domingo, 27 de junio de 2010

Hamilton, ese monstruo

¡Qué gran piloto Hamilton, de qué forma ha sabido resolver una carrera que tenía complicada, con qué habilidad ha vuelto las tornas en su favor, cómo ha sabido aprovecharse de las circunstancias! Evidentemente, la clave de toda la carrera ha estado en el coche de seguridad, he visto las imágenes del incidente y me ha sorprendido la ingenuidad de Marc Gené comentándolas. Vamos con ello.
Hamilton marchaba segundo, por delante de Alonso; pero con el problema de que en su parada tendría que cambiar el morro. Los pocos segundos que cuesta cambiar el morro del coche harían que Alonso saliera por delante de él, ya que, al ir juntos, lo normal sería que entraran a la vez a realizar el cambio de neumáticos. Hamilton parecía condenado, por tanto, a que tras el cambio de neumáticos Alonso fuera segundo, con idea de atacar a Vettel, y Hamilton tercero.
Y en esto llega el coche de seguridad. Sale en el mejor momento posible. Vettel va por delante del coche, y Hamilton ve que si mantiene la velocidad que lleva le adelanta antes de que el coche complete su salida a la pista; pero, claro, le adelanta él y también Alonso. Hamilton entonces frena. Marc Gené dice que Hamilton duda; pero no duda en absoluto, es mucho piloto Hamilton como para dudar en una cosa así; simplemente intenta ajustar su paso para que él sí adelante el coche de seguridad mientras Alonso se queda detrás. Y es lo que consigue. Ha ajustado tanto que su propio adelantamiento al safety car se produce de manera irregular; pero ese el riesgo que tenía que asumir. Marc Gené es ahí donde comenta que si no hubiera dudado no le hubieran sancionado; pero eso es pensar de una forma cándida porque, como digo, lo que le pasaba por la cabeza a Hamilton en ese momento no era si adelantaba o no al coche de seguridad en situación regular, sino en qué forma podía destrozar la carrera de Alonso. El hecho de que hubiera, finalmente, incurrido en una infracción que se sanciona con un mísero drive-throug es lo de menos. Lo importante es que con su maniobra condenó a Alonso al medio del pelotón destrozando completamente su carrera y, quizás, el campeonato.
Algunos dirán que lo que hizo Hamilton no es correcto y que, además, se benefició de una sanción excesivamente benigna (¿qué hubiera pasado si le hubieran enseñado una bandera negra? No me he leído el Reglamento, pero me imagino que adelantar al coche de seguridad no es una menudencia y que, por tanto, sería posible una sanción mucho mayor); pero el caso es que la Fórmula 1 es un deporte de pillos en el que cada uno aprovecha sus cartas. Hamilton, Button, Alonso, Massa, Vettel... se aprovechan de tener coches más rápidos que el resto y Hamilton, además, de que parece tener bula para ir incumpliendo el Reglamento como le viene en gana y cuando le viene en gana (acordémonos de su coche parado tras la calificación en Canadá). Cada cual tendrá sus ventajas y no cabe duda de que Hamilton piensa rápido, es decidido y no se olvida nunca de que el objetivo es ganar, ganar y ganar.

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