sábado, 31 de agosto de 2013

De niños y esteladas

Esta mañana he estado en el FNAC.
En la mayoría de las ocasiones en las que entro en una librería la sección infantil es visita obligada. Hoy he dedicado unos cuantos minutos a hojear los libros que por allí había. Encontré tres dedicados a "la Diada", el 11 de septiembre, la fiesta nacional catalana. No pude resistir la tentación de comprarlos y ahora los tengo a mi lado mientras escribo esto.



El primero de ellos se titula "L'Auca de la Diada" y es de la editorial Barcanova. Es un libro destinado a niños pequeños, de los que tienen muchos dibujos y mezclan la letra ligada y la letra de palo. Su tema es cómo pasa una familia el día 11 de septiembre. Entre otras cosas explica que "revolotean señeras y esteladas [la bandera independentista] en balcones, ventanas y casas". Al lado un dibujo en el que se aprecian un montón de señeras en las ventanas de un edificio que está coronado por la estelada. Más adelante, en otro dibujo se puede ver una tienda llena de camisetas con diferentes tipos de esteladas. En la página siguiente se puede leer: "Para endulzar la Diada, un pastel con la estelada" y acaba con un dibujo de una manifestación en el que se pueden ver varias esteladas.
El segundo, de la editorial "Estrella Polar" se titula "La meva primera Diada". Se trata de un libro también con dibujos, destinado a niños de seis o siete años. Dos hermanos, Marc y Júlia pasan la Diada con sus abuelos, lo que dará ocasión a que éstos les expliquen la historia del 1714. El abuelo relata entonces la guerra de Sucesión (a su manera, claro). Dice que a la muerte del Rey surgieron dos pretendientes al trono. Felipe, que quería que los catalanes "dejaran de ser como eran" y Carlos, a quien le parecía muy bien "que els catalans féssim la nostra". Continúa diciendo que después de pensárselo los catalanes eligieron como rey a Carlos, lo que provocó que los partidarios del Rey Felipe declararan la guerra a los catalanes. Los catalanes entonces levantan un ejército al que se apuntaron los más valientes de cada pueblo que, sin embargo, no puede impedir la derrota de los catalanes.
El tercero de los libros se titula "L'onze de setembre", de la editorial Cruïlla y, tal como se indica en la contraportada, va dirigido a niños a partir de dos años (aunque por el estilo diría que no es susceptible de atraer a niños de dos años, sino más bien de cinco, seis o siete). Al comienzo y al final pueden verse grandes fotos de manifestaciones con abundantes esteladas. La historia es la de unos niños que se van de colonias, aprovechando la monitora para explicarles quién era Rafael de Casanova y los hechos de 1714 que justifican que se celebre "La Diada". En la segunda parte se ven los preparativos y el desarrollo de la Fiesta. Los niños compran una estelada y después de la visita al Fossar de les Moreres y de la comida familiar todos acuden a la manifestación, lo que es ilustrado con una foto en la que aparecen también esteladas de distintos tipos.

Como puede apreciarse se trata de libros claramente orientados a que los niños asuman con naturalidad el independentismo, presentándolo como una opción sobre la que existe un consenso social y justificada en una presentación de la historia llena de tergiversaciones. Así, sin ánimo de exhaustividad: la derogación de las constituciones catalanas no fue la causa, sino la consecuencia de la Guerra de Sucesión, en 1701 Felipe IV juró respetar las leyes catalanes. Los catalanes no decidieron seguir a Carlos "después de pensárselo mucho". En un primer momento juraron lealtad a Felipe y fue tras una revuelta en la que los partidarios del archiduque Carlos acabaron bombardeando Barcelona (en poder de los partidarios de Felipe), cuando las instituciones catalanes dieron su lealtad a Carlos de Austria. La última etapa del conflicto no fue una guerra declarada contra los catalanes, sino una nueva revuelta que tuvo su eje en Barcelona y que prácticamente no encontró apoyos en el resto del país donde, por cierto, muchos catalanes eran partidarios de Felipe (la Guerra de Sucesión también fue una guerra civil catalana), etc.

Pese a la clara voluntad de adoctrinamiento y a las tergiversaciones en las que incurren estos libros creo, sin embargo, que ha de valorarse positivamente su publicación. Algunos quizás digan que se trata de obras que al defender una opción ilegal y contraria al ordenamiento vigente deberían ser consideradas con prevención, pero yo no soy de esa opinión. Creo que la libertad de opinión y de expresión ha de estar por encima de todo (o de casi todo) y que en una sociedad libre han de convivir todas las ideas y todos los planteamientos. No estamos hablando de libros de texto ni de materiales que se usan en las escuelas (espero, volveré sobre ello enseguida), sino de publicaciones que los padres adquirirán y habrán de ser los padres (o tíos o abuelos o hermanos mayores) quienes se la lean a los niños, y yo soy muy respetuoso con lo que cada padre quiera enseñar a sus hijos.
Cuestión distinta sería, como adelantaba, que materiales como estos fueran utilizados en las escuelas. Por ciertas noticias que me llegan podría llegar a dudar sobre tal utilización. Así, en algunas escuelas públicas ondea la bandera independentista, lo que es, como mínimo, sorprendente; y me han llegado noticias de la utilización en fiestas escolares de camisetas con la estelada. Dada la gravedad de la acusación prefiero, sin embargo, asumir que de momento las escuelas catalanas siguen intentando ofrecer una educación objetiva, basada en los valores que compartimos todos y no en opciones políticas concretas que distan bastante de haber alcanzado el consenso social. En caso contrario, en el supuesto de que las escuelas se utilizaran como instrumento de adoctrinamiento, deberían emplearse los mecanismos políticos y jurídicos existentes con el fin de corregir una desviación como esa. No es lo mismo lo que puedan enseñar los padres en sus casas que lo que ha de transmitir la educación pública (o, incluso, cualquier educación, sea pública o privada; pero esto daría lugar a un debate más amplio).
Finalmente, creo que sería conveniente saber si se ha utilizado directa o indirectamente dinero público para sufragar la edición de los libros que comento. Sería, desde luego, lamentable si tal cosa ha pasado pues rozaría el esperpento que dinero que es de todos vaya a potenciar determinadas opciones políticas que realizan una presentación distorsionada de la historia con el objeto de conseguir un resultado ilegal (ilegal al menos por ahora).
En fin, que he tenido una lectura amena esta mañana. Por cierto, viendo el nivel ¿recuperaremos para el 12 de octubre los cómics de "Roberto Alcázar, el intrépido aventurero español"?

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