Decir que estoy estupefacto es poco. Si vives en España y, más en concreto en Cataluña, la presión permanente que sientes por la presencia constante de la crisis es insoportable. Recortes y más recortes, y la amenaza constante de nuevos recortes. Permanentes llamadas a la austeridad y a la responsabilidad; medidas absolutamente excepcionales como es el recorte de la mitad de la paga extra de Navidad a un colectivo tan importante para la sociedad como son los profesionales sanitarios. Recorte que se anuncia a finales de septiembre sin que haya acuerdo ni nada que se le parezca con el sector. Una auténtica expropiación de varios cientos de euros a médicos, enfermeros y demás personal de la sanidad pública. Un atraco, vaya; justificado, de acuerdo con el Gobierno, por la situación excepcional que vivimos.
Y en medio de este panorama, junto a la noticia del mencionado atraco al personal sanitario, y del retraso en el pago a las residencias concertadas, leemos la noticia de que se va a dedicar un millón cuatrocientos mil euros al doblaje de películas en catalán. Va a aumentar, se dice, el número de espectadores de películas en catalán. Pero, ¿se dan cuenta de que no habrá quien vaya al cine? ¿Se dan cuenta de que cada vez hay más personas en paro, más personas que han perdido el subsidio y que caen rápida e inexorablemente en el pozo de la exclusión social? ¿Se dan cuenta de que mientras hablan de aumentar el número de espectadores en los cines gracias al dinero de todos hay personas que ven retrasados meses su operación, que disminuye el número de maestros, profesores de instituto y de universidad? ¿Se dan cuenta de que es inmoral dedicar dinero a una distracción que ya solamente está al alcance de una porción de la clase media (unos sesenta euros por familia para una tarde de cine tirando para abajo)?
¿Cómo se nos puede convencer de que estamos prácticamente en una economía de guerra, en una situación excepcional en la que se nos asusta con que los empleados públicos no cobrarán la nómina del próximo mes, con que los recortes en la sanidad y en la educación no han hecho más que empezar, o con la insostenibilidad del sistema público de pensiones y, a la vez, introducir ayudas millonarias para el cine o mantener las existentes a espectáculos reservados a una muy pequeña parte de la población como son ciertas programaciones de ópera? ¿Cómo se puede reducir el presupuesto de educación o las ayudas a las escuelas municipales de música y mantener la ayuda pública al Liceo (11 millones de euros por parte de la Generalitat de Catalunya en la temporada 2008/2009), que se recorta en un 15%, muy por debajo del recorte que se aplica a las escuelas de música (23%) y no sensiblemente superior a los recortes que se están aplicando en sectores mucho más transcendentales como puede ser la sanidad?
Hace unos meses ya indicaba que CiU era un partido tremendamente coherente. Lo malo es que su coherencia nos acabará hundiendo a todos.