No lleva CiU en el gobierno ni un mes y ya está dando muestras de que no se le ha olvidado cuáles han de ser las líneas maestras de su política. Siempre he dicho que CiU, a pesar de ser dos partidos, es de lo más coherente que hay en la política española. No engaña a nadie, cuando se le vota se sabe lo que se vota, y luego no defrauda, no da bandazos que desconciertan a su electorado. Este primer mes es muestra ya de esa coherencia, y han adoptado varias decisiones que nos indican por dónde irá el resto de la legislatura.
Comenzaré por la ayuda a Spanair que se anunció ayer. En otras circunstancias podría no llamar la atención; pero en el contexto actual, en el que desde el propio entorno de CiU se habla de una posible quiebra de la Generalitat, de la imposibilidad de pagar nómina a los funcionarios, de la necesidad de realizar recortes dolorosos, que en ese contexto se acuda en socorro de Spanair con una ayuda de 10 millones de euros resulta significativo. Es cierto que se trata de un préstamo (aunque, claro, en las circunstancias en las que está Spanair ¿lo devolverá?) y que 10 millones de euros no es tanto (el sueldo anual de 300 maestros, más o menos); pero es muestra de una orientación política, sobre todo si la enfrentamos a la paralización de obras de infraestructura como el metro, de la que ya me ocupé aquí. En esta época de crisis se dedica una cantidad significativa a salvar una línea aérea (nos preocupan más los que viajan en avión que los que viajan en metro) cuyo principal valor es la marca de país (se pretende que Spanair sea a El Prat lo que Iberia a Barajas) y que ha sido una apuesta de algunas élites políticas catalanas en un momento en el que se dudaba sobre si lo mejor no sería dejar caer a la compañía. Si a esto añadimos que el replanteamiento de las obras del metro se justifica en que se hace preciso ese dinero para poder realizar políticas de reequilibrio territorial tenemos el panorama casi completo de la política de CiU en materia de transportes.
La segunda es una noticia de esta misma mañana: se ha decidido que en caso de empate en la adjudicación de una plaza en la escuela, tendrán preferencia (cinco puntos más) aquellos aspirantes que hayan tenido un hermano o padre que haya estudiado en el centro. La medida es también muy de CiU: la familia como elemento de legitimación para la obtención de ventajas. Y no me refiero aquí a dar ventajas a familias numerosas o monoparentales, sino a la idea de que si eres parte de una determinada familia tienes más derechos que si eres miembro de otra familia. Pensemos, por ejemplo, en alguno de esos colegios de prestigio concertados a los que todos quieren llevar a sus hijos. Si concurren dos aspirantes con los mismos puntos acabará entrando aquél cuyo padre o madre ya fueron a ese mismo colegio, en la época en la que los crtierios para entrar eran el dinero o las relaciones. Con este criterio se perpetúa la injusticia sobre el acceso a la educación que reinaba hace décadas, traemos al siglo XXI las desigualdades del siglo XX.
Por último, queda por ver qué pasará con el Impuesto de Sucesiones. A mi no me sorprendería que CiU, finalmente, lo eliminara; al fin y al cabo fue una de las escasas cosas que concretó durante su campaña; pero, a la vez, llamaría la atención que en un momento en el que, dicen, las cuentas públicas están tan mal, nos privemos de una fuente de ingresos que, además, no afecta prácticamente en nada a la actividad económica, a diferencia de lo que podría pasar con un aumento del Impuesto de Sociedades, de la Renta, del IVA o de otros impuestos indirectos.
En definitiva, preferencia a una presunta idea de País sobre los intereses concretos de los ciudadanos, preferencia de los territorios sobre los ciudadanos que se hacinan en el área metropolitana de Barcelona, preferencia de las familias "de siempre" sobre los recien llegados y preferencia de los que más tienen sobre el cuidado de lo público; en definitiva, lo que siempre ha sido CiU. Ya digo que es una formación política que siempre ha mostrado una coherencia envidiable.
