miércoles, 26 de junio de 2019

Salarios, pensiones, impuestos, PIB

Hace unos días nos explicaban que el salario medio en España es de 23.646,50 euros anuales. Siempre es un dato interesante que puede darnos pie a calcular unas cuántas cosas más.
En primer lugar. Si el salario medio es de 23646 euros anuales y en España trabajan casi 19 millones y medio de personas, resulta que la suma de los salarios en España es de 460.411 millones de euros.
¿Qué significa esa cifra?
Pongámosla en relación con el PIB de España, el valor de todo lo producido en España durante un año. El PIB de España en 2018 fue de algo más de 1 billón 200 mil millones de euros (1.200.000.000.000 de euros). Es decir, la proporción de los producido que fue a retribuir a los trabajadores alcanzó el 38%. Solamente algo más de 1 euro de cada 3 de los producidos en España se destinó a salarios. ¿A dónde fue el resto?
Bien, otra parte importante se dedicó a pensiones. Por cada cuatro euros que se pagan en salarios, el empresario debe pagar uno a la caja de las pensiones (aproximadamente). Además, cada trabajador resta casi un 5% de su salario para ese pago de pensiones. De esta forma, al 38% del PIB dedicado a salarios, hay que añadir un 8,97% para pensiones que proceden de las cuotas que pagan los empresarios. De esta manera, si sumamos lo que se paga en salarios y lo que se dedica a pensiones, casi un 47% del PIB se dedica a estos apartados.
Conviene aclarar que el porcentaje del PIB que se dedica a pensiones no es de un 8,97%, puesto que, como hemos visto, a este 8,97% hay que añadir la parte que se resta directamente al salario de los trabajadores. Esta parte supone un 1,79% del PIB, de tal manera que la proporción que nos quedaría es que un 36,21% del PIB se dedica a pagar salarios (de los que aún habrá que descontar impuestos) y un 11.1% del PIB se dedica a pensiones.
Veamos ahora el tema de los impuestos. Aproximadamente un 14,6% de las rentas del trabajo se van a pagar el IRPF. Esto es, aproximadamente un 5,5% del PIB. El IVA supone otro 5,4% del salario; esto es, un 2,05% del PIB.
De acuerdo con esto, el trabajo recibe, después de impuestos, un 28,62% del PIB. A esto hay que sumar el 11,1% del PIB que se dedica a pensiones y otro 7,55% en impuestos (excluidos de aquí los recursos dedicados al pago de pensiones).
¿Y el resto? Bien, el resto es un 52,6% del PIB, del que un 15,45% se dedica a a los impuestos que no gravan el trabajo (la presión fiscal en España; esto es, el conjunto de impuestos -incluidas aquí las cuotas de la seguridad social- es de un 34,1% del PIB), lo que deja una cantidad restante de un 37,5% del PIB, un 129% del conjunto de salarios netos que reciben los trabajadores en España.



Es lo que hay.
Apunto a que según Alfred Marshall, en 1870 la renta anual de Inglaterra era de 900 millones de libras, de los que 400 millones correspondían a los salarios de los trabajadores manuales. En los otros 500 millones se incluían las retribuciones de militares, profesionales liberales, administrativos, etc. además de las rentas del capital, por supuesto.


A mí me parece interesante este dato; pero hay que tener en cuenta que entonces no había ni pensiones públicas ni casi servicios públicos. No debemos olvidarlo. Y tampoco debemos olvidar que en el siglo XIX no había crédito al consumo. Y curiosamente, la existencia de mecanismo de crédito al consumo alguna relación puede tener con la disminución del porcentaje de los salarios en el PIB.

No resisto la tentación de especular con cómo quedaría la distribución del PIB si los salarios en vez de representar un 38% del PIB subieran hasta el 42% del PIB (un incremento de un 10%). Este sería el resultado:


El salario neto de los trabajadores, después de impuestos, sería un 31,88% del PIB. El porcentaje del PIB que se dedicaría a Seguridad Social sería de un 11,87% del PIB y los impuestos recaudados serían un 34,45% del PIB.

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