sábado, 13 de octubre de 2007

Transporte público


No es en absoluto original quejarse del mal estado del transporte público en el área metropolitana de Barcelona. Yo mismo lo hago constantemente desde hace más de diez años. Y no porque los trenes vayan con retraso o existan averías, que es lo que está sucediendo últimamente, sino porque la propia infraestructura es absolutamente insuficiente para la magnitud de un centro como es Barcelona y su entorno. Aquí sí que soy original porque mi planteamiento es que hay que ir mucho más allá de solventar las ineficiencias actuales y ampliar aquí o allí alguna línea de metro o de cercanías. Mi planteamiento es que hay que diseñar un transporte público para el área metropolitana que sea una alternativa real al automóvil. Este planteamiento está muy alejado de los discursos oficiales. El otro día lo pude comprobar cuando en el Suplemento de El País con motivo del aniversario de la edición para Cataluña de ese periódico se indicaba que el futuro sería que hacia el año 2030 la red de cercanías funcionase como un metro del área metropolitana. ¡Dios mío! ¡En el 2030! ¡Pero si para el 2030 yo ya estaré casi jubilado! Además, ¿qué entenderán por un metro del área metropolitana? ¿algo así como lo que son hoy los Ferrocarriles de la Generalitat? No, yo no quiero algo que funcione "como un metro del área metropolitana". Quiero "un metro del área metropolitana"; porque sólo este tipo de transporte permitiría que dejáramos los coches en casa. Hasta que esto no suceda, las llamadas de los políticos, la Administración y los grupos ecologistas a la utilización del transporte público no serán más que brindis al sol. Hasta entonces la culpabilización al ciudadano por no utilizar el transporte público no será más que un ejercicio de hipocresía.
Y es que la gente no es tonta. Si el transporte público fuera eficaz ¡vaya si lo cogeríamos! Lo que sucede es que, actualmente, ocupa más tiempo realizar un desplazamiento en transporte público entre dos puntos del área metropolitana, uno de los cuales no sea Barcelona, que utilizar el automóvil o la moto. Pondré un ejemplo que padecí el 11 de octubre.
Tenía que desplazarme desde Granollers hasta la UAB, en Bellaterra. A las 8:30 inicie mi viaje. No llegué a la UAB hasta las 10:20, incluyendo aquí el desplazamiento a pie hasta la estación de Granollers y la conexión, también a pie, entre la estación de cercanías del Paseo de Gracia y la de los Ferrocarriles de la Generalitat de la calle Provenza. Es cierto que podía haberme equivocado y no haber optado por la mejor combinación. Es por eso que antes de escribir esto consulté lo que me proponía la web de Cercanías. Introduje los datos de mi recorrido y el resultado es que podría estar en la Estación de la UAB a las 9:59. Como la estación de la RENFE me queda bastante más lejos de mi destino final en la UAB que la de los Ferrocarriles de la Generalitat, no encontré ventaja significativa entre la opción que me proponía la web de RENFE y la que yo había tomado. Algo más de hora y media para un desplazamiento que en línea recta no son más de veinte kilómetros.
El mismo 11 de octubre por la tarde hice el desplazamiento entre Granollers y la UAB en automóvil. Salí de Granollers a las 16:25 y llegué a la UAB a las 16:45.
¿Alguien en su sano juicio optará por el transporte público en estas condiciones?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola. Gracias por el comentario. He estado ojeando tu blog y también te he puesto como enlace en el mío. Tienes artículos muy interesantes sobre educación, política o sobre el lenguaje mismo. No me interesa el mundo del deporte, pero sé valorar cuando algo está bien escrito, supongo que eres periodista. En fin, enhorabuena por el blog. Un saludo.