miércoles, 6 de agosto de 2008

Esmeralda

El sentimiento viene en un instante:
fresco olor de una tarde de verano,
luz excelsa de un perfume cercano,
corriente interior, fría y penetrante.
Hondo placer y dolor lacerante.
En la herida del pecho hundes la mano,
con rabia buscas anhelado arcano
mientras te apaga la llaga sangrante.
Rozar deseas la fría esmeralda
cuyo brillo sospechas en el centro.
Suave, exangüe, la vida ya se salda;
pero tienes fuerzas y miras dentro,
contemplas de estrellas una guirnalda
mientras viene la muerte para adentro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bonitos versos.

Rafael Arenas García dijo...

Gracias lalalie.