Los argumentos que se están utilizando para orientar la futura sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto de Autonomía de Cataluña son cada vez más sorprendentes. Hace un par de días me ocupaba de aquél que mantiene que el TC debe tener en cuenta en su interpretación que el Estatuto fue aprobado por el pueblo catalán; como si tal aprobación pudiera añadir o quitar algo a la compatibilidad (o no) del Estatuto con la Constitución de 1978, único extremo del que se puede ocupar el TC.
Lo que más me sorprende es que los que están hablando estos días sobre la necesidad de que el TC respete el Estatuto no mantienen que éste sea compatible con la Constitución. De hecho, de algunas de las cosas que se dicen más bien se desprende que se reconoce que es incompatible; pero que existen razones políticas para que, pese a ello, el TC mantenga su constitucionalidad. Lo último que he leído en esta línea es el artículo de Francesc Vallès en El País del día 27 de noviembre. En este artículo se sostiene que el Estatut supone un nuevo pacto constitucional, y que esta circunstancia debe ser tenida en cuenta por el TC. Copio el fragmento que me interesa para que nadie piense que hago decir al autor lo que no dice:
"Significa [el Estatuto catalán y todos los Estatutos que se han reformado recientemente] la plasmación de una voluntad mayoritaria de reescribir las bases de nuestra arquitectura institucional. Es una voluntad cuasi-constituyente. Es un pacto originario de derecho. Un nuevo pacto constituyente que el TC no puede ni debe ignorar"
Ahora es cuando ya no entiendo nada. Hasta ahora había pensado que PSC (partido del que es diputado el Dr. Vallès) mantenía que el Estatut era constitucional, que no suponía -como sostiene el PP- una modificación encubierta de la Constitución. Y ahora, justamente cuando parece faltar poco para la sentencia y toda la sociedad se está movilizando, ahora nos enteramos de que nos has estado engañando, que en realidad el Estatuto sí que supone un nuevo pacto constitucional.
Y, claro, si el Estatuto es un nuevo pacto constituyente es claro que es inconstitucional. La Constitución prevé su modificación, nada impide que se cambie y, de hecho ya ha sido modificada, al menos en una ocasión (seguro que los constitucionalistas como el Dr. Vallès lo saben con más precisión que yo). Ahora bien, para proceder a la reforma de la Constitución hay que utilizar el procedimiento previsto en la misma. De acuerdo con dicho procedimiento todo es posible; desde convertir España en República hasta la sustitución del actual régimen parlamentario por un sistema presidencialista o una teocracia. La Constitución no impone ningún límite material a su reforma; pero sí establece unos determinados cauces para proceder a la misma. Y, desde luego, el Estatuto de autonomía de Cataluña no ha sido tramitado como una reforma constitucional por lo que, si el Dr. Vallès está en lo cierto y es un nuevo pacto constituyente es claro que debería ser declarado inconstitucional. Es tan obvio que causa casi reparo hacerlo explícito.
Ahora bien, lo anterior no quiere decir que no sea posible un cambio de la Constitución que no se ajuste a los mecanismos previstos en la misma. Tal cosa es posible, desde luego; pero en ese caso nos encontraríamos ante un cambio no ajustado a la legalidad vigente. De hecho se habría sustituido el sistema vigente por uno nuevo, utilizando para ello no los mecanismos que rigen actualmente nuestra convivencia, sino la vía fáctica. Técnicamente nos encontraríamos ante una revolución, tal como adelantaba hace dos días. Mantener que el Estatuto supone un nuevo pacto constituyente y, a la vez, pedir que el TC no lo declare inconstitucional es tanto como pedir al Tribunal Constitucional que se una a la revolución, que sea cómplice de la misma (o partícipe, según se mire). Hace tan sólo unos meses la defensa del Estatuto se basaba en su constitucionalidad, hoy el planteamiento de que el Estatut ha de estar por encima de la (todavía) vigente Constitución porque de otra forma... de otra forma ¿qué pasaría?
Lo que más me sorprende es que los que están hablando estos días sobre la necesidad de que el TC respete el Estatuto no mantienen que éste sea compatible con la Constitución. De hecho, de algunas de las cosas que se dicen más bien se desprende que se reconoce que es incompatible; pero que existen razones políticas para que, pese a ello, el TC mantenga su constitucionalidad. Lo último que he leído en esta línea es el artículo de Francesc Vallès en El País del día 27 de noviembre. En este artículo se sostiene que el Estatut supone un nuevo pacto constitucional, y que esta circunstancia debe ser tenida en cuenta por el TC. Copio el fragmento que me interesa para que nadie piense que hago decir al autor lo que no dice:
"Significa [el Estatuto catalán y todos los Estatutos que se han reformado recientemente] la plasmación de una voluntad mayoritaria de reescribir las bases de nuestra arquitectura institucional. Es una voluntad cuasi-constituyente. Es un pacto originario de derecho. Un nuevo pacto constituyente que el TC no puede ni debe ignorar"
Ahora es cuando ya no entiendo nada. Hasta ahora había pensado que PSC (partido del que es diputado el Dr. Vallès) mantenía que el Estatut era constitucional, que no suponía -como sostiene el PP- una modificación encubierta de la Constitución. Y ahora, justamente cuando parece faltar poco para la sentencia y toda la sociedad se está movilizando, ahora nos enteramos de que nos has estado engañando, que en realidad el Estatuto sí que supone un nuevo pacto constitucional.
Y, claro, si el Estatuto es un nuevo pacto constituyente es claro que es inconstitucional. La Constitución prevé su modificación, nada impide que se cambie y, de hecho ya ha sido modificada, al menos en una ocasión (seguro que los constitucionalistas como el Dr. Vallès lo saben con más precisión que yo). Ahora bien, para proceder a la reforma de la Constitución hay que utilizar el procedimiento previsto en la misma. De acuerdo con dicho procedimiento todo es posible; desde convertir España en República hasta la sustitución del actual régimen parlamentario por un sistema presidencialista o una teocracia. La Constitución no impone ningún límite material a su reforma; pero sí establece unos determinados cauces para proceder a la misma. Y, desde luego, el Estatuto de autonomía de Cataluña no ha sido tramitado como una reforma constitucional por lo que, si el Dr. Vallès está en lo cierto y es un nuevo pacto constituyente es claro que debería ser declarado inconstitucional. Es tan obvio que causa casi reparo hacerlo explícito.
Ahora bien, lo anterior no quiere decir que no sea posible un cambio de la Constitución que no se ajuste a los mecanismos previstos en la misma. Tal cosa es posible, desde luego; pero en ese caso nos encontraríamos ante un cambio no ajustado a la legalidad vigente. De hecho se habría sustituido el sistema vigente por uno nuevo, utilizando para ello no los mecanismos que rigen actualmente nuestra convivencia, sino la vía fáctica. Técnicamente nos encontraríamos ante una revolución, tal como adelantaba hace dos días. Mantener que el Estatuto supone un nuevo pacto constituyente y, a la vez, pedir que el TC no lo declare inconstitucional es tanto como pedir al Tribunal Constitucional que se una a la revolución, que sea cómplice de la misma (o partícipe, según se mire). Hace tan sólo unos meses la defensa del Estatuto se basaba en su constitucionalidad, hoy el planteamiento de que el Estatut ha de estar por encima de la (todavía) vigente Constitución porque de otra forma... de otra forma ¿qué pasaría?
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