El debate que se vivió ayer en el Parlament de Catalunya en relación a la propuesta de declaración unilateral de independencia de Cataluña ha resultado al final de lo más interesante. La propuesta había sido presentada por Solidaritat Catalana per la Independencia (3 diputados) e implicaba autorizar al Gobierno de la Generalitat a negociar la independencia con la comunidad internacional (art. 8), además de prever la constitución de una asamblea de representantes de la Nación catalana para conseguir la independencia de todos los países catalanes (art. 9). La independencia, una vez aprobada la Ley y negociada con la comunidad internacional, sería efectiva cuando la aprobase por mayoría absoluta el Parlament de Catalunya (art. 10).
La lectura del texto presentado por Solidaritat Catalana per la Independència es ciertamente sorprendente, incluyendo posibles efectos internacionales, ya que algunos de los países catalanes a los que se refería en su art. 9 son parte del territorio de Estados extranjeros; pero más allá de este análisis lo que me interesaba era ver cómo reaccionaban ante esta propuesta los distintos grupos parlamentarios. Y me interesaba porque es evidente que el debate sobre la independencia de Cataluña es un debate vivo, y tratándose como es de una cuestión de gran transcendencia, de implicaciones profundas y seculares es fundamental que la posición de los partidos políticos, auténticos gestores de la voluntad popular, sea clara para que todos seamos conscientes de lo que votamos.
Nunca se está de acuerdo al cien por cien con ningún partido político; pero hay temas más y menos importantes. La cuestión de si Catalunya se convierte o no en un Estado independiente tiene la suficiente transcendencia como para que resulte absurdo votar a un partido "unionista" si se es independentista y, al revés, votar a un partido independentista si se prefiere que Catalunya siga siga siendo parte del Estado español; en ese sentido, determinar la posición de cada partido en este asunto me parece fundamental; y para ello ayer no solamente había que calibrar el sentido del voto ("sí" o "no" a las enmiendas a la totalidad presentadas) sino el contenido del discurso de los representantes de los partidos; y, desde luego, al menos para mí, las expectativas se vieron cumplidas: los partidos fueron bastante claros en sus planteamientos.
Evidentemente Solidaritat, Joan Laporta (inicialmente en Solidaritat y ahora diputado independiente) y ERC se mostraron a favor de la independencia ya, es decir, a favor de la propuesta. Iniciativa per Catalunya-Verds no votó a favor de la propuesta; pero no porque estuviera en contra del fondo de la misma, sino más bien por cuestiones de forma y oportunidad; en cualquier caso dejó claro que consideraba un objetivo la plena autodeterminación de Catalunya; y esto, no nos engañemos, es en el fondo otra forma de buscar la independencia de Catalunya.
CiU también se mostró favorable a la independencia, aunque no por ahora; lo que coincide con sus planteamientos primero implícitos y cada vez más explícitos en favor de la separación de Catalunya del resto del Estado. De hecho hace tiempo que vengo diciendo que Convergència es un partido independentista, pese a lo que en ocasiones quiere aparentar; y me parece que el tiempo me da la razón. Unió no da signos de ser independentista; pero cada vez entiendo menos que puedan formar coalición un partido independentista y uno que no lo es. Como decía antes hay temas que tienen tanta transcendencia que es imposible transigir sobre ellos.
Y finalmente el PSC. Estaba muy interesado en escuchar lo que decía el PSC sobre este tema. El martes leí un muy interesante artículo de Ferrán Pedret en el que señalaba que el PSC ni había sido independentista ni lo era ahora. La intervención de Tura (extraordinaria como discurso: medido, bien construido, con las ideas claras y el sentimiento en su justo término) no fue, sin embargo, en ese sentido. Se opuso a la propuesta de Solidaritat Catalana, pero más por razones de forma que de fondo. Mantuvo que no tenían temor a la independencia, planteó que era necesario buscar el encaje en España y que Catalunya debía ver satisfechas sus necesidades de autogobierno, aunque siempre en el marco legal vigente ("leyes cambian leyes" repitió en varias ocasiones). Esto es, la forma no es la correcta; pero no es descartable que el fondo lo sea. La verdad es que es un discurso próximo al independentismo, ya que no plantea como un prius irrenunciable, como un axioma, la permanencia de Catalunya en España; y la independencia a término o si se dan determinadas condiciones es también independencia.
