Me gustaría viajar a Tubinga,
vivir en una casa de dos pisos,
contemplar cómo crecen los narcisos
y cómo cae la nieve en Tubinga.
Me gustaría enseñar en Tubinga
los conceptos jurídicos precisos
y redactar los libros más incisos
que se hayan escrito "en Tubinga".
Me gustaría sentirme seguro
en la tranquilidad de aquel hogar,
libre del mal de ojo y del conjuro.
Me gustaría llegar a pensar
que este pantano y este bosque oscuro
no existen y voy pronto a despertar.
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