votos en el conjunto de España para poder obtener un escaño y, efectivamente, con las listas que se presentaron el 10-N el resultado sería sustancialmente distinto puesto que tan solo PSOE, PP, VOX, PODEMOS y Cs hubieran participado en el reparto de escaños; pero también hay que tener en cuenta que en ese escenario ni Más País se hubiera presentado separado de PODEMOS ni los nacionalistas hubieran ido por separado. Considerando un resultado en el que sumáramos los votos obtenidos por PODEMOS y Más País y una coalición de los partidos nacionalistas en la que estuvieran ERC, JXCAT, PNV, Bildu, CUP y BNG el resultado de las elecciones hubiera sido este:

PSOE: 28%
PP: 20,82%
PODEMOS: 15,14%
VOX: 15,09%
Nacionalistas: 10,04%
Cs: 6,79%

Los nacionalistas hubieran obtenido casi dos millones y medio de votos. En ese hipotético parlamento, con circunscripción única y un límite del 5% en el conjunto de España para obtener escaños el resultado hubiera sido el siguiente:

PSOE: 103 escaños
PP: 76 escaños
PODEMOS: 55 escaños
VOX: 55 escaños
Nacionalistas: 36 escaños
Cs: 24 escaños

Como vemos, una alianza entre los nacionalistas les llevaría al mismo resultado que tendrían con una circunscripción única sin ese límite del 5% y en su conjunto se convertirían en la quinta fuerza política del país, por delante de Cs.


El Parlamento que resultaría de este sistema electoral, que incluiría una circunscripción única y el límite del 5% de los votos en toda España para poder obtener representación, desde el punto de vista político sería el equivalente al que tenemos ahora. Como en el que ahora tenemos PSOE y PP tendrían juntos mayoría absoluta; como en el actual, PP, VOX y Cs se quedan lejos de los escaños necesarios para gobernar y como en el que realmente tenemos PSOE y PODEMOS precisa al menos la abstención de los nacionalistas para gobernar. También como en el Congreso que resultó de las elecciones del 10-N, un acuerdo entre PSOE, PODEMOS y Cs tendría mayoría absoluta.
Podemos, por tanto, asumir que ésta es la imagen real del país que tenemos, un país en el que un 10% del electorado opta por opciones enfrentadas al proyecto común español, otro 15% por quienes ven con simpatía y comprensión los proyectos de ruptura que representan los nacionalistas y un 28% del electorado que está dispuesto a pactar antes con quienes se plantean como objetivo a corto plazo poner fin al marco de convivencia que supone la Constitución de 1978 que con aquellos otros que defienden sin reservas su continuidad.
Diría que estamos al borde del abismo y que precisaremos toda la convicción, todo el conocimiento y todo el trabajo para salir de ésta. Las cosas están tan mal como parece.

2 comentarios:

Rubén dijo...

El trabajo que habría que hacer es comparar los resultados con los sistemas electorales de otras democracias para ver cual nos conviene más. Un objetivo realista sería que un nuevo sistema redujera la representación de partidos territorialistas respetando las cuotas de poder de los más votados, para que no bloqueen la reforma. El Congreso debería buscar la representación en el vector ideológico izquierda-derecha y el senado en el territorial, controlado ello por el TC. Esta podría ser una buena aproximación que impediría unirse en las elecciones a partidos nacionalistas de derecha e izquierda entre sí

muriago dijo...

Impecable análisis e inquietante conclusión. Efectivamente, es el borde del abismo.