En el fondo, tal como dije hace unos meses, el PSC se encuentra ahora en una situación parecida a la que ocupaba CiU hace diez años, y ésta última en una semejante a la que tenía ERC en aquella época; esto es, el PSC está a un paso de optar por la vía de la independencia. Ayer Montserrat Tura lo confirmó, pues en ningún momento dio un solo argumento a favor del mantenimiento de la unidad del Estado y sí, en cambio, hizo abundantes referencias al deseo de autogobierno de Cataluña y a la lucha histórica de esta Nación por sus derechos. En el fondo -interpreto- se está lanzando el mensaje de que o se producen cambios en la estructura del Estado o Catalunya se va; este me parece interpretar que es el discurso del PSC. En cualquier caso no es el discurso de que el proyecto común entre Catalunya y el resto de España es absolutamente irrenunciable y hemos de trabajar dentro de ese marco para conseguir los avances o mejoras que sean necesarios.
A mi me parece bien, desde luego; no estoy de acuerdo pero me parece bien; lo que no me parece tan bien es que este proyecto, que es de ruptura condicionada o a plazos se aproveche de muchos miles de votos de personas que piensan que cuando depositan una papeleta en favor del PSC piensan que están "votando a Felipe". Que en los mítines del PSC para las generales se diga en castellano lo que Tura dijo ayer en catalán. Me gustaría ver la reacción si en el mitin del Sant Jordi Zapatero concluye su discurso diciendo "...porque no tenemos miedo a la independencia de Cataluña".
Claridad, la claridad es necesaria en este tema porque no estamos hablando de cosas sin importancia (aunque algunos parecen pensar que la independencia es una especie de trámite intranscendente).
En contra de la independencia solo se posicionaron claramente el PP (con un discurso patético, más por la forma que por el fondo) y Ciutdadans. No sé si este desequilibrio entre partidarios de la independencia y partidarios de la unidad que se vio ayer en el Parlamento responde a lo que es la sociedad catalana; quizás no; pero me atrevo a profetizar de que sí que responde a lo que será... y me parece que estas no son buenas noticias para casi nadie.
La lectura del texto presentado por Solidaritat Catalana per la Independència es ciertamente sorprendente, incluyendo posibles efectos internacionales, ya que algunos de los países catalanes a los que se refería en su art. 9 son parte del territorio de Estados extranjeros; pero más allá de este análisis lo que me interesaba era ver cómo reaccionaban ante esta propuesta los distintos grupos parlamentarios. Y me interesaba porque es evidente que el debate sobre la independencia de Cataluña es un debate vivo, y tratándose como es de una cuestión de gran transcendencia, de implicaciones profundas y seculares es fundamental que la posición de los partidos políticos, auténticos gestores de la voluntad popular, sea clara para que todos seamos conscientes de lo que votamos.
Nunca se está de acuerdo al cien por cien con ningún partido político; pero hay temas más y menos importantes. La cuestión de si Catalunya se convierte o no en un Estado independiente tiene la suficiente transcendencia como para que resulte absurdo votar a un partido "unionista" si se es independentista y, al revés, votar a un partido independentista si se prefiere que Catalunya siga siga siendo parte del Estado español; en ese sentido, determinar la posición de cada partido en este asunto me parece fundamental; y para ello ayer no solamente había que calibrar el sentido del voto ("sí" o "no" a las enmiendas a la totalidad presentadas) sino el contenido del discurso de los representantes de los partidos; y, desde luego, al menos para mí, las expectativas se vieron cumplidas: los partidos fueron bastante claros en sus planteamientos.
Evidentemente Solidaritat, Joan Laporta (inicialmente en Solidaritat y ahora diputado independiente) y ERC se mostraron a favor de la independencia ya, es decir, a favor de la propuesta. Iniciativa per Catalunya-Verds no votó a favor de la propuesta; pero no porque estuviera en contra del fondo de la misma, sino más bien por cuestiones de forma y oportunidad; en cualquier caso dejó claro que consideraba un objetivo la plena autodeterminación de Catalunya; y esto, no nos engañemos, es en el fondo otra forma de buscar la independencia de Catalunya.
CiU también se mostró favorable a la independencia, aunque no por ahora; lo que coincide con sus planteamientos primero implícitos y cada vez más explícitos en favor de la separación de Catalunya del resto del Estado. De hecho hace tiempo que vengo diciendo que Convergència es un partido independentista, pese a lo que en ocasiones quiere aparentar; y me parece que el tiempo me da la razón. Unió no da signos de ser independentista; pero cada vez entiendo menos que puedan formar coalición un partido independentista y uno que no lo es. Como decía antes hay temas que tienen tanta transcendencia que es imposible transigir sobre ellos.
