Hace poco Esperanza Aguirre afirmaba que
lo más conveniente para España sería que las elecciones generales coincidieran
con las autonómicas catalanas, las que Mas ha anunciado que convocaría para el
27 de septiembre. Seguramente es cierto, lo más conveniente sería que se diera
esta coincidencia; ahora bien, es prácticamente imposible que suceda ya que si
Rajoy convoca las generales para esa fecha Mas retrasaría las elecciones
autonómicas.
Ahora bien ¿por qué Mas habría de impedir
la coincidencia de ambas elecciones? La respuesta es clara: tal coincidencia
podría conducir a un aumento de la participación. Es cierto que en las últimas autonómicas,
las de 2012, la participación en Cataluña fue superior incluso a la de las
generales de 2011; pero en el resto de convocatorias autonómicas esta
participación había sido sensiblemente inferior a la de las generales más
próximas en el tiempo. La coincidencia de autonómicas y generales el 27 de
septiembre haría probablemente aumentar la participación y es claro que Mas no
desea eso; o, para ser más exactos, no desea que aumente la participación allí
donde no se encuentra su electorado más fiel. Eso explica que haya optado para
las elecciones por un domingo que es final de puente en Barcelona y otras
ciudades del área metropolitana.
La ubicación de las elecciones en un
puente, y en uno además que afecta fundamentalmente a las zonas que son menos
propicias al convocante es una muestra clara de que se pretende evitar la
movilización del electorado no afecto al separatismo.
Sería bueno saber si Colau propondrá
desplazar la fiesta de la Mercè a fin de no dificultar la participación de los
ciudadanos en las elecciones del 27 de septiembre. Sería un buen test para
determinar si, como algunos comienzan a sospechar, Barcelona en Comú actúa como
una marca blanca más del separatismo.
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