Un ojo azul,
uno tan solo,
perdido su hermano,
reventado en la noche.
Noche de carreras y de gritos,
noche.
Se levantan los brazos en las calles
como hierba bajo el viento y la lluvia,
se levantan.
Se alzan del suelo
y desafían
la oscuridad.
Busca lo negro el azul
de un ojo hermoso
que en vientre obrero
el amor conformó.
Que en barrio obrero creció
y en tardes de primavera
de esperanza se llenó.
Ojo que leyó y estudió,
amó y guiñó.
Ojo que aprendió y luchó;
aquella noche
por última vez miró.
Del asfalto nacen las garras
que roban los ojos a las muchachas,
llenan de lágrimas los corazones.
De la ciudad surgen los gritos
que agrisan nuestras voces y las callan.
De los coches salen monstruos feroces
que rompen, pegan, engañan y matan.
La ciudad ha callado
y un ojo solo aguarda
que vuelva su hermano,
perdido en la oscuridad.
No, ojo hermoso,
tu hermano no volverá.
Tú solo has de mirar,
tú solo has de gritar,
tú solo has de acusar,
tú solo has de mirar;
tú solo nos has de guiar.
Tú solo, tú;
Tú serás fanal, tú serás altar,
tú serás signo y señal
tú serás quien ha de despertar
a tantos que duermen y consienten
a tantos que aún no saben
que tenemos que gritar
y que jamás, jamás
se ha de olvidar.
Esta entrada fue publicada en el blog "Impresiones Rimadas"; pero creo que tiene casi más acomodo aquí, en "El jardín de las hipótesis inconclusas", que allí
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