Comenzaré por la ayuda a Spanair que se anunció ayer. En otras circunstancias podría no llamar la atención; pero en el contexto actual, en el que desde el propio entorno de CiU se habla de una posible quiebra de la Generalitat, de la imposibilidad de pagar nómina a los funcionarios, de la necesidad de realizar recortes dolorosos, que en ese contexto se acuda en socorro de Spanair con una ayuda de 10 millones de euros resulta significativo. Es cierto que se trata de un préstamo (aunque, claro, en las circunstancias en las que está Spanair ¿lo devolverá?) y que 10 millones de euros no es tanto (el sueldo anual de 300 maestros, más o menos); pero es muestra de una orientación política, sobre todo si la enfrentamos a la paralización de obras de infraestructura como el metro, de la que ya me ocupé aquí. En esta época de crisis se dedica una cantidad significativa a salvar una línea aérea (nos preocupan más los que viajan en avión que los que viajan en metro) cuyo principal valor es la marca de país (se pretende que Spanair sea a El Prat lo que Iberia a Barajas) y que ha sido una apuesta de algunas élites políticas catalanas en un momento en el que se dudaba sobre si lo mejor no sería dejar caer a la compañía. Si a esto añadimos que el replanteamiento de las obras del metro se justifica en que se hace preciso ese dinero para poder realizar políticas de reequilibrio territorial tenemos el panorama casi completo de la política de CiU en materia de transportes.
La segunda es una noticia de esta misma mañana: se ha decidido que en caso de empate en la adjudicación de una plaza en la escuela, tendrán preferencia (cinco puntos más) aquellos aspirantes que hayan tenido un hermano o padre que haya estudiado en el centro. La medida es también muy de CiU: la familia como elemento de legitimación para la obtención de ventajas. Y no me refiero aquí a dar ventajas a familias numerosas o monoparentales, sino a la idea de que si eres parte de una determinada familia tienes más derechos que si eres miembro de otra familia. Pensemos, por ejemplo, en alguno de esos colegios de prestigio concertados a los que todos quieren llevar a sus hijos. Si concurren dos aspirantes con los mismos puntos acabará entrando aquél cuyo padre o madre ya fueron a ese mismo colegio, en la época en la que los crtierios para entrar eran el dinero o las relaciones. Con este criterio se perpetúa la injusticia sobre el acceso a la educación que reinaba hace décadas, traemos al siglo XXI las desigualdades del siglo XX.
Por último, queda por ver qué pasará con el Impuesto de Sucesiones. A mi no me sorprendería que CiU, finalmente, lo eliminara; al fin y al cabo fue una de las escasas cosas que concretó durante su campaña; pero, a la vez, llamaría la atención que en un momento en el que, dicen, las cuentas públicas están tan mal, nos privemos de una fuente de ingresos que, además, no afecta prácticamente en nada a la actividad económica, a diferencia de lo que podría pasar con un aumento del Impuesto de Sociedades, de la Renta, del IVA o de otros impuestos indirectos.
En definitiva, preferencia a una presunta idea de País sobre los intereses concretos de los ciudadanos, preferencia de los territorios sobre los ciudadanos que se hacinan en el área metropolitana de Barcelona, preferencia de las familias "de siempre" sobre los recien llegados y preferencia de los que más tienen sobre el cuidado de lo público; en definitiva, lo que siempre ha sido CiU. Ya digo que es una formación política que siempre ha mostrado una coherencia envidiable.
2 comentarios:
En cuanto al préstamo a Spanair, creo que podría considerarse como una ayuda pública sometida al control del derecho de la competencia. Aunque sea un préstamo, no hay duda de que se trata de una ventaja económica, que es la definición que las autoridades antitrust han dado de las "ayudas". El carácter público no presenta mayor duda, pues el préstamo provienen del erario público. El hecho de que sea autonómico nada afecta a la calificación. En cuanto a la afectación a la competencia, ¿por qué se da a una compañía aérea y no a otra (Vueling)? El argumento de que sirve para ayudar a una empresa en crisis es discutible, pues podríamos entrar a hablar de la eficiencia empresarial y de la necesidad de ayudar a empresas ineficientes
¡Muchas gracias, Carlos, por esta explicación que es realmente útil! Ahora veo que la cosa es, incluso, peor de lo que pensaba. Un abrazo.
Publicar un comentario