sábado, 4 de abril de 2020

Siendo positivos

Vivimos una situación horrorosa, un drama mayúsculo y no creo que sea aconsejable endulzarlo. No creo que nos ayude excesivamente pretender verlo de una manera menos dura de la que realmente es. Ahora bien, en las situaciones más difíciles también hay destellos brillantes de una enorme humanidad; actitudes generosas, personas que se arriesgan y sacrifican; ejemplos que sería bueno seguir. A continuación me gustaría poner por escrito esas cosas positivas, lo que han aportado unos y otros en esta situación tan dramática; aunque nada más que sea para quc cuando vea las cosas de una manera diferente dentro de unos meses o unos años, tenga forma de volver a cómo lo veo ahora.

1- Sanitarios


El colectivo más reconocido. Desde hace semanas trabajan a destajo, hacen más horas de las que les tocaría, se han adaptado a funciones que no son las suyas propias, también han reestructurado servicios y hospitales, centros de atención primaria y unidades de información; todo ello para intentar salvar a todas las personas posibles.
Han trabajado sin la protección adecuada, teniendo que apartarse de sus familiares al volver a casa para evitar contagiarles la enfermedad que ellos podrían haber contraído sin saberlo. Conociendo de primera mano los peligros del virus han continuado trabajando sin mirar el listado de derechos a los que podrían acogerse. El resultado de ello es un número de contagiados enorme, el país del mundo con más sanitarios contagiados.
Su entrega y dedicación es encomiable y merece todo nuestro agradecimiento. Si hay un colectivo que tiene que ser cuidado una vez que acabe todo esto es el de los sanitarios.

2- Resto de personal esencial



Pero no se trata solamente de los sanitarios. Pienso muchas veces en los trabajadores de los supermercados. Con un grado grande de exposición al contagio, teniendo que trabajar en condiciones difíciles y con un público obviamente tenso y nervioso. No tienen el prestigio social de los sanitarios, no salimos a aplaudirlos; pero sin ellos no podríamos seguir en casa alimentándonos con lo que compramos en los establecimientos en los que trabajan. Lo mismo digo para transportistas, esenciales también en estos momentos y que también asumen un riesgo cierto de contagio. Además tienen que desarrollar su trabajo en condiciones más difíciles que las habituales (¿dónde comen? ¿dónde duermen? ¿dónde se asean?). Pensemos también en los conductores de autobuses o trenes, en los que se ocupan del mantenimiento de las instalaciones necesarias.
Por supuesto, también los policías, protección civil, ejército... asumen riesgos y seguro que pasan por el mismo temor que los sanitarios y el resto del personal en lo que se refiere al contagio a sus seres queridos. De nuevo un ejemplo de entrega.

3- Voluntarios



Quienes llevan la compra a los mayores u organizan las redes sociales para hacer mascarillas o batas. Los que utilizan impresoras 3D para hacer pantallas protectoras o respiradores. Quienes donan u organizan donaciones, quienes han puesto en contacto empresas diferentes para organizar producción de emergencia de aquello que es más necesario. En estas semanas hemos visto muchas iniciativas de este tipo y personas que dedican horas y esfuerzos a intentar ayudar a los demás. Sin figurar, sin esperar reconocimiento, tan solo porque creen que es necesario hacerlo, que es nuestra obligación hacer lo que podamos para salir de esta situación.



4- Trabajadores



Ha habido quienes han tenido que seguir yendo al trabajo, supongo que con la angustia de no saber si se contagiarían y transmitirían la enfermedad a sus seres queridos. Han seguido cumpliendo con sus obligaciones pese a la situación hasta que se deccretó el fin de todas las actividades que no fueran esenciales. Muchos se han pasado al teletrabajo. Es mi caso. En la Universidad hemos convertido la docencia en docencia a distancia. He comprobado cómo todos hacían esfuerzos por adaptarse a las exigencias de la situación sin que se vea perjudicada la formación de los alumnos. Nadie ha echado cuentas de que lo estamos haciendo con nuestros propios económicos, con nuestras conexiones de Internet particulares y dedicando más horas que las que dedicábamos. Ese ha de ser el espíritu y bien poco es comparado con lo que hacen sanitarios, el resto del personal esencial o los voluntarios.

5- Confinados



Estar confinado es siempre duro; pero hay también distintos grados. Hay personas que están solas. Eso es difícil, muy difícil. También hay familias con niños pequeños y en pisos no muy grandes. Eso es también muy complicado. Mantener tranquilos a niños en espacios reducidos por días y días no es fáicil y requiere mucha paciencia. Además, con los niños hay que echarles una mano con las tareas escolares, forzarles a mantener horarios... Luego hay que ayudar a los mayores cercanos. Dejarles la compra, estar preocupado aunque sea en la distancia.
Y luego hay las situaciones dramáticas: quienes caen enfermos y quienes mueren; quienes mueren en estas circunstancias, sin poder reunir a familias y amigos para dar esa despdida final, con esa congoja unida a la congoja. Durísimo pasarlo con dignidad y sobriedad. Durísimo hacer lo que toca pese al dolor, a la rabia, a la indignación.



6- Gobierno


Una vez que el virus se hubo extendido suficientemente nos impidió salir de casa y paralizó la actividad del país. Queda por ver en qué grado las medidas que ha aprobado y aprobará servirán para paliar los devastadores efectos de la terrible crisis económica en que nos ha metido

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