Y finalmente el PSC. Estaba muy interesado en escuchar lo que decía el PSC sobre este tema. El martes leí un muy interesante artículo de Ferrán Pedret en el que señalaba que el PSC ni había sido independentista ni lo era ahora. La intervención de Tura (extraordinaria como discurso: medido, bien construido, con las ideas claras y el sentimiento en su justo término) no fue, sin embargo, en ese sentido. Se opuso a la propuesta de Solidaritat Catalana, pero más por razones de forma que de fondo. Mantuvo que no tenían temor a la independencia, planteó que era necesario buscar el encaje en España y que Catalunya debía ver satisfechas sus necesidades de autogobierno, aunque siempre en el marco legal vigente ("leyes cambian leyes" repitió en varias ocasiones). Esto es, la forma no es la correcta; pero no es descartable que el fondo lo sea. La verdad es que es un discurso próximo al independentismo, ya que no plantea como un prius irrenunciable, como un axioma, la permanencia de Catalunya en España; y la independencia a término o si se dan determinadas condiciones es también independencia.
En el fondo, tal como dije hace unos meses, el PSC se encuentra ahora en una situación parecida a la que ocupaba CiU hace diez años, y ésta última en una semejante a la que tenía ERC en aquella época; esto es, el PSC está a un paso de optar por la vía de la independencia. Ayer Montserrat Tura lo confirmó, pues en ningún momento dio un solo argumento a favor del mantenimiento de la unidad del Estado y sí, en cambio, hizo abundantes referencias al deseo de autogobierno de Cataluña y a la lucha histórica de esta Nación por sus derechos. En el fondo -interpreto- se está lanzando el mensaje de que o se producen cambios en la estructura del Estado o Catalunya se va; este me parece interpretar que es el discurso del PSC. En cualquier caso no es el discurso de que el proyecto común entre Catalunya y el resto de España es absolutamente irrenunciable y hemos de trabajar dentro de ese marco para conseguir los avances o mejoras que sean necesarios.
A mi me parece bien, desde luego; no estoy de acuerdo pero me parece bien; lo que no me parece tan bien es que este proyecto, que es de ruptura condicionada o a plazos se aproveche de muchos miles de votos de personas que piensan que cuando depositan una papeleta en favor del PSC piensan que están "votando a Felipe". Que en los mítines del PSC para las generales se diga en castellano lo que Tura dijo ayer en catalán. Me gustaría ver la reacción si en el mitin del Sant Jordi Zapatero concluye su discurso diciendo "...porque no tenemos miedo a la independencia de Cataluña".
Claridad, la claridad es necesaria en este tema porque no estamos hablando de cosas sin importancia (aunque algunos parecen pensar que la independencia es una especie de trámite intranscendente).
En contra de la independencia solo se posicionaron claramente el PP (con un discurso patético, más por la forma que por el fondo) y Ciutdadans. No sé si este desequilibrio entre partidarios de la independencia y partidarios de la unidad que se vio ayer en el Parlamento responde a lo que es la sociedad catalana; quizás no; pero me atrevo a profetizar de que sí que responde a lo que será... y me parece que estas no son buenas noticias para casi nadie.
6 comentarios:
Pienso que en el PSC hay mucha gente que apusta no por la ruptura condicionada, sino por la unidad condicionada. Siendo esto así, no veo mayor incoherencia y, si la hay, no creo equivocarme afirmando que la mayor parte de la población catalana es incoherente (lo que no me sorprende para nada, primero porque esta es una sociedad algo esquizofrénica, o si prefieres ambivalente, y segundo porque porque la incoherencia, si se convierte en ductilidad y adaptabilidad, no sienmpre es mala).
Por otra parte, no hay nada sacrosanto ni la unidad, ni la separación, y estar abierto a una o a la otra, con condiciones debatidas, razonadas y razonables, me parece que está en el código histórico/genético catalán, desde la segunda mitad del s. XIX.
Otra cosa, no comparto lo del "Sant Jordi Zapatero" ... on anirem a parar!!!
Tu amigo, Albert
Ja, ja. Sí, me di cuenta de lo de Sant Jordi Zapatero cuando ya estaba publicado, pero me gustó el efecto y lo dejé. Ya veo que llama la atención.
Unidad condicionada y ruptura condicionada son lo mismo, en ambos casos se parte de que es posible plantear la separación, que ésta es un elemento más en el juego político, y esta aceptación es lo que diferencia al independentista (actual o potencial) del que no lo es. Probablemente muchos catalanes son "unionista condicionales", y es por eso por lo que creo que a no tardar mucho la independencia será mayoritaria en este país. No es un problema de incoherencia o de esquizofrenia, sino más bien de asumir lo que se piensa realmente.
Un placer tenerte por aquí, amigo.
Rafa no acabo de entender lo último que dices, donde planteas la duda de que las opiniones de los parlamentarios sobre la independencia se corresponda con la sociedad catalana. Hasta aquí, bien. Pero luego dices que si no es así ahora, lo será dentro de poco, lo cual no es bueno para nadie. Si lo que piensas es que dentro de un tiempo la mayor parte de la sociedad catalana querrá la independencia, para quién no será buena la misma?
Me ha parecido muy buena entrada. Sigo pensando, ya lo hemos hablado mucho, que ves al PSC con unos ojos especiales, que y que la mayoría de los del PSC y de los que no lo son, no piensan ni por asomo como tú (tengo un par de compañeros que se reirían solo de nombrarles la idea de que el PSC, rama inseparable del PSOE, pueda apostar por la independencia).
Un abrazo.
Hola Alex, empezando por el final: una cosa es lo que quiera aparentar el PSC y otra lo que haga. "Por sus obras les conoceréis",dice el Señor. Aquí lo que juzgo es la intervención de Monsterrat Tura en el debate del otro día, y cualquiera que escuche dicha intervención opinará -creo- cosas bastante parecidas a las mías. Y, que quieres que te diga, creo que es más representativa de la posición del PSC en este punto la de la designadad por el Grupo Parlamentario para intervenir que la de una docena de militantes de base. Otra cosa es la coherencia. Desde luego si yo fuera miembro de la Ejecutiva del PSOE al día siguiente de tal debate estaría pidiendo el fin del pacto con el PSC y me empezaría a preparar para que el PSOE se presentara en Cataluña. Para mi esto sería lo coherente, pero todos sabemos que no pasará.
Y lo de que será malo para todos es porque creo que la independencia de Catalunya no es buena cosa, ni para el resto de españoles ni para los catalanes. Después de la independencia no veo un horizonte mejor que el que tenemos ahora, sino peor; por eso creo que son mala noticias.
Eso creo, no habrá manera de saberlo hasta que no pase (si es que pasa), ya que hay a porrones estudios de economistas con buenas posiciones en buenas universidades catalanas que afirman que más que viable, es favorable para cataluña la independencia. Por el tema de como quedaría nuestra relación con el resto del estado... que quieres que te diga. Una vez oí por internet a un psiquiátra que decía que nos entenderíamos mucho mejor separados, ya que entonces ni España tendría sentimiento de deslealtad por parte de Cataluña, ni Cataluña de intrusión por parte de España. Una relación de igual a igual quizá sea favorable...
El problema Álex es que un tema como este tiene que estar estudiado con antelación. La secesión de Cataluña sería, en términos geoestratégicos el acontecimiento más importante para España (incluida Cataluña) en los últimos doscientos años al menos. Desde la perspectiva europea supondría un acontecimiento de importancia semejante a la reunificación alemana y más importante que la disgregación de Yugoslavia. Si ante un tema así nos conformamos con esperar a ver qué sucede cuando suceda mal vamos.
En cuanto a los estudios de los economistas que planteas: Evidentemente Cataluña es viable económicamente, tiene el tamaño suficiente para ser sin problemas un "gran pequeño Estado". El problema no es económico, sino políticos, porque, por mucho que se diga que esto no es así, lo cierto es que Cataluña dejaría de ser miembro de la UE y de la Unión Económica y Monetaria si se separase de España sin acuerdo con ésta; eso ya sin contar con que ante una hipotética declaración de independencia es muy probable que más de un municipio catalán declarase su voluntad de seguir siendo parte de España, con las complicaciones que tal cosa traería.
Incluso contando con que todo fuera sobre ruedas el futuro sería el de un país que no contaría para nada en las decisiones que se toman a nivel internacional y que, por tanto, estaría siempre condicionado por lo que otros decidieran. Actualmente la política se juega en los foros internacionales, donde España tiene un cierto peso; y estar excluido de ellos es siempre un riesgo.
Creo que todas estas cuestiones no se ponderan suficientemente cuando se habla de independencia. Todo se quiere presentar como una fiesta inocua que acabará con nosotros, Cataluña, como uno de los motores de la UE. La realidad no será esa o, al menos, puede no ser esa; y los riesgos son muy, pero que muy altos. Abrazos.
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