(¡¡ATENCIÓN!!! La convocatoria no es a las 18:30, sino a las 19:30)
La semana pasada escribía sobre la situación de la educación en Cataluña a raíz del caso de Castelldefels. Explicaba cómo el sistema de inmersión había sido declarado ilegal, habiendo establecido los tribunales que al menos un 25% de las clases deberían impartirse en castellano. Explicaba también que la Generalitat no ha acatado estas decisiones judiciales y el Gobierno español tampoco ha hecho nada para reconducir la situación a la legalidad. Como resultado son las familias las que han tenido que asumir sobre sus espaldas el restablecimiento del Estado de Derecho en una materia tan sensible como es ésta. Son las familias, una a una, las que han de solicitar a la Generalitat el cumplimiento de la ley y, dado que ante esta petición la Generalitat da la callada por respuesta, acudir a los tribunales con el fin de que sea una decisión judicial la que imponga ese cumplimiento de la ley. Inaudito, pero es lo que hay y lo que habrá mientras no cambie el gobierno de la Generalitat o el gobierno de España.
En un colegio de Castelldefels un grupo inicial de 90 familias pidieron que se incrementaran las horas de castellano en la escuela. Pedían lo que por ley era obligado, tal como acabamos de ver. Ante la negativa de la escuela no tuvieron más remedio que plantear acciones judiciales. Evidentemente, ya un número menor de familias. Esta es la forma de actuar de la Generalitat: se ponen obstáculos a quien solicita el cumplimiento de la ley esperando que se desanimen y, así, al final puedan repetir aquello de que son solamente un puñado de familias las que discrepan del modelo de inmersión.
La cosa, sin embargo, no acaba ahí. En los casos en los que se solicita el cumplimiento de la ley se activa un "protocolo de acoso" sobre las familias que incluye diversas fases. Este jueves, en el Ayuntamiento de Castelldefels, asistiremos a una de las fases de este acoso: la aprobación de mociones de apoyo a la comunidad educativa. Aquí está el texto de la moción que se votará mañana en el ayuntamiento de Castelldefels:
No falta la tópica referencia a que el modelo de inmersión es un éxito y a que garantiza la igualdad de oportunidades. Falsedades que han estado ya suficientemente desmentidas y en las que aquí no voy a entrar (me remito a esta otra entrada).
Y no entro porque aquí ya no estamos hablando de la inmersión desde una perspectiva pedagógica; sino de los derechos de las familias. Estamos hablando de que hay un modelo educativo legal y uno ilegal, y que quienes han tenido que acudir a los tribunales para conseguir que se declare el derecho de que sus hijos reciban la educación en el modelo legal ahora se ven sometidos a la presión política de quienes utilizan la escuela como herramienta nacionalista.
Hablemos claro: se acusa a quienes solicitan que se aplique el modelo educativo legal de politizar la enseñanza; pero aquí los únicos que politizan son quienes:
1) Establecen un modelo de enseñanza que solamente se explica y justifica desde la perspectiva nacionalista. Ninguna razón pedagógica apoya un modelo que excluye completamente como lengua vehicular la materna de más de la mitad de la población. No pasa en ningún país de Europa. Y fuera de Europa el único ejemplo que se encuentra es Groenlandia.
2) Se niegan por razones políticas a hacer lo natural en un Estado de Derecho: una vez que los tribunales han establecido algo ajustar su comportamiento a lo establecido en los tribunales.
3) Cuando las familias, desamparadas tanto por la Generalitat como por el Gobierno español, acuden individualmente a los tribunales para solicitar el cumplimiento de la ley las someten a un protocolo de acoso que incluye la aprobación de mociones como ésta que aquí recojo.
Fijémonos que la moción dice que supone un apoyo a la comunidad educativa. ¿No forman parte de la comunidad educativa las familias que han conseguido que se imparta un 25% de la educación en castellano?
Es una vergüenza y que el PSC apoye este esperpento es más que lamentable. Como digo, desde una perspectiva nacionalista la inmersión es perfectamente entendible. Se trata de construir una nación sobre la base de la lengua y para ello se necesita la expulsión del castellano, que es el fin último de la política nacionalista de la que la inmersión es un elemento más. En este entramado ¿qué pinta el PSC?
Por todo lo anterior, es conveniente que volvamos a dar nuestro apoyo a las familias y rechacemos la politización de la educación de nuestros hijos que practican quienes la ven tan solo como un instrumento nacionalizador, como un elemento más en el proceso de catalanización de la sociedad (vean el segundo 52 del vídeo que incluye esta noticia).
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