sábado, 1 de octubre de 2011

El árbol de la vida



Ayer vi "El árbol de la vida", de Terrence Malick y salí del cine con ganas de llorar; de llorar de pena al ver de qué forma tan estúpida se había malogrado la que podía haber sido una muy buen película.
Si no fuera porque se trata de Malick, a la media hora de proyección estaría pensando que me habían tomado el pelo, que había una cámara oculta o que el distribuidor de la película se había vuelto borracho y hacía pasar por película de ficción lo que no era más que un documental, ingenuo y pretencioso, sobre el origen de la vida; un documental que recorre unos cuantos miles de millones de años en unos minutos y acaba en el momento de la extinción de los dinosaurios; un documental que no es que esté mal; pero que ganaría si se quitara la música grandilocuente que le acompaña y se sustituyera por una voz en off que fuera explicando lo que se ve ("aquí podemos ver cómo se forman los primeros seres con ADN, obsérvese el antecedente de la conocida doble hélice"; "vean ahora cómo este avance supone una rápida proliferación de la vida por todo el planeta, no sólo en los océanos sino también en la tierra firme", etc.). Como digo, hubiera ganado el documental, aunque seguiría siendo un documental, no una película.
La película comienza a la media hora (más o menos, no miré el reloj para ir comprobando los tiempos); y es una muy buena película. La historia de una familia de clase media americana en los años cincuenta del siglo XX. El padre, la madre, tres hijos a los que se ve nacer y que durante la mayor parte de la historia tienen entre ocho y catorce años aproximadamente. Una historia bien contada a partir no de los grandes acontecimientos, sino de los sucesos ordinarios de la vida y que transmite a través de escenas cotidianas las grandes tensiones, los grandes dramas que en las familias son trasunto de conflictos universales: la autoridad del padre, la relación de éste con la madre; la forma en que los hijos toman a ambos como modelos; el cariño hacia los hijos y, a la vez, la violencia sobre éstos; las tensiones entre los hermanos (en parte por competir en la búsqueda del cariño de los padres); el descubrimiento de la sexualidad... Un buen puñado de humanidad bien presentado y en el justo término entre la historia concreta y los principios universales que representa. Muy buena y con momentos memorables en su aparente sencillez.
Y cuando llevas ya hora y media disfrutando de la película de verdad y ya casi no te acuerdas de las explosiones solares, las amebas y los meteoritos del comienzo; cuando crees que pese a todo te vas a quedar con un buen sabor de boca... ¡pumba! otro cuarto de hora (más o menos) de imágenes pretendidamente transcendentes y en realidad bastante ingenuas (una puerta en un espacio abierto, playas, terrenos rocosos...; todo de un simbolismo bastante básico, vaya); bonitas, pero carentes de la profundidad del mejor Malick, el de "La delgada línea roja" o "Días de cielo". Un cuarto de hora en el que, además, campa a sus anchas un Sean Penn que claramente no sabe qué es lo que se espera de él (y seguramente no es suya la culpa). Si, aún confundido por el buen recuerdo que deja la parte nuclear de la película, uno duda sobre si otorgar más valor a esas imágenes del final que el que aparentemente tienen; una patética repetición de un plano con girasoles que se retoma del comienzo de la película y el tópico plano final acaban por confirmar que en esta película Malick no ha acertado. Es una pena, porque, como digo, elementos hay de una buena película; pero para haberla conseguido hubiera sido preciso renunciar a todo el simbolismo fácil, que no hace más que estorbar, y concentrarse en esa historia de familia que tanto juego da. Ahí hay una película; el resultado final es, sin embargo, un tedioso, largo y pretencioso documental en el que hay que poner mucha voluntad para disfrutar del buen cine que en él se esconde.

3 comentarios:

malena dijo...

Vaya que relatas bien tu experiencia y el chasco que te llevaste con el documental... aprecio tu punto de vista.

Saludos.

malena dijo...

Vaya que relatas bien tu experiencia y el chasco que te llevaste con el documental... aprecio tu punto de vista.

Saludos.

Rafael Arenas García dijo...

Gracias Malena. Si ves la película no dejes de contar lo que te parece. Saludos.