Acabo de leer en el muro en facebook de Mar Campins esta reflexión, que me parece interesante, pero que no comparto plenamente. El autor mantiene que se ha "adormecido" a la Universidad en los últimos lustros cargándola con unas exigencias burocráticas que han limitado su capacidad de actuación y que en la actualidad está más volcada en sí misma que en aportar soluciones a la sociedad en una época tan dramática como la que vivimos.
Coincido en que en los últimos lustros se han multiplicado las exigencias burocráticas y el trabajo administrativo en la Universidad, lo que dificulta que tengamos tiempo para leer, escribir y aportar a la sociedad; pero eso no ha impedido que la Universidad tenga un papel muy activo en la explicación y en el tratamiento de la crisis actual. Bien es verdad que algunos especialistas en ciencia económica están hasta cierto punto un tanto "escondidos" y que la situación actual requeriría una participación mayor de estos en la aportación de propuestas; pero no puede olvidarse que otros tienen una participación en el debate público sobre la crisis muy relevante; desde Santiago Niño Becerra (a quien hay que reconocerle que previó hace ya tiempo lo que está pasando) hasta Vicenç Navarro, pasando incluso por ese hombre de las americanas llamativas que dice también ser economista.
En el artículo de Jordi Matas se recrimina que no haya congresos interdisciplinares sobre la crisis; pero me imagino que algo así sería parecido a un congreso científico sobre la cura del cáncer; bueno para la prensa, pero con escasas posibilidades -por lo amplio del tema- de llegar a resultados científicamente valiosos. De forma menos llamativa pero quizás más eficaz se vienen desarrollando actividades académicas constantes en relación a distintos aspectos de la crisis que muestran la preocupación de la Universidad por este tema. Hace un par de meses, por ejemplo, se desarrolló en Barcelona el Séptimo Jurists' Forum Europeo que reunió académicos, funcionarios, abogados y otros profesionales del Derecho venidos de toda Europa y en donde se trataron temas como la crisis de deuda, el papel de los supervisores bancarios, los problemas actuales de la inmigración o la cooperación judicial en Europa ; problemas todos ellos íntimamente vinculados a la crisis. Los compañeros de Derecho del Trabajo tienen una preocupación constante por las reformas laborales y de la Seguridad Social y se reunen con frecuencia, publican artículos o manifiestos y organizan congresos sobre el tema. Por otra parte contamos con reflexiones sobre la crisis de profesores universitarios que, liberadas en mayor o menor parte de la aspereza del rigor académico, transmiten explicaciones o propuestas sobre la crisis. Reciente tenemos el libro del profesor Fontana sobre el tema y pueden encontrarse otras muchas en monografías, artículos, en blogs o, incluso, en el facebook u otras redes sociales.
Siempre se puede hacer más; pero el problema fundamental es que los políticos escuchan poco, están escasamente dispuestos a dejarse asesorar. Hace poco me contaban que en China se producen reuniones periódicas de los responsables políticos con expertos. El presidente y los ministros se colocan en la mesa presidencial del congreso y por la tarima van pasando los expertos en el tema que se debata (economía, geopolítica, desarrollo industrial, derecho, etc.). Los expertos debaten delante de los políticos que toman buena nota y luego tienen en cuenta en sus reformas lo que los expertos han planteado. Todos los universitarios estaríamos dispuestos a participar en reuniones de este tipo, pero en España son los políticos quienes son refractarios a ellas, y tengo experiencias recientes en este sentido.
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