Andamos todos como locos con lo de la crisis para arriba y para abajo, y no es para menos, está claro. No voy a ser menos que la mayoría y también diré que la cosas está muy mal, que no se le acaba de ver solución y que entre unos y otros van a acabar con nosotros. Son muchos los problemas que nos acucian, pero para mi el fundamental es lo bajo de los salarios, tal como ya dije aquí en varias ocasiones. De que los salarios sean bajos se deriva una escasa capacidad de consumo, problemas para el fisco (que donde tiene más fácil recaudar es de las rentas del trabajo) y potenciales problemas para la Seguridad Social, ya que las cotizaciones también están en función del salario. La claridad del problema hace que me sorprenda que no sea presentado como lo que es: la debilidad estructural más importante de la economía española y, por el contrario, se insista en medidas que conducen a una disminución acentuada de los salarios.
Ciertamente, cuando el problema parece preocupar poco a quienes nos gobiernan resulta ilusorio pedirles soluciones para ello; soluciones que, si quieren ser estructurales, han de implicar un cambio significativo del modelo productivo, lo que lleva, a su vez, a profundizar en las inversiones en sectores como la educación, universidades e investigación, yendo mucho más allá de las operaciones de maquillaje que hemos vivido en los últimos años.
Ahora bien, incluso sin llegar a esos cambios estructurales se podría hacer alguna cosa que pudiera tener incidencia en este problema. Se me ocurría así, sin contrastarlo ni meditarlo (y de ahí el título de la entrada) que quizás pudiera utilizarse el Impuesto de Sociedades a este fin. La idea sería tan sencilla como ajustar el tipo del impuesto a los salarios de los trabajadores de las empresas de la sociedad. Así, si la mayoría de los trabajadores de una sociedad tienen un sueldo que no llega a los mil euros podríamos fijar un tipo del Impuesto de Sociedades del 40% (por ejemplo); si el salario de la mayoría de los trabajadores (no la media, que con la media es muy fácil compensar sueldos paupérrimos con remuneraciones de escándalo para los directivos) se sitúa entre los mil y los mil quinientos euros mensuales el tipo bajaría al 35%, si ese salario se ubica en la franja de los mil quinientos a los dos mil euros el tipo bajaría al 25%, si está entre los dos mi y dos mil quinientos euros el tipo sería del 20%, si se coloca entre los dos mil quinientos euros y los tres mil el tipo bajaría al 10% y, atención, si supera los tres mil euros el tipo sería del 0%, no habría Impuesto de Sociedades.
La idea que se pretendería transmitir es que se potenciaría a aquellas empresas que realizan un esfuerzo de distribución equitativa de salarios y que, además, crean valor añadido, aquellas empresas que operan en sectores en los que se genera más riqueza. ¿Disminuiría la recaudación? No creo, ya que cuanto más ganen los trabajadores más será lo que paguen por IRPF. La justicia de la medida estaría en que aquellas empresas que pagan mal a sus trabajadores verán gravados sus beneficios como "compensación" (las comillas son extraordinariamente necesarias) a su ineficiencia en generar salarios lo suficientemente altos. La pregunta sería ¿es justo que tenga beneficios una empresa que no puede pagar a sus trabajadores ni siquiera mil euros al mes? ¿podemos equilibrar esta injusticia haciendo pagar un impuesto mayor sobre estos beneficios?
Ya digo que es una idea de bombero y, seguramente, impracticable; pero se trata también de un grito desesperado que nace de ver cómo estamos tirando nuestra economía, nuestra sociedad y nuestro país a la basura sin que nadie ofrezca ni una sola idea, ni un solo hálito de esperanza